Internacionales

Apoyo a la invasión armada a Ucrania puede aislar aún más al gobierno de Venezuela

Avalar las acciones armadas de Rusia ponen a Venezuela en una posición vulnerable como amenaza para EEUU y las democracias occidentales

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Maduro

La llamada telefónica que hizo Nicolás Maduro a su más importante aliado, Vladimir Putin, para ofrecerle un apoyo a la invasión rusa a Ucrania es el gesto de mayor relevancia que sella definitivamente este “pacto” del gobierno venezolano con las autocracias mundiales y, más aún, el reconocimiento de que cualquiera de estas potencias militares aliadas tienen la licencia para invadir y masacrar a otro Estado, cuando sus políticas y posturas no son convenientes para los intereses de la nación más poderosa.

Mientras una lluvia de bombas durante varios días consecutivos caía sobre las más importantes ciudades de Ucrania y la población civil, Maduro expresó su claro apoyo a las acciones de Rusia, calificando como desestabilizadores a Estados Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). “Sostuve una conversación telefónica con el presidente, Vladimir Putin, le ratifiqué la condena de Venezuela a las acciones desestabilizadoras de la OTAN. Reiteré la firme disposición en favor del entendimiento y el diálogo, como vía para la preservación de la Paz”, dijo en un mensaje a través de su cuenta de Twitter.

Con esta postura Maduro puso a su gobierno y a Venezuela en un camino sin retorno ya que termina de romper con las democracias occidentales y justifica la imposición armada y militar de cualquier potencia sobre países considerados potencialmente enemigos, violando así las leyes internacionales y los mecanismos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para dirimir los conflictos. Una postura que comparte junto a otros países latinoamericanos con regímenes dictatoriales, como Cuba y Nicaragua.

Maduro rompe con las democracias occidentales y justifica la imposición armada y militar con su discurso

Las medidas financieras que se han aplicado contra Rusia han comenzado a causar estragos en la economía de Moscú con el congelamiento de bienes en el exterior, el aislamiento financiero y la devaluación de la moneda. No hay cifras precisas del costo de esta operación militar sin precedentes en los últimos sesenta años, pero especialistas en el área estiman costos de dos mil millones de dólares diarios, fuera de los estragos causados por los bombardeos. Más allá de los crímenes de guerra, sobre los cuales, en un futuro cercano, habrán de rendir cuentas ya que se comenzó a hacer seguimiento desde la Corte Penal Internacional (CPI).

Venezuela ha respaldado a Rusia en las votaciones de la Asamblea General de la ONU y otras organizaciones internacionales. En 2014, votó en contra de la resolución de la ONU que condenaba la anexión rusa de Crimea, a la que se opusieron los principales países occidentales. Esta vez no pudo ejercer el voto a favor de Rusia por encontrarse moroso en sus responsabilidades en ese organismo.

La dependencia venezolana

Hugo Chávez y su sucesor, Nicolás Maduro, ante la ruptura con las democracias occidentales, sustentaron su permanencia en el poder en la fuerza militar. Su alineación al Foro de Sao Paulo, y la ruptura con EEUU, lo puso en un epicentro geopolítico de la nueva “guerra fría”. Sus reservas petroleras y la posición geográfica en el medio de América constituyó un incentivo ineludible para las aspiraciones estratégicas de Putin de llevar a Rusia a disputar el poder mundial.

Como lo refiere en uno de sus artículos el analista Moisés Naím, la pérdida de la influencia militar de la ex Unión Soviética (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS) fue tal para Putin, quien fuera un espía de la KGB, que en 2005 llegó a decir que: “El desmantelamiento de la Unión Soviética fue la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX”.

Esta expresión ya anunciaba cuáles podrían ser los planes futuros del presidente de la Federación Rusa quien es el líder que ha estado más años en el poder desde la caída de la URSS. Ha sido presidente desde 1999 a 2008 y con un segundo mandato que ostenta desde 2012.

posible
Un nuevo episodio de la Guerra Fría, se vive en este momento

De manera que Venezuela se convirtió en epicentro de una nueva “guerra fría” en donde dos protagonistas se disputan su influencia en el planeta: Rusia y EEUU.  El destino de Venezuela está ligado a un conflicto fuera de sus fronteras entre potencias militares, en un juego de poderes en el que las decisiones de su aliado  protagonista no están afectadas por la conducta de sus socios del Caribe, como Venezuela, Cuba y Nicaragua, quienes  juegan un papel secundario.

El soporte de la revolución

El mecanismo de defensa de la revolución ha estado sustentado en las importantes inversiones que han hecho los regímenes de Chávez y Maduro a lo largo de 20 años en el área militar, además de los cambios internos de doctrina que comenzaron a partir de 2002, con la salida de la mayoría de los altos oficiales formados en democracia. En ese camino Rusia y China, fueron los principales proveedores de armamentos en el propósito de fortalecer a Venezuela como centro geopolítico de la nueva estrategia para fortalecerse en Latinoamérica.

Especialmente la dependencia económica y militar con Rusia, pone al gobierno de Maduro en una situación peligrosa y vulnerable en esta nueva etapa de invasión armada, que ha dejado atrás las prácticas de armarse para la amenaza, a tener que enfrentar una acción militar.

Los rusos en Fuerte Tiuna

Desde 2015, los asesores rusos entraron en el complejo militar de Fuerte Tiuna para planificar y montar los sistemas de defensa antiaéreos y mecanismos de instrucción y formación; además de desarrollar la estrategia de mantenimiento de armamentos y operaciones. Esta “asesoría” tenía el propósito de asegurar para Rusia un anillo de defensa en el Caribe a pocos kilómetros de su más peligroso enemigo.

«A tiempo llegaron a Venezuela los mejores sistemas de armas de Rusia y ya nuestros soldados, nuestros profesionales militares, manejan los sistemas de armas más modernos que nunca conocieron aquí y creo que no tiene ningún ejército de América Latina», declaró Maduro durante una rueda de prensa con medios locales y extranjeros desde Palacio Presidencial de Miraflores.

Maduro se asoció rápidamente con el gobierno ruso

Venezuela, explicó Maduro, posee «distintos sistemas de misiles, de defensa, tierra a tierra, tierra a aire; distintos sistemas de artillería, de defensa antiaérea, fusiles» traídos desde Rusia en el marco de los acuerdos de cooperación militar.

En un plan para la defensa de la capital, resguardada por la segunda y tercera división se anunciaron mil millonarias inversiones en nuevos sistemas de defensa antiaérea y espacial provenientes de China y Rusia en 2019.

Venezuela se convirtió a partir de ese año en uno los mercados más importantes y el primer comprador de América Latina. Según el Stockholm International Peace Research Institute (Sipri), instituto internacional independiente dedicado a la investigación de conflictos, armamentos, control de armamentos y desarme, en 2013 Venezuela fue el segundo mayor comprador mundial de armas a Rusia.

En referencia a el suministro de armas a Venezuela, el director del Servicio Federal de Cooperación Técnico-Militar de Rusia, Dmitri Shugáev, dijo en una entrevista con el diario Kommersant que su objetivo principal es “mantener la capacidad combativa” del armamento vendido a Venezuela. “Desde 2005 llevamos a cabo una cooperación técnico-militar con Venezuela. Durante este tiempo, una gran cantidad de nuestros equipos han sido entregados allí, digamos directamente. Se trata de helicópteros, aviones Mi-35 y Mi-17, aviones Su-30MK2, armas pequeñas, vehículos blindados e incluso equipo de defensa aérea, incluidos Antey-2500, Buk-M2E e IGLA MANPADS”.

“Todo se ha cumplido durante mucho tiempo. Por ello, la cooperación en materia de mantenimiento y reparación de armas ya suministradas, mantenimiento del estado de alerta, así como la creación de instalaciones militares en el territorio del país, se ha llevado a cabo en su mayor parte recientemente”, agregó.

Se refirió a un centro de mantenimiento y revisión de helicópteros del tipo “Mi”, cuya puesta en marcha por fases está prevista para este año. “Estamos siguiendo la situación política en Venezuela. Estamos muy, muy preocupados por ello, pero no estamos dispuestos a retirarnos de la cooperación”, dijo Shugáev.

Entre 2014 y 2018, con el colapso económico que ha sufrido Venezuela, las compras militares acumuladas disminuyeron en 83% en comparación al quinquenio 2009-2013. En términos absolutos y comparado con países más pequeños de América, el gasto militar venezolano oficialmente conocido se redujo con más intensidad desde 2017, en medio de la profunda depresión económica. Pero Rusia siguió negociando armamento pesado. Sin embargo, dada la situación internacional y el incremento de las diferencias entre Rusia y Occidente, los vínculos entre Venezuela y Rusia se han estrechado en los últimos años y el apoyo internacional ofrecido por el Kremlin para consolidar su entrada en este continente, con inversiones que sobrepasan los 20.000 millones de dólares.

