Economía

Bolsas de comida no acaban con bachaqueros ni colas en las calles

El nuevo método anunciado por el Gobierno para enfrentar la severa escasez de alimentos, no frena los males que acompañan al bachaqueo: largas colas en los supermercados, reventa de productos y maltrato hacia los ancianos y los discapacitados.

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Fotos: Andrea Hernández

Es mediodía en Vargas, y los ancianos cubren sus cabezas con el empaque del bulto de paquetes de Harina PAN para combatir el sol. Llevan 6 horas haciendo cola a las puertas del Mercal cercano al Aeropuerto Internacional de Maiquetía para conseguir algún producto de la cesta básica. A pesar del «martirio» que dicen pasar para ingresar al supermercado, no tienen más opción. Es el único sitio donde pueden comprar comida barata y lograr estirar la pensión.

Cerca de 30 adultos mayores y personas con diversas discapacidades denuncian maltratos en su intento para ingresar a diario en el Mercal de la zona. Aseguran que son ignorados para ingresar al mercado, en el nuevo «sorteo» que realiza en horas de la madrugada la Guardia Nacional para determinar quienes son los que pueden hacer las compras en el galpón que resguardan.

colas anciana vieja

Ese «sorteo» junto a las bolsas de comida que desde hace tres semanas implementa la gobernación de Vargas para entregar en los hogares los alimentos regulados, son las nuevas apuestas que hace el gobierno para enfrentar la escasez y el bachaqueo.

Pero ni los ancianos y ni los discapacitados creen en esos mecanismos. Aseguran que una cosa es lo que prometen las autoridades, y otro es lo que sienten en las calles.

Colas niñas liceistas

Mariela Oliveros, una pensionada de 74 años de edad, acusa a los guardias nacionales del Mercal de obligarla a mantener la cola desde la madrugada junto a centenares de personas, a pesar que mostró a los uniformados un informe médico, advirtiendo los problemas de columna que padece.

«Son las diez de la mañana y los guardias no han recogido las cédulas para hacer el sorteo desde las cuatro de la madrugada. Nos tienen aquí pasando sol y nos ignoran. Nos ponen hacer cola junto al resto de la gente y eso no puede ser así», afirma la señora, a las puertas del Mercal que resguarda un efectivo militar.

Cerca de Oliveros, se encontraba Juan Orellana. De sus 54 años, 40 los padece con epilepsia. Él también espera de pie un gesto de la Guardia Nacional para ingresar al Mercal. Pero han pasado cuatro horas y no cree que conseguirá mucho cuando le toque comprar.

«Allá hay pollo y caraotas, pero al paso que vamos no creo que consiga mucho», comenta en medio de la cola de personas con discapacidad.

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– A 2.000 bolívares –

Quienes realizan la cola de Mercal tienen dudas sobre el nuevo método casa por casa implementado por el gobernador de la entidad, Jorge Luis García Carneiro. Desde hace 20 días, impulsa la distribución de comida casa por casa, centralizando la compra de los productos regulados en una nueva empresa manejada por su despacho. Esa comida es organizada en bolsas que son distribuidas a las casas en jornadas supervisadas por el Ministerio de Alimentación y los consejos comunales de la zona.

El jefe regional informó que unas 1.600 toneladas de productos han sido distribuidas en Vargas bajo este nuevo método, que será adoptado en el resto del país, anunció en la víspera el presidente Nicolás Maduro, quien aspira acabar con las colas y el bachaqueo con la entrega personalizada de comida.

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José Manuel Olivares, diputado de la oposición por Vargas, acusó a García Carneiro y su entorno de oficializar el bachaqueo con el nuevo método de comida personalizada, que comprende de productos desaparecidos de los anaqueles: una bolsa de leche, una de harina de maíz, una de azúcar, un frasco de aceite y caraotas.

“Las bolsas ahora las venden los consejos comunales (…) Bolsas con pocos alimentos son vendidas, no dadas de manera gratuita, sino cobradas entre 1.200 y 2.000 bolívares, dependiendo de qué consejo comunal lo venda”, denuncia el legislador.

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Las colas se mantienen en Vargas a pesar de ser activado el mecanismo hace tres semanas. En las redes privadas de mercados de Maiquetía, personas colmaban el viernes sus puertas en búsqueda de alimentos regulados.

Tal es el caso de Jenny Díaz, quien pasó 22 horas en el supermercado DíaDía de la localidad varguense para lograr comprar tres frascos de aceite de maíz regulado.

«Llegué a las 7 de la noche y compré a un bachaquero un número a 500 bolívares para comprar. Hice una megacola para comprar esto», aseguró Díaz, mostrando los frascos que cargaba en una misma mano.

Colas Mujeres

Antonio Valderrama, pensionado de 68 años, dijo que al problema de las colas de los supermercados en Vargas se le está agregando una novedad: los uniformados que hacen mercado.

«Ahora uno tiene que lidiar con los policías y bomberos que llegan temprano a las colas. Se meten en los mercados, ignorando a todos. Hacen su mercado, se llevan todo y nos dejan guindando», denuncia.

También duda de los efectos que podría generar el nuevo método activado por García Carneiro en su ajustado presupuesto familiar.

«Aquí uno compra por lo que se consigue. Y lo que puedo conseguir me cuesta unos 5.000 y 6.000 bolívares a la semana. Casi toda mi pensión».

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