Deportes

El camino a Catar comenzó: Uno a uno, las individualidades ante Argentina

Tener un dos a cero favorable jugándole bien nada menos que a Argentina y perder esa ventaja, no puede ser menos que frustrante. Sin el drama de recoger el balón en el arco en el último minuto como pasó ante Perú, pero el embate de saber que hubo contenido suficiente para ganarle nada menos que al líder de la eliminatoria, la realidad reaparece en el camino escabroso que ha tenido que transitar la selección en este itinerario a Rusia.

Publicidad
FOTOGRAFÍA: DAGNE COBO BUSHBECK

Ante la albiceleste, los errores puntuales han dado paso a los infortunios de emociones colectivas en momentos claves de partido. El enredo de la salida del campo de Vizcarrondo contra Colombia significó lo mismo en las consecuencias que trajo la lesión de Koufatty.

Un partido correcto, sí, pero a Argentina hay que hacerle más que eso. Nadie puede dudar del coraje y las ganas de todo el grupo en ganar y remontar, cumpliendo con el pedido solicitado de Rafael Dudamel, aunque eso tampoco fue suficiente. Una amargura más. Otro «faltó poco».

Pero hay aspectos muy positivos y son varios que van más allá del resultado. El rendimiento general fue bueno. Venezuela demostró que lo de Barranquilla fue un accidente y el buen momento de la Copa América se extendió en Mérida en la presentación por la octava fecha, pero con la diferencia de no alcanzar el marcador necesario para ganar, otra vez. El grupo elegido por Dudamel garantiza la competitividad, aunque ya no alcance para seguir luchando por un cupo al próximo mundial.

El análisis individual deja puntos altos, pero el colectivo es el que hoy tuvo lunares. Hay situaciones mínimas de funcionamiento que no están andando a la altura de la exigencia, como la concentración (a falta de la jerarquía que aún no ha ganado la selección en el ámbito continental, mantener el tipo es elemental), el rol de los volantes de recuperación y el orden, ni más ni menos.

-Dani Hernández: Sin ser tan exigido como contra Colombia, encajó dos goles, pero no perdió el liderazgo y el temple que notoriamente le brinda equilibrio al trabajo defensivo. Argentina no le pateó, virtud de Venezuela.

-Alexander González: Su titularidad era anunciada como volante y la ausencia de Rosales por lesión a última hora le dio otra función no prevista, en su posición ordinaria. Batalló a gran nivel en el primer tiempo contra Di
María pero la gasolina no le alcanzó para darle cara en la segunda mitad. Fundido, terminó superado en una zona por la que Argentina generó tormentos, aunque no concretaran las jugadas originadas en el desborde por ese sector, en el que los relevos le dejaron como carne de cañón.

-Oswaldo Vizcarrondo: Cuando más es cuestionado, resurge de entre la crítica para recordarnos que no hay otro que tenga su jerarquía entre todos los futbolistas con pasaporte venezolano. Cortó todos los ataques aéreos y comandó los tiempos de cada paso que daba la defensa.

-José Manuel Velázquez: Su gran partido en el global no lo oscurece una desatención puntual. Un solo despiste en la marca de Otamendi permitió que Argentina hiciera que Venezuela no sumara completo. Le remataron con el pie dentro del área chica, algo que no se puede permitir. Sin embargo, se reafirma como una más que sería opción para ser titular; de hecho, demuestra ser el mejor central criollo hoy por hoy.

-Mikel Villanueva: Correcto. Cumplió y se mostró como la mejor alternativa para el lateral izquierdo. Argentina decidió lanzar ataques por el otro sector y eso lo aligeró de responsabilidades, pero con el apoyo de Peñaranda su banda estuvo exenta de emergencias. Su remate al poste sobre el final le habría dado el ticket de figura patria si la pelota hubiera entrado.

-Tomás Rincón: No está ofreciendo lo que su fútbol puede dar. Ha dejado de ser decisivo en su juego. Si bien disminuyó el traslado excesivo del balón ante Argentina, su función se ha limitado a duplicar el quite. Escasa presencia ofensiva y poco repliegue en las coberturas de los laterales. Marcelo Díaz, Javier Mascherano y Carlos Sánchez, sus pares en Chile, Argentina y Colombia, son esenciales en potenciar el buen momento de sus selecciones.

-Arles Flores: Estuvo a la altura, a pesar de algunos despistes en marca. Su rol era destruir y pudo hacerlo, aunque el tráfico de pelotas del rival se expandía por los costados. Su rodaje internacional favoreció en que cumpliera. Respondió a la elevada vara impuesta por Dudamel.

-Juan Pablo Añor: Expulsó las críticas del choque ante Colombia con un golazo y un gran primer tiempo. Se vació rápido y diluyó su protagonismo en el segundo tiempo. Contesta a quienes dudan de su titularidad con contundencia y gol. La lesión de Rosales le dio la oportunidad de estar desde el vamos y él no la desaprovechó.

-Adalberto Peñaranda: Incisivo, pero algo terco e individualista. Colaborador, como en Colombia, pero con mejor desempeño ofensivo. Hizo de las suyas y generó preocupación a los argentinos con sus despliegues de talento. En su mejor versión, será la principal basa de acompañamiento de Alejandro Guerra en la gestación de peligro.

-Josef Martínez: Decisivo. El dolor de cabeza de la defensa argentina por su velocidad, movimientos y desequilibrio. El contrario no esperaba encontrarse con un futbolista de sus características y él supo explotarlo. El gol fue el premio a un gran partido.

-Salomón Rondón: Se acostumbró a cumplir en la selección el mismo rol que domingo a domingo lleva a cabo en Inglaterra. Chocar contra los centrales y abrirle espacios a los medios de llegada es su labor y ayer se cansó de hacerlo contra Otamendi y Funes Mori. Participación clave en los dos goles, en el segundo derrochó fuerza para minimizar al contrario. Necesitaba una actuación así para recuperar la confianza.

-Víctor García: Entró para recargar el combustible perdido en la banda derecha ante el permanente acecho de Di María. Su debut en eliminatorias fue forzado y le costó meterse en el partido.
Jacobo Koufatty: Su testimonial presencia tuvo consecuencias lamentables. Conmocionado él y el grupo por su pronta lesión, el gol del empate se producía justo en los momentos de su sustitución. Estaba tocado cuando llegó a Barranquilla.

Yonathan Del Valle: Se buscó explosividad en la banda derecha con su ingreso, rol que debió cumplir Koufatty. Trató de ser punzante en el intento, pero en las pocas que tuvo se diluyó en el toque final.

Publicidad
Publicidad