No intervención

En el debate sobre Venezuela la postura de Rusia se estuvo afianzando en el concepto principista de no intervención llevado ante la ONU. Una política que se esgrime frente a EEUU pero que en su zona de influencia ocurrió todo lo contrario como fue el caso de Crimea en 2014, cuya adhesión fue apuntalada por una intervención militar que fue rechazada por EEUU, Canadá y la Unión Europea. Se mantuvo la constante injerencia de Rusia en los países que formaron parte de la Unión Soviética, que llega ahora con la invasión armada y violenta a Ucrania.

Según destaca el periodista español, Vicente Vallés, en su libro “El rastro de los rusos muertos”, en la estrategia de Putin de intentar tener un influjo en los países occidentales generando distorsiones internas en esos países, Rusia ha intentado favorecer los “populismos en Europa y América”. Uno de los instrumentos utilizados para ese fin ha sido la utilización de los “fake news” como lo fue en el caso de las elecciones en EEUU para debilitar a Hilary Clinton.

Una manifestación en apoyo de Ucrania, diez días después de que Rusia invadiera a su vecino

Vallés explica que en Rusia existe lo que llaman “ministerios de fuerza”, que se refieren a las fuerzas armadas, seguridad e inteligencia. En entrevista a “El Independiente” explica que vienen a ser el Departamento de Estado de EEUU, la base del Estado más allá de quién ejerza el poder en cada momento. Para ello pusieron en marcha la fábrica de “trolls”, un edificio en San Petersburgo, que es donde se ha instalado un laboratorio de noticias falsas que se distribuyen por Internet.

Qué puede pasar en Venezuela

Los efectos de la guerra y las consecuencias económica y militares que está generando en la propia Rusia, tendrán efectos inmediatos en Venezuela, cuya dependencia de Rusia es vital para el sostenimiento del régimen de Maduro. Las inversiones rusas no han sido solo en el área militar sino en la energética, construcción, minería y otros rubros. Adicionalmente ha sido vital en el suministro de gasolina y petróleo y en la estrategia de desvío y ocultamiento financiero de las sanciones de EEUU y Europa.

En el área militar ha habido problemas con el mantenimiento de los armamentos rusos, las caídas de aeronaves y el incumplimiento de proyectos como la fábrica de fusiles Kalashnikov, por lo que es evidente que las prioridades de Putin ahora serán la de resolver la crisis que él mismo ha propiciado y tratar de revertir los estragos que ha generado su guerra contra Ucrania.

La responsabilidad de Maduro

Mientras eso ocurre, en Rusia, las sanciones internacionales serán cada vez más severas e internamente, importantes empresarios y la población comienza a reaccionar en contra de la guerra generando problemas internos adicionales para Putin. A estas alturas, una fisura en su propio estamento militar podría voltear de un solo golpe sus planes expansivos.

Venezuela
 Un miembro activista del partido opositor Primero Justicia sostiene una pancarta

Cualquiera sea el camino de los acontecimientos en Rusia y Ucrania, la suerte del gobierno de Maduro, las fuerzas armadas, militares venezolanos y la cúpula económica ligados a Maduro está muy enlazada a lo que ocurra en Rusia y de esta guerra propiciada por la ambición de dominio del ex agente de la KGB. Es de resaltar que la acción militar en Ucrania rompe los acuerdos de no intervención y Venezuela queda expuesta a cualquier acción armada que pueda poner en peligro la alianza occidental. Con el apoyo a la invasión de Ucrania, Venezuela cobra mayor relevancia como amenaza para Estados Unidos y las democracias occidentales.

La complicidad del gobierno de Maduro está marcada en los dos mil ciudadanos de Ucrania fallecidos en la primera semana, entre ellos 21 niños, más las bajas de defensores. Rusia reconoce 500 muertos entre sus tropas; cientos de infraestructuras de transporte, viviendas, hospitales, centros de estudios y guarderías destruidas en varias ciudades y un millón de desplazados. El escenario se complica con el ataque a la planta nuclear de Zaporiyia, la mayor central nuclear de Europa y la tercera del mundo. Ese balance preliminar genera responsabilidad en la postura asumida por el gobierno venezolano.

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