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El Clásico: El implacable Táchira desnuda la crisis del Caracas

Táchira marcha al compás de una partitura muy bien elaborada. Que el aurinegro sea líder invicto del campeonato no es casual.

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“Sachi” Escobar, un DT de los serios, de los que luchan por que sus ideas encuentren buenos intérpretes, lo ha logrado pronto en el equipo andino. En un once definido, no hubo espacio para extrañar la fuerza juvenil de los internacionales Sub 20 Eduin Quero y Samuel Sosa. Este equipo muestra que no es de nombres

En un once definido, no hubo espacio para extrañar la fuerza juvenil de los internacionales Sub 20 Eduin Quero y Samuel Sosa. Este equipo muestra que no es de nombres.

La principal duda que surgía antes del clásico, era cuál de los equipos iba a resultar más afectado por las ausencias de los muchachos que se han ido con Dudamel a Honduras para jugar un par de amistosos y luego, a encarar la preparación para el Mundial de Corea del Sur.

Si Caracas sin Fariñez o si Táchira con los dos mencionados. El tema terminó siendo testimonial, sobre todo en el equipo tachirense, precisamente por la exactitud en el conocimiento de lo que debe hacer cada uno, sea titular, sea suplente. Briceño y Ramírez, los sustitutos en el cuadro amarillo y negro, hicieron olvidarlos.

Táchira aprovechó el primer tiempo para exponer su claridad de conceptos sobre un Caracas que, críticamente, aún no muestra a qué quiere jugar, porque se nota que Sanvicente lo intenta, pero el grupo no lo logra.

Y es que tampoco encuentra el equipo a estas alturas del campeonato. Le quitó la titularidad al juvenil Fereira para ajustar la defensa con Di Giorgi en el lateral derecho.

El escurridizo Molleda sería el de la regla para acompañar a Farías en el ataque, pero, independientemente de quien esté en cancha, a Caracas le cuesta sobrarse para destacar en algún punto. No es letal, no muestra solidez en defensa, no exhibe peligro en su juego. Se diluye fácilmente.

En medio del dominio aurinegro, apareció otra pelota parada para Víctor Aquino, quien con un cobro impecable, puso el gol tachirense. El paraguayo es de los pocos jugadores que vienen del extranjero y rinden de inmediato. Solo ha fallado uno de siete penales, pero tiene un abanico de recursos extraordinario que lo hace ser protagonista en lo que quiera, no solo a pelota parada.

Con el 1-0 y un Caracas sometido en la densidad de ideas y ante un rival superior, Chita hizo un movimiento oportuno. Robert Hernández entró a desequilibrar, algo que no había hecho un inexplicablemente titular Christian Flores.

Poco tiempo le bastó al ex Anzoátegui para prender la máquina y el rojo se hizo más vertiginoso. Dicen que clásico es clásico, y el equipo rojo sacó el único recurso que le quedaba, las ganas, para ir a empatarlo.

En un emocionante segundo tiempo, ambos equipos abrieron espacios y se convirtió en un toma y dame, en el que los de la Cota 905 tuvieron dos posibilidades claras de empatarlo con un penal al palo de Edder Farías y una merienda devorada por Reiner Castro, otro que vino desde el banco para darle desborde a la zona ofensiva roja. Por cierto: en el Clausura pasado, Castro, esas, no las fallaba. ¿Un gafe o falta de confianza? Algo de eso puede ser.

Lo que más preocupa de Caracas es que, necesitando sacar un resultado, con el transcurrir del partido se va haciendo menos peligroso. Se embota, se nubla.

Pierde peligrosidad. No da sensación de poder encontrar lo que necesita. En cambio, Táchira, que cedió la pelota a su rival, volvió a crecer sobre el final del partido y a punta de contragolpes bien gestados por un Pedro Ramírez que comienza a ser aquel que dio el salto a Europa desde Zamora, apuñaló a Caracas con un cabezazo impecable del inagotable Mosquera. 2-0 para un equipo superior, que no pierde en su casa ante nadie desde enero de 2016 y que marcha galopante en el campeonato nacional.

Fueron 90 minutos para olvidarse de la realidad país. Bastó que el público saliera de Pueblo Nuevo para que la compañía habitual de los últimos días, el agrio gas lacrimógeno, reapareciera en la zona norte de San Cristóbal. Realidad de vuelta en breve.

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