Venezuela

Libros y otras particularidades de la cultura en la Venezuela actual

De acuerdo con el último reporte de  la organización WorlReader, a nivel mundial hay 617 millones de niños que no han tenido ningún nivel de aprendizaje de lectura.

Lectura en Venezuela
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De acuerdo con el último reporte de  la organización WorlReader, a nivel mundial hay 617 millones de niños que no han tenido ningún nivel de aprendizaje de lectura.

Dos estudios independientes sobre los países en los que se leen más libros, Indy 100 y el World Atlas, este último en su edición de 2017, colocan a Venezuela entre los 15 países del mundo donde mas se lee, inclusive el país de habla hispana donde los habitantes leen más, con un total de 6 horas con 24 minutos, promedio por semana por persona. (Por su puesto, que como cualquier medición, debe tener sus fallas)

Para el año 2019, el negocio editorial reportó $119 billones en ganancias, con apenas un crecimiento de 0,3% entre 2014-2019 (Ibis World), y 16.395 casas editoriales.

Para el año 2017, según la Unesco, se publicaron 2,2 millones de libros en el mundo (sumando la data de 123 países).

En Estados Unidos, el libro digital tuvo una leve caída en el año 2017, mientras que se incrementó la venta de libros impresos. Para el año 2018, más  del 67% del mercado en los EEUU sigue siendo de libros impresos. (Pew Research Center).

A nivel mundial la publicación de títulos en el año 2017 arrojó las siguientes estadísticas según la Unesco: China (440.000), EEUU (304.912), Reino Unido (184.000). En América Latina, Argentina (28.010), Brasil (20.792) y Colombia (13.294). En España se publicaron en 2017, 87.000, y en Venezuela, poco más de 2000.

De acuerdo con las estadísticas del Cerlalc (2017), Venezuela es el país con menos títulos disponibles por cada 10.000 habitantes: solo 1 título. Buenos Aires y Madrid son las ciudades con más librerías per cápita en el mundo.

En el caso de Venezuela uno mezcla todas estas estadísticas y se produce un corto circuito. El país de habla hispana donde mas se leen libros, es aquel donde se publican menos títulos, en donde cierran masivamente las librerías que son sustituidas por bodegones con exquisiteces que alimentan los tejidos adiposos, en vez de las neuronas.

Es también un país en donde para adquirir un libro, así sea usado, se necesita disponer de varios salarios mínimos. También, en donde en las librerías hay mas libros usados que nuevos.

En algunas de ellas, los libros están mezclados en las estanterías con algunos alimentos. Pareciera que hay un denotado, y también connotado esfuerzo, por reproducir una distopía tropical, en versión revolucionaria, de la afamada obra de Ray Bradbury, Fahrenheit 451, en la cual también entran las universidades venezolanas, museos, bibliotecas públicas y los centros culturales, todos ellas carentes de presupuestos y medios para funcionar adecuadamente.

El acceso a bienes culturales, mas allá del entorno estimulante para la piratería, es prácticamente imposible para cualquier venezolano.

El internet, también deficiente, es una de las pocas vías para el acceso a libros digitales, contenido audiovisual y música, pero muchas veces por los “caminos verdes”.  Todo ello tiene y tendrá un efecto negativo sobre la cultura en Venezuela (concepto difícil de aprehender, que para Raymond Williams, intelectual inglés, era la segunda palabra mas compleja de entender en lengua inglesa)

La cultura nos define como seres humanos, y dificultar su acceso, nos hace como sociedad perder el rumbo. Ciertamente, en estos años el teatro venezolano ha logrado desarrollarse con nuevas propuestas muy exitosas. También el talento venezolano se ha establecido en muchos lugares del mundo mostrando nuestras potencialidades.

La situación venezolana ha servido de inspiración, y lo seguirá haciendo por muchos años (como ha ocurrido y ocurre con varios hechos históricos, como guerras, dictaduras, etc), para obras de teatro, musicales, canciones, etc, pero sobre todo para grandes novelas.

Destacan en los últimos años: “Patria o Muerte” de Alberto Barrera Tyszka, o la “Hija de la Española” de Karina Sainz Borgo.  También con otras temáticas destacaron: los “Cuentos Salvajes” de Ednodio Quintero, Keila Vall de la Ville con los “Días Animales”, “No Para de Llover” de Joaquín Marta Sosa, cualquiera de Victoria Di Stefano, o la poesía de nuestro insigne poeta Rafael Cadenas. Recientemente, leí la novela “Polifemo” de Erik del Búfalo que me impresionó por su buena prosa y profundidad, propia del género de ficción filosófica.

Son tantos los buenos libros de autores venezolanos surgidos en estos años distópicos, que al nombrar unos pocos, los que han caído en mis manos, no pretendo desmeritar los muchos que también merecen nombrarse e internacionalizarse.

El costo, altísimo por cierto, que están pagando los venezolanos por la dificultad de acceder a bienes culturales vs, las reinvenciones y surgimiento de inspiración y nuevos talentos, no necesariamente nos hará estructurarnos mejor como sociedad en el futuro. ¿Por qué?

Por la sencilla razón que los cimientos culturales de una sociedad no se decretan de la noche a la mañana con un cambio, sino que se construyen paso a paso, a través de varias generaciones que siempre legan a las futuras lo mejor de ellas para que éstas conserven y enriquezcan el legado.

Esa dinámica, lamentablemente, no se está dando en la Venezuela actual. La preservación del legado de otras generaciones se está quedando atrapado en una memoria que el tiempo está disipando por falta de medios para restablecerla. El de las nuevas, consigue en el exterior mejores plazas y medios para difundirse, contribuyendo mas al fortalecimiento de otras sociedades que a la nuestra.

Algún día se podrá medir mejor la perversa ablación que dejó todo el desdén cultural promovido por quienes prefieren unas “sucias monedas de oro” para comprar fantasías, que darle un sentido real y de verdadera riqueza a sus vidas. Y desde allí, con el diagnostico y la receta en mano, podremos construir, rescatar y fortalecer el “legado”, para darle a Venezuela como sociedad una oportunidad de ser algo mas viable en el futuro.

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