Venezuela

Elecciones primarias: 10 candidatos buscan resucitar interés por el futuro de Venezuela

Después de varios años de abstención electoral, diez candidatos opositores recorren las regiones para ganarse el voto de una población desesperanzada. Con dirigentes en el exilio, presos o perseguidos, la diversidad opositora intenta reconstruir la conexión con la mayoría de los venezolanos que hoy se oponen al chavismo.

Publicidad
Elecciones primarias

Las cruciales elecciones primarias del próximo 22 de octubre suponen para la oposición un regreso al camino electoral abandonado como vía de conexión con el pueblo, después que el gobierno de Nicolás Maduro desconoció y desmanteló a la Asamblea Nacional electa con mayoría opositora en 2015, intensificó la persecución de opositores y consolidó su dominio sobre todos los poderes públicos.

Esta primera etapa para elegir el candidato y líder de la oposición no es tarea fácil. Los diez candidatos, a la fecha, han intensificado sus recorridos por el país para recuperar la confianza de los electores, que según los primeros sondeos de firmas especializadas, reflejan indiferencia y decepción en casi 70% de la población.

Uno de los puntos más complejos que deberán superar los candidatos es que 51% dice que no votará por ninguno según Datincorp.

Esa decepción está vinculada a la desesperanza que la gente percibe por no haberse logrado cambios en el país luego de 24 años del chavismo en el poder.

Mientras tanto, Venezuela se ha ganado el segundo puesto como el país con peor índice de miseria, según un estudio mundial que hace unos días publicó Hanke Annual Misery Index (HAMI), basado en los datos de 2022, y elaborado por el economista Steve Hanke.

Venezuela además ocupa los últimos lugares en otros indicadores de libertades, democracia, institucionalidad y corrupción.

Entre inopia y el desaliento

¿Cómo es que un país en estas condiciones no se sacude, no se activa, no ve en los procesos electorales, como estas elecciones primarias, una de las puertas para buscar la salida?

Uno de los aspectos que ha generado esa desilusión es la división existente en la dirigencia opositora, las pugnas y acusaciones entre ellos, sobre errores y los señalamientos de corrupción, en momentos en que la acentuada destrucción económica del país ha puesto a los venezolanos a ocuparse más bien por su sobrevivencia o por irse del país, por lo que Venezuela sigue viviendo un éxodo sostenido y sigue en los primeros lugares del mundo en el ranking de migraciones masivas.

En los últimos dos meses, salvo excepciones, gran parte de los candidatos ha enfocado sus mensajes en planes futuros de cómo recuperar a Venezuela, consolidar equipos y dejar de lado la diatriba.

Sin embargo, la leña al fuego no cesa y desde el programa de Diosdado Cabello, desde la presidencia de la Asamblea Nacional de Nicolás Maduro y otros voceros del régimen, la cizaña y la guerra sucia se mantienen con fuerza para dividir a los dirigentes. Esta campaña es multiplicada por los «bots» (robots en redes sociales) del gobierno y por las “anclas” de espacios emitidos desde dentro y fuera de Venezuela.

El tema fundamental de fondo de todos estos mensajes es desgastar en pugnas a los dirigentes opositores.

Cambio de escenario

Cuando los candidatos tocan las puertas de las casas en sus recorridos por el país, la primera palabra que les sueltan a la cara es: ¡Únanse! A todos los atienden, conversan con ellos y los acompañan en sus caminatas. Puede haber simpatías por uno o por otro, pero el sentimiento que domina es ese mensaje a los políticos.

Los primeros sondeos favorables a María Corina Machado (Vente Venezuela) y a Benjamín Rausseo (Er Conde del Guácharo) no constituyen elementos definitivos de la tendencia que podría irse desarrollando en este largo proceso a culminar en octubre.

Si los partidos políticos y dirigentes no demuestran su disposición a generar una plataforma unitaria que pueda enfrentarse a la férrea maquinaria del chavismo, no habrá posibilidades de triunfo en una elección presidencial aún consiguiendo mejores condiciones electorales. Tampoco se descarta que surja un “salvador de la patria” que despierte esperanzas y se imponga como líder único.

Latinoamérica ha sufrido de ese mal por años y aún no sale del atraso de esta práctica.

Unos entran y otros salen

Juan Guaidó ha sido el último de los dirigentes nacionales que ha sido sacado del juego político como aspirante a la presidencia de Venezuela. Gran parte de los grandes partidos opositores que pertenecen a la Plataforma Unitaria tienen a sus líderes fundadores en el exilio, con amenazas de detención o están inhabilitados.

En el año 2022, desde el Centro de Justicia y Paz (Cepaz) se documentaron 523 casos de persecución y criminalización en Venezuela.

Cada 16 horas una persona fue víctima de persecución o criminalización en 2022. Los datos recabados en “el informe de cierre del año pasado demuestran que estos actos forman parte de una política de Estado aplicada con el fin de garantizar la permanencia en el poder de Nicolás Maduro”, indica CEPAZ

En Venezuela ningún dirigente opositor está exento de ser perseguido o inhabilitado. Sólo por el hecho de ser candidato o parte de los equipos de los partidos se es vigilado, detenido e imputado.

Con la forzada salida del país de Guaidó, las primarias opositoras muestran cómo la composición de los candidatos ha sufrido variaciones con una nueva generación de dirigentes que emergen ante la ausencia de los líderes nacionales en el exilio y los que quedan en el país sufren el desgaste del liderazgo, luego de 20 años conduciendo la política opositora.

Entren que caben 100

Los nuevos candidatos no cuentan con reconocimiento nacional pero sus campañas están respaldadas por las maquinarias políticas que aún tienen presencia en casi todas las regiones. En este grupo podemos mencionar a Freddy Superlano, de Voluntad Popular; Roberto Henríquez, de Copei y Carlos Prosperi, de Acción Democrática.

Delsa Solórzano, que puede ubicarse en esta nueva generación de dirigentes, ha comenzado a ocupar un espacio en la política nacional con su partido Encuentro Ciudadano ,fundado hace cinco años. Se define como de “centro derecha” y plantea la necesidad de crear las condiciones en el país para establecer la libertad económica y abrir las inversiones en Venezuela. En su campaña ha sido cuidadosa de no descalificar a sus rivales y llama a consolidar la unidad luego de que se efectúen las primarias.

Machado y Er Conde del Guácharo, quienes lideran las primeras encuestas que se hicieron en marzo, han promocionado su liderazgo a partir del desgaste de los partidos y dirigentes del G4 (AD, Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo y Voluntad Popular). En sus declaraciones y presentaciones se deslindan de los errores y fracasos atribuidos a ese sector que lideró la Asamblea Nacional desde 2015. Pero ambos tienen al menos 20 años en la política. Machado ha estado activa casi todo el período chavista. Participó en las primarias opositoras de 2012 para optar como candidata presidencial, fue parlamentaria (destituida a medio mandato por parte del chavismo) y ha estado vinculada a las estrategias de “La Salida” y la abstención electoral desde 2016. Ahora está de regreso a la participación y comienza a cosechar su reencuentro con los votantes con una intensa campaña nacional.

Rausseo entró en la política en 2006, cuando lanzó su candidatura presidencial en las elecciones presidenciales de ese año con el Partido Independiente Electoral de Respuesta Avanzada (Piedra). Se ha vendido como figura de la antipolítica alejado de los partidos tradicionales, siempre fuera de la unidad opositora. “Ni de izquierda ni de derecha, sino del centro de lomito que quiero para todos los venezolanos” afirma. Fue candidato a la gobernación de Anzoátegui en las elecciones de noviembre de 2008 siendo apoyado por los partidos Confederación Democrática (CONDE), Proyecto Venezuela y el Movimiento al Socialismo (MAS).

Henrique Capriles Radonski, dirigente de Primero Justicia, con dos campañas presidenciales, ha sido gobernador, alcalde y diputado. Se ubica entre los dirigentes más tradicionales. Como uno de los líderes principales de Primero Justicia y del llamado G4, ahora dividido, lleva sobre sus espaldas la pérdida de conexión con la población desesperanzada, un caso muy parecido al que sufrió Guaidó, cuyos números en los sondeos lo ubicaron en los últimos puestos entre los 10 aspirantes.

Sin embargo, Capriles cuenta con una gran maquinaria partidista y podría remontar el apoyo perdido. Ha centrado su campaña en ofertas económicas y sociales enfocadas en sectores populares. Tiene la campaña “¿Quién es el flaco?” en TikTok para tratar de conectar con los jóvenes.

Andrés Velázquez, por La Causa R (LCR), es el precandidato con más años en la política. Ha sido candidato presidencial en dos ocasiones, fue el primer gobernador del estado Bolívar electo por votación popular y denunció en 2017 el arrebato de su triunfo en las regionales por fraude, con actas en la mano.

César Pérez Vivas aunque montó tienda aparte con su movimiento Concertación Ciudadana, proviene de la política tradicional, fue dirigente del partido Copei por muchos años y gobernador de Táchira.

Tamara Adrián, abogada, diputada, pidió su baja de Voluntad Popular para promover su movimiento, Unidos por la Dignidad (UPD). Su retirada no fue por diferencias políticas sino en defensa de los derechos de las mujeres, minorías sexuales y la comunidad LGBT.

La apuesta por Superlano

La designación de Freddy Superlano como candidato de Voluntad Popular fue sorpresiva ante la salida a Colombia de Guaidó, dejando atrás al país y su aspiración de ser el candidato de la oposición para 2024. Era evidente que Guaidó no podría regresar y seguir siendo candidato. En consulta nacional entre las dirigencias regionales decidieron que sería la mejor opción, aunque todavía es una figura de mediana proyección.

