Venezuela

Maduro y su combo rechazan referendo porque lo pierden todo

El Gobierno se niega a admitir la consulta electoral. ¿Qué podría vencer su resistencia? Después de disfrutar las mieles del poder durante 17 años, expertos advierten que la llamada revolución bolivariana jamás cederá espacios “por las buenas” porque puede perderlo todo. Muchos de sus líderes, hasta la libertad, porque el chavismo se ha convertido en una suma de casos policiales, como lo resumen algunos dirigentes opositores.

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Maduro y Cilia

Hoy son intocables. Los tribunales archivan los casos en su contra o, incluso, prohíben hablar mal de ellos. Los cuerpos de seguridad los protegen, jamás los persiguen. Si en el exterior intentan capturarlos, el Gobierno los cuida como gallina a su pollo. La Fiscalía evita investigarlos. La Contraloría General certifica su honestidad y transparencia. Son los dueños del poder en Venezuela.

La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) asegura que el referendo revocatorio abrirá las puertas del cambio político, el desarrollo económico y la superación de la conflictividad social. Pero para el chavismo representa algo muy distinto. Significa la amenaza de perder el control del Estado luego de llevar sus riendas durante unos largos 17 años. Y para algunos, significaría el riesgo de terminar con los huesos en la cárcel.

“Que el chavismo acceda mansamente a un revocatorio este año, requiere una epifanía como la conversión de san Pablo. Eso sería entregarse con las manos en la nuca, teniendo en cambio los mecanismos para bloquearlo”, advierte el analista Carlos Raúl Hernández.

Hernández enfatiza que la solución a la crisis pasa por un acuerdo entre oficialismo y oposición. Partiendo de esa premisa, destaca que “cuando el Gobierno propuso el revocatorio para 2017, era para arrancarles la mano porque eso representa una transición negociada. Sin embargo, de este lado –la oposición- no se entendió o no se quiso entender”.

En el marco de un eventual proceso de diálogo, el sociólogo estima necesario “garantizar que no se creará un tribunal de inquisición ni se desatará el terrorismo judicial” contra la nueva minoría apeada de Miraflores. “Si no se llega a acuerdos con el apoyo de la Organización de Estados Americanos (OEA), la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y demás entes internacionales, la agonía del chavismo puede ser tan larga como la de Francisco Franco”, compara el doctor en Ciencias Políticas.

Tomando como referencia los casos del Chile de Augusto Pinochet y de la Nicaragua sandinista, Hernández recuerda que “donde los partidos democráticos se liberaron de regímenes de vocación totalitaria, dieron amplias garantías al viejo régimen”.

Está en su naturaleza

Sobre distintos líderes del chavismo pesan graves acusaciones por corrupción, narcotráfico y violaciones a los derechos humanos. Algunos no podrían poner un pie fuera del territorio nacional sin terminar en una cárcel. Eso sería motivo suficiente para aferrarse al poder con uñas y dientes.

No obstante, la historiadora Margarita López Maya identifica otras razones para comprender la actitud de la cúpula gobernante.

“Ellos no creen en la política democrática. Es decir, no creen en el diálogo para negociar salidas que beneficien a ambos grupos políticos en pugna, o que permita que ninguno de los dos pierda demasiado. Lo de ellos es el juego de suma cero: todo o nada. Así se los inculcó Chávez, que practicó eso durante todo su tiempo en el Gobierno y le fue bien”, apunta la investigadora del Centro de Estudios del Desarrollo (Cendes).

López Maya resalta que el principal obstáculo para sellar acuerdos o celebrar el revocatorio es que “el chavismo no es democrático”. Así de simple.

“El concepto de pluralismo es para ellos parte de esa democracia representativa que desprecian. Es democracia burguesa y ellos son revolucionarios. No pueden pactar con nadie porque ellos tienen la verdad. Esto recuerda mucho los fascismos como el español. Los franquistas eran profundamente antidemocráticos y fascistas, despreciaban los valores de la democracia liberal”, acota.

La imposibilidad de disfrutar de un “exilio dorado” también mortificaría a los integrantes de la élite política. “No les parece opción irse a Cuba, Rusia y China, los países de sus amigos. Ellos son muy sibaritas y consumistas para eso, quieren Estados Unidos, Europa, países del Caribe o donde hablen español y haga calor”, considera la profesora de la Universidad Central de Venezuela (UCV).

“Lo cierto es que toda transición democrática para que suceda, tiene que pasearse seriamente por qué condiciones de vida le va a ofrecer a esta gente una vez que pierda el poder. ¿Cuánta impunidad?”, plantea López Maya.

La académica sostiene que “Maduro y su entorno no ven -porque no existe, creo yo- ningún incentivo para aceptar un revocatorio o cualquier otra salida pacífica. Ellos no ganan nada, para ellos es pura pérdida. De modo que no van a aceptarlo. Sólo lo harán obligados por las circunstancias”.

El deterioro del apoyo militar, la ebullición de la calle, la irrupción de una sólida disidencia interna o el aislamiento internacional podrían contribuir a quebrar la resistencia del chavismo, según López Maya. De lo contrario, advierte, las vías parecen bloqueadas. “Por las buenas, no veo por qué saldría Maduro. Él y su entorno no hacen política, no piensan en el mediano o largo plazo, sacrificar hoy para que el chavismo pueda volver más tarde”, cuestiona la doctora en Ciencias Sociales.

Guerra psicológica

El politólogo John Magdaleno estima que el chavismo se niega en redondo a aceptar cualquier consulta por dos motivos: “primero, por lo mucho que le costó llegar al poder. La izquierda que está en el poder es aquella que, en efecto, fue marginada, excluida del Pacto de Punto Fijo y perseguida por los órganos represivos porque le declaró una guerra al Estado venezolano. Y segundo, intentan disuadir para desmoralizar a las filas de la oposición y elevar los sacrificios de la MUD”.

No es casualidad que uno de los principales voceros contra el revocatorio sea el alcalde de Caracas, Jorge Rodríguez, psiquiatra de profesión.

“Las emociones están involucradas en esta estrategia, que busca producir claudicación en la dirección política y resignación en la población opositora”, expone Magdaleno.

El consultor admite que en este momento “luce poco probable” que Maduro se mida en las urnas. Una derrota le costaría la vida al proyecto bolivariano. Empero, no descarta la posibilidad de que pese a todos los obstáculos que se imponen desde el poder, este mismo año se desarrolle el proceso electoral que demanda la Unidad Democrática.

En la misma línea de López Maya, Magdaleno cree que una fractura interna de envergadura puede modificar el panorama actual. Igualmente, el aumento del malestar social, la reacción que generaría una escalada represiva y tensiones en el seno de la Fuerza Armada Nacional son factores que podrían sacudir el tablero.

“No estoy de acuerdo con la injerencia de sectores militares en una coyuntura tan delicada como ésta, pero podría darse algún intento de ejercer influencia sobre el Presidente o sobre sectores del chavismo de ciertos actores de la FAN”, observa el académico.

En el plano internacional, la “amenaza” de activar la Carta Democrática, la pérdida de aliados tradicionales y la intervención de China, Cuba o el Vaticano para buscar una salida pacífica, relanzaría la consulta electoral, indica el profesor universitario.

El Gobierno ha dicho que este año no hay revocatorio. En caso de darse ese escenario, Magdaleno propone otra interrogante: “¿eso logra detener el cambio o lo precipita?”. A su juicio, en Venezuela “haya o no referendo, hay cambio político”.

(Publicado inicialmente el 6 de julio de 2016)

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