Íconos

Arturo Uslar Pietri, la conciencia de un país

Hace 18 años se fue uno de los intelectuales más influyentes de la sociedad venezolana del siglo pasado. Arturo Uslar Pietri fue autor de novelas, ensayos y artículos de opinión, destacó como presentador de televisión para educar a un país y se convirtió en una de las voces de la conciencia nacional.Sus reflexiones, incluyendo aquella de "sembrar el petróleo" se hicieron tan emblemáticas como desoídas. Como esa frase, muchas otras quedaron como alerta siempre vigente. Hoy, 16 de mayo, estaría de cumpleaños

Publicidad

Arturo Uslar Pietri estuvo cercano al poder. Ejerció cargos ministeriales y diplomáticos, se codeó con Presidentes y altos dignatarios, y siempre tuvo un mensaje claro al país. Nunca dejó de escribir, desde narraciones ficcionadas, como la laureada novela Las lanzas coloradas (1931), pasando por destacados cuentos, hasta ensayos como La isla de Robinson (1981)-sobre Simón Rodríguez-, De una a otra Venezuela (1972) sobre los cambios sociales del país, hasta Golpes y Estado en Venezuela (1992) donde enfiló sus baterías a un sistema democrático demacrado.

Uslar fue, en palabras de Antonio Sánchez García, el funcionario perfecto de una República imperfecta, desde su merodear en el gomecismo, pasando por su elevación durante el medinismo hasta salir del juego político de la sucesión al que parecía predestinado en aquél entonces por no ser militar ni haber nacido en Táchira.

El escritor consumado y galardonado con un premio Príncipe de Asturias de las Letras intentaría alcanzar Miraflores y, luego, influir en sus decisiones para tratar de modelar el rumbo del país. En ambas cosas tuvo poco éxito, como lo demostró en sus últimas entrevistas, ya anciano. En ellas, se mostraba decepcionado ante una nación perdida, cansado de un liderazgo sordo.

Entre sus últimas intervenciones están las registradas entre 2000 y 2001 por Rafael Arráiz Lucca, y publicadas en Venezolanos excepcionales (2015), en las que confesaba:

«Yo no soy optimista, soy muy pesimista, es que uno no ve qué puede pasar con Venezuela. Desde el punto de vista del azar, pues puede pasar cualquier cosa, pero desde el punto de vista de un desarrollo más o menos lógico, no se ve, no hay propuesta para Venezuela. No hay partidos políticos, los aparentes dirigentes que hay son una gente de muy segundo orden, estamos muy corrompidos (…) Estoy muy angustiado con esto que está pasando con este país. Este es un momento muy malo, muy peligroso, hay mucho dinero, muchísimo dinero y no hay orientación. La educación es un desastre, la política espantosa, no hay debate, el país está sin rumbo, sin destino, sin clase dirigente, hay aventureros, pícaros, gente que tira la parada (…) Este es un país muy infortunado. Era muy difícil que aquí las cosas hubieran pasado de otra manera, porque este fue siempre un país muy pobre y muy atrasado, aislado, lleno de inestabilidad, de golpes de estado, de eso que llaman revoluciones y, además, apareció esa riqueza inmensa del petróleo en manos del Estado, que provocó una distorsión total (…) Ya le digo, yo estoy en un estado de ánimo muy malo, no tengo esperanzas, estoy como en el infierno de Dante. Aquí no hay de dónde agarrarse, es lastimoso un país sin clase dirigente, aluvional, improvisado, improvisante, improvisador. Hay que ver lo que hubiera sido este país con esa montaña de recursos, si el gobierno hubiera tenido un poquito de sentido común».

Era el reflejo de un intelectual cansado de hablarle a un liderazgo sordo, a un país que no escuchó las advertencias que durante varias décadas hizo. Frases que quedan en la memoria y en la historia como alertas que aún esperan respuestas. Entre ellas, estas 12 frases:

«Hay una sola cosa que Venezuela tiene que hacer, y es esa cosa que yo he llamado “sembrar el petróleo”. Hacer un plan nacional para que esa renta deje de ser una renta y se transforme en una remuneración de trabajo, de creación, en un motor de la economía venezolana que no lo es hoy en día».

«Venezuela es un país políticamente muy inmaduro. Además, tiene un grave peligro: no sabe cuáles son sus debilidades, no conoce bien cuáles son sus francos débiles. En eso estamos viviendo felizmente una vida de parásitos».

«Si algo presenciamos es el fin de las ideologías. Hoy en día no hay propuesta mágica en el mundo».

«El petróleo va a traer en Venezuela transformaciones, cambios y alteraciones de toda clase, entre ellas una pérdida de sentido de las proporciones, del esfuerzo, la idea de que todo se puede adquirir con dinero».

«El petróleo, en lugar de haber fomentado la idea del trabajo, el ahorro, al contrario, fomenta esa idea de azar, de riqueza mágica y no de riqueza social del trabajo».

«El hombre que aprende a aprender está aprendiendo toda su vida y enriqueciendo su acervo cultural toda su vida y si la escuela no lo enseña a aprender no va a poder valerse de más nada que de las escasas visiones que recibió allí y que olvidará».

«Lo peor que puede tener un pueblo es no saber de dónde viene ni por qué ha llegado a donde está, ni por qué medios, ni por qué manera».

«La gran culpa de lo que pasa en Venezuela la tienen los partidos políticos, por la trágica historia de que no ha habido oposición en Venezuela, por la asociación tácita en la que han estado siempre siendo cómplices de todos los gobiernos, uno detrás de otro».

«Si en este momento, por azar infortunado del destino, los precios del petróleo bajaran de una manera importante en el mercado mundial, Venezuela sería un caso para la Cruz Roja Internacional. Aquí vendrían a repartir sopas en las esquinas».

«El verdadero tema central de Venezuela, el que debería ser tema de enseñanza en la escuela primaria y de reflexión en todos los sectores es que este es un país vulnerable, improductivo».

«Ha llegado el tiempo de las dificultades para Venezuela, el tiempo en que los hombres tienen que dar la medida de su capacidad».

«Al final los hombres se percatan de que no hay que dejar de luchar por la libertad, por la igualdad. Ambas cosas tienen que coexistir en un grado de equilibrio difícil. No se puede soltar una sin sacrificar la otra».

Publicidad
Publicidad