Venezuela

¿Qué hacemos si no nos invaden?

Siguen las agrias discusiones entre los opositores. El lado que quiere invasión versus el lado que prefiere una solución pacífica y consensuada. Me encuentro dentro del segundo, lo he dicho en repetidas oportunidades. Y no porque piense que en Venezuela no necesitamos ayuda, ¡claro que la necesitamos!, sino porque una invasión la veo más lejana e imposible. Encima, el reenvío de falsos rumores le hace más fácil el trabajo al G2 cubano, aparte de hacerle el coro al psiquiatra.

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FOTOGRAFÍA: EFE

Cada día se me hace más obvio que cuando Donald Trump dijo que “todas las opciones están sobre la mesa”, fue otra de sus muchas bravuconadas. Así como el cobarde grita exigiendo “¡agárrenme que lo mato!”, Trump es un bocón –tipo Chávez- que dice lo que le pasa por la cabeza en el momento, sin medir consecuencias. Esa oferta la han repetido Abrams, Bolton, Pence, Rubio y Pompeo. Pero la real politik indica que enviar tropas a Venezuela con una elección presidencial en puertas, lejos de darle más votos a Trump, se los disminuiría. Ninguna madre quiere que su hijo vaya a la guerra. Y este sentimiento es mucho mayor entre la comunidad latina, que representa el 17% de la población de los Estados Unidos y que ya se encuentra molesta por las políticas migratorias de Trump y el fulano muro que quiere construir en la frontera con México.

Cuando escucho a personas a quienes considero sensatas e inteligentes exigirle a Guaidó que “aplique el 187.11”, me pregunto si no saben que Guaidó no es el jefe del ejército de otros países. Que ha estado en contacto permanente con todos los países que lo han reconocido y apoyado –cantidad que ha seguido creciendo- y que, si pudiera hacer algo para acelerar la caída de este régimen, lo haría. Ahora exigen el TIAR. Es exactamente lo mismo.

La comunidad internacional está apostando por las negociaciones en Oslo. Las palabras del Embajador de Francia en Venezuela durante la celebración de su Día Nacional fueron meridianamente claras: “mi país apoya el diálogo, porque es mejor que cualquier salida de fuerza”. Y ésa es la posición de todos los estados que apoyan a Guaidó, tanto los europeos, como los Estados Unidos, Canadá y el Grupo de Lima.

El informe de la señora Bachelet podría mover algunas piezas en la ONU, porque aun cuando hay países miembros del Consejo de Seguridad que no estarían de acuerdo por ser ellos mismos violadores de derechos humanos, no necesitarían de su aprobación. Pero estoy segura de que esperarán los resultados de las negociaciones.

Repito: un país invade a otro porque tiene un interés económico o porque ve afectada su seguridad nacional. Si el costo de la invasión es mayor a lo que pudieran conseguir invadiendo, les aseguro que no moverán ni un soldado. Las naciones no tienen corazón, tienen intereses. Por otra parte, Venezuela ha dado muestras de ser un potencial serio problema para la región y en particular para los Estados Unidos por la presencia cubana, la cercanía con los rusos (no les conviene a los estadounidenses que Putin instale una base militar aquí), la existencia de núcleos del Hezbollah, las FARC y el ELN y otros grupos irregulares, y hasta ahora no han hecho nada. Todo indica que van a seguir con las sanciones. Prefieren torcerles el brazo a los militares y funcionarios corruptos hasta que negocien, que embarcarse en una guerra de guerrillas tipo Vietnam, porque Venezuela no es Grenada, ni es Panamá.

¿Y si no nos invaden qué hacemos? Pues lo que estamos haciendo. Buscando vías, abriendo caminos. Hay que agotar todas las posibilidades. Exigir que sigan las sanciones y presionar porque entre la ayuda humanitaria. No quedarnos pegados exigiendo una única solución que tal vez nunca se dé. Paciencia, paciencia y más paciencia. Sé que es una situación desesperante, pero es mucho más real.

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