Venezuela

Relación EEUU-Venezuela: Definición militar

Un revelador editorial suscrito por el Comité Editorial del The New York Times (NYT), el 11 de septiembre del 2018, aclaraba incluso resolvía incógnitas de la política exterior norteamericana hacia el gobierno de Nicolás Maduro; para el momento desmentía ciertas posiciones que se daban por hecho particularmente la hipótesis de la intervención militar estadounidense o propiciar un golpe de estado en Venezuela se descartaban.

Publicidad
Texto: Luis E. Fidhel Gonzáles / Fotografía: Archivo

1) Escepticismo sobre una solución militar 2017-2018.

Establecía The NYT que el gobierno del presidente Donald Trump optaría por no apoyar a líderes rebeldes particularmente militares que buscaran destituir al presidente Nicolás Maduro por falta de confianza que los conspiradores tuvieren éxito en una operación riesgosa, más que por el hecho mismo de la intervención en sí. No resulta descabellado que diplomáticos estadounidenses se reunieran con facciones venezolanas, incluidos militares rebeldes. Pero tener varios encuentros parecía sugerir colaboración. Discutieron la posibilidad de ayuda en tres reuniones que sostuvieron en el 2017, con líderes militares con quienes iniciaron el contacto.

Al empeorar la “crisis humanitaria”, funcionarios norteamericanos habían decidido mantener conversaciones con objeto de tener un panorama más claro sobre planes y oficiales que buscaran destituir al presidente Maduro. Las reuniones era “solo para escucharlos” y no hubo autorización para negociar ningún asunto importante. Al final los funcionarios que establecieron contacto con conspiradores venezolanos decidieron no ayudarlos y el plan de golpe de estado quedo estacado.

El gobierno estadounidense vio riesgos de establecer vínculos con líderes de las Fuerzas Armadas al convertirse éstas en un pilar del tráfico de cocaína y abuso de derechos humanos, además de la corrupción generalizada. A pesar de esto, “valía la pena” establecer un canal diplomático extra oficial con algunos de sus miembros.

Al declarar Trump sobre una “opción militar para Venezuela”, animó a sectores conspiradores en las fuerzas armadas venezolanas a acercarse a Washington. Uno de los militares involucrados señaló que “no iba a dudar de la información si provenía de ese mensajero”. Dijeron representar a varios cientos de miembros de las fuerzas armadas que no estaban de acuerdo con el autoritarismo de Maduro. Desarrollaron un plan para instalar un gobierno de transición liderado por el ejército con el fin de gestionar el país hasta que pudieran convocar elecciones. No parecían tener un plan detallado y se habían presentado con la esperanza de que los estadounidenses llegaran con ideas y directrices de apoyo; jamás pidieron la intervención o acordar un “operativo conjunto”. No lograron obtener una promesa de ayuda material ni una señal clara de que Washington apoyaba sus planes.

La Casa Blanca consideró en un comunicado que Venezuela era una amenaza para la seguridad y la democracia en la región; se presionaría al régimen de Maduro con el objeto de restablecer la democracia venezolana. El ex secretario de Estado, Rex Tillerson, había aseverado que EEUU no había promovido un cambio de régimen ni destitución del presidente Maduro; observando confiaron en que cuando las cosas estén mal, el Alto Mando Militar se diera cuenta de que ya no puede servir a los ciudadanos y encontraran la forma de realizar una transición pacífica.

The NYT afirmaba que no había duda que el presidente Nicolás Maduro es un líder electo de manera ilegitima y que ha encaminado a Venezuela hacia un desplome político, económico y social catastrófico, por lo que debe dejar el poder; se está claro en que su visión socialista ha sido desastrosa para Venezuela y la región. La economía está colapsada, la corrupción es monumental, hay hiperinflación, escasez de alimentos básicos y medicinas. La “crisis humanitaria” ha llevado a cientos de venezolanos a huir a Colombia, Ecuador, Perú y otras naciones; expertos predicen que la situación venezolana terminará colapsada en la anarquía. La mayoría de líderes latinoamericanos están de acuerdo en que es un gobernante cada vez mas autocrático que arruinó la economía de su país.

El diario ABC de Madrid refirió que fue un «topo» en el Departamento de Estado quien filtró la información al New York Times con “el objetivo de torpedear la línea dura mantenida por Trump hacia el régimen chavista y forzar al presidente estadounidense a volver a la línea de diálogo mantenida durante la era Obama”. El «topo» pudo haber sido Mike Fitzpatrick, de la oficina para el Hemisferio Occidental del Departamento de Estado y cercano al diplomático Thomas Shannon, antiguo subsecretario de Estado para Asuntos Políticos y artífice del proceso de diálogo que encabezó José Luis Rodríguez Zapatero en Venezuela.

2) La posibilidad de una transición civil radical 2019.

El partido Voluntad Popular (VP) propondría al diputado Juan Guaidó para presidir la Asamblea Nacional (AN) este año 2019, como parte del acuerdo de gobernabilidad parlamentario que decidió la oposición tras ganar la mayoría absoluta en la AN en diciembre 2015; Guaidó asumiría la Presidencia Interina de un “proceso de transición” al sostener que Nicolás Maduro es un “usurpador” al no considerarse validas las elecciones de mayo del 2018.

Leopoldo López, fundador de VP, calificó de forma contundente al gobierno de Nicolás Maduro por “dictadura” el 23 de enero de 2014; consistiría un axioma para emprender la acción que se conoció por “La Salida”, originando movilizaciones, manifestaciones, represión y asesinatos políticos. La acotación no resultaba ociosa, pues buena parte de los apoyos intelectuales de la “oposición” provenían de la vieja izquierda insurreccional de los años 60 – entre ellos Teodoro Petkoff -, quienes sostenían que a pesar de las notorias restricciones a las libertades democráticas de los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, no se les podía considerar “dictaduras”.

Guaidó aseveró en una entrevista que “no puede haber diálogo con alguien [con quien] ya lo hubo en varias ocasiones y no se llegó a nada”.  A su juicio, Maduro es un usurpador y en Venezuela hay una dictadura. También ha afirmado no creer que un dictador acepte elecciones libres pues eso no sucede en ninguna dictadura o sistema autoritario. Indicó que eso obedece «a lo que estamos haciendo la mayoría en las calles», con protestas pacíficas ciudadanas y un llamado claro a las fuerzas militares de que se pongan del lado de la Constitución del país.

Ha insistido la realización de elecciones libres, justas y transparentes para que los venezolanos manifiesten su voluntad, pero puntualizó que eso no es posible mientras continúe la “usurpación del poder”. El medio para alcanzarlo es el apoyo del “pueblo” en las calles, de la Asamblea Nacional como único representante legítimo de la soberanía popular y el apoyo de la comunidad democrática internacional.

Desde su fundación, VP fue calificado como un partido de «extrema derecha radical» por el oficialismo; incluso se lo contraponía a la tendencia de favorecer la negociación de algunos partidos de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), principalmente Acción Democrática y Primero Justicia. Este ímpetu atribuido a VP se vio afectado cuando la MUD como cuerpo político colegiado aceptó a finales del 2016 constituir una “mesa de diálogo” con el gobierno promovida por El Vaticano; en la práctica impidió la convocatoria al referéndum revocatorio a la presidencia de Nicolás Maduro favoreciendo la tesis del oficialista de la imposibilidad de convocarlo.

Leopoldo López “seguramente tomará la decisión de presentarse” como candidato “si logramos unas elecciones libres“, aseguró Lilian Tintori, esposa del fundador de Voluntad Popular.

3) Definición a la crisis: El quiebre militar.

El presidente estadounidense, Donald Trump, reconoció la presidencia interina de Guaidó: «El pueblo venezolano ha hablado valientemente contra Maduro y su régimen y ha exigido libertad y Estado de Derecho». También animó a otros gobiernos del hemisferio occidental «a reconocer al presidente de la Asamblea Nacional como presidente interino de Venezuela», asegurando que Estados Unidos «trabajará constructivamente con ellos» acotando que el uso de la fuerza militar en Venezuela es «una opción» considerada ante la crisis política en el país.

Nicolás Maduro anunció el 23 de enero la ruptura de relaciones diplomáticas con el gobierno de Estados Unidos poco después del reconocimiento a Guaido como legítimo presidente interino, otorgándole 72 horas a los diplomáticos estadounidenses para salir del país. Asimismo pidió a los militares «máxima lealtad, máxima unión, máxima disciplina, que esta lucha vamos a vencer también» «Leales siempre, traidores nunca», continuó. «Fortalecer la unión cívica militar para seguir avanzado en la revolución».

El secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, anunció que mantendrá a su personal diplomático destacado en Venezuela, desoyendo así al gobierno de Nicolás Maduro, e instó a la Fuerza Armada venezolana a protegerlos. Pompeo en un comunicado se refirió a Maduro de «ex presidente», «no tiene la autoridad legal para romper las relaciones con EEUU o para declarar a los diplomáticos estadounidenses persona non grata».

Juan Guaidó, en una columna de opinión en el diario The New York Times, manifestó que es «crucial» que los militares dejen de apoyar a Nicolás Maduro para cambiar el gobierno del país. «La retirada del apoyo por parte de los militares de Maduro es crucial para permitir un cambio en el gobierno, y la mayoría de los que están en servicio están de acuerdo en que los últimos problemas del país son insostenibles. La transición requerirá el apoyo de contingentes militares clave. Hemos tenido reuniones clandestinas con miembros de las fuerzas armadas y las fuerzas de seguridad», aseguró, y agregó: «Hoy los venezolanos nos vemos una vez más ante el desafío de restaurar la democracia y reconstruir el país».

La Asamblea Nacional aprobó la Ley de Amnistía sobre el otorgamiento de la amnistía y garantías constitucionales para militares y civiles que contribuyan en la defensa de la Constitución, como la liberación de opositores que sufren condenas penales políticas.

El diputado Julio Borges, designado por la Asamblea Nacional ante el Grupo de Lima, manifestó que el último paso que se plantea la estrategia opositora contra Maduro debe ser «el quiebre militar, el quiebre de la cúpula de la dictadura y abrir la transición en Venezuela de manera inmediata».

El líder político Roberto Smith afirmó:  «Lo que está pasando: EUA compró la hipótesis de acompañar a la MUD-Frente Amplio a la espera de un “quiebre” del sector militar chavista, lo cual sería una solución barata porque no implicaría intervención militar externa. Al pasar el tiempo, EUA va a tener que revaluar la hipótesis».

Maduro reivindica la lealtad y apoyo de la Fuerzas Armadas a su gobierno. «¿Están dispuestos a defender la Constitución y a su comandante en jefe?», preguntó a los militares acantonados en Fuerte Tiuna, quienes respondieron con fuertes gritos de “sí, mi comandante en jefe”´. Luego al preguntarles Maduro “¿quieren que me rinda al ante el imperialismo norteamericano?”, los militares le contestaron, “no, mi comandante en jefe”. El mandatario agregó que estaba dispuesto a reunirse con Guaidó y hasta con Trump.

El ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López identificó la situación como “un asedio, un libreto. Estuvimos viendo todo el formato que se le aplicó a Libia, estamos viendo el mismo procedimiento, los mismos actos progresivos que se han venido dando en Venezuela”.

Guaidó respondería que se reuniría con Maduro siempre que sea para lograr el cese de la usurpación.

Publicidad
Publicidad