Voluntad Popular tiene en el exilio a la mayoría de sus dirigentes nacionales, situación que los obligó a promover nombres de las regiones que ahora ocupan cargos nacionales. La responsabilidad la obtuvo el candidato que en Barinas logró derrotar al chavismo en las regionales de octubre de 2021. A pesar de haber sido inhabilitado, trabajó para que ganara un opositor, Sergio Garrido (AD), en la reposición de las elecciones que se repitieron casi un mes después.

Para Voluntad Popular y otros partidos opositores, el ejemplo de Barinas es emblemático porque allí, a pesar del dominio que mantuvo el chavismo desde que Hugo Chávez ganó la Presidencia, se logró en equipo ganar la gobernación en uno de los momentos más difíciles para la oposición.

Superlano ha manifestado que la prioridad no es el candidato sino la posibilidad de derrotar a Maduro. Considera que lo más complejo no es ganarle a Maduro, sino que eso se haga realidad. En el escenario de un triunfo opositor lo más complejo es lograr que eso se haga efectivo. Si no se participa, no se llevan las propuestas a la calle, si la participación no promueve la unidad real y efectiva, no tiene sentido estar en las primarias, afirma.

Los que no están

Cuando aún no han cerrado las postulaciones, previstas hasta el 5 de junio, para inscribir candidaturas a las primarias, algunos nombres todavía están en suspenso. Uno de ellos es Manuel Rosales, gobernador del Zulia, de Un Nuevo Tiempo. H ha manifestado que participarán en las primarias pero aún no ha anunciado oficialmente el nombre del candidato. Rosales ha destacado que ganó la gobernación con el actual CNE.

Los líderes de Fuerza Vecinal mantienen un bajo perfil en la opinión pública en los últimos meses sobre su eventual participación en las primarias aunque la organización anunció en enero que iría con un candidato propio.

Henri Falcón, del movimiento Futuro, anunció que no será candidato en las primarias y ha expresado su apoyo a la iniciativa y a la Comisión Nacional de Primarias. El 21 de junio darán el nombre del candidato que apoyará su movimiento.

La diversidad de candidatos y opciones podría verse como desacuerdos en la unidad opositora, pero lo que se elige no es solo el candidato sino un proceso para legitimar una nueva dirección política opositora.

También es un reflejo del juego democrático en donde todos tienen cabida, a diferencia de la hegemonía que aplica el chavismo-madurismo. De los resultados, no sólo saldría el futuro candidato, sino una plataforma unitaria que deberá presentar programa de gobierno y un camino de acción para respaldar a quien resulte vencedor.

Con o sin CNE

El debate sobre las participación del CNE (Consejo Nacional Electoral, el poder estratégico controlado por el chavismo), o el voto manual en las primarias ha ocupado gran parte del debate político. Los especialistas han concluido que ninguna de las dos opciones garantiza 100% el secreto del voto. Es un asunto que debe resolver la Comisión Nacional de Primarias (CNP) en consenso con los candidatos participantes. Ya se resolvió la participación de los venezolanos en el exterior.

La primera solicitud que hizo la CNP fue negada en sus principales puntos. El 18 de abril el CNE divulgó un informe como respuesta a las peticiones de la Comisión Nacional de Primarias en el que consideró inviable prescindir de las máquinas captahuellas, por ser parte del sistema automatizado de votación integrado. Según un documento, el CNE cuenta con aproximadamente 5.000 centros de votación.

Desde el gobierno la campaña fundamental es descalificar las primarias, sembrar cizañas en los debates, amenazar con adelanto de elecciones y profundizar las diferencias entre opositores.

El objetivo es parar los recorridos de los candidatos que comienzan a movilizar a los ciudadanos e impedir que surja un candidato de consenso. De esa manera garantizarían la presencia de varios candidatos opositores en las presidenciales debilitando la Plataforma Unitaria.

La interrupción de recorridos de los precandidatos con alcabalas militares y policiales, el impedimento de utilizar vuelos comerciales nacionales para trasladarse a los estados y las amenazas de inhabilitación que pesan sobre varios candidatos, son también parte del cerco contra las primarias.

Con estos comicios los partidos están promoviendo a sus líderes y sus propuestas. Al ofrecer una opción retoman la conexión perdida con la gran masa electoral, incrementando la movilización social que ha estado desconectada de las aspiraciones de cambio.

El Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS) registró 2.814 protestas durante los primeros tres meses de 2023. Esta cifra representa un aumento de 47% en comparación con el mismo período del año pasado. Lo que más teme el gobierno es que ese gran sector movilizado conecte sus reivindicaciones con la necesidad de cambio.

Publicidad
Publicidad