Ron Selecto y los viajes de la memoria
Regresó, en edición limitada, el ron que cambió al mercado consumidor entre los años 80 y 90. Y con la mezcla original del Selecto que conociste mientras bailabas merengue
Regresó, en edición limitada, el ron que cambió al mercado consumidor entre los años 80 y 90. Y con la mezcla original del Selecto que conociste mientras bailabas merengue
La nota de cata del Selecto habla de la madera que prevalece, la pimienta blanca, las reminiscencias de naranja confitada y vainilla. Y también de su cuerpo complejo y la larga permanencia en el paladar. Todo eso es verdad. Pero lo que no te dicen es que ya desde el mismo aroma -frutal, tostado, barrica, cherry- el reencuentro con este ron te lanza a un viaje de la memoria que suena a merengue, a miniteca, a Michael Jackson y que usa hombreras y pasea bandejas de tequeños y huevos de codorniz en una fiesta de matrimonio, mientras Porfi Jiménez se prepara para el segundo set y a tu hermano menor lo tienen durmiendo entre dos sillas y arropado con el paltó del tío Domingo.
Cada quien lo recordará a su manera, pero Ron Santa Teresa ha obrado el prodigio de disparar esos juegos del recuerdo al lanzar -esta semana- una edición limitada del Ron Selecto en su icónica botella -la «piñita»- de color ámbar y de vidrio labrado a semejanza de las antiguas licoreras de cristal. Pero especialmente, con su fórmula original: un blend de «rones ligeros y pesados» que incluye algunos con envejecimiento de hasta 12 años en barricas que anteriormente contuvieron bourbon.
“El blend de Selecto sigue siendo un referente para esos consumidores que les apasiona conectar con experiencias únicas y memorables. Su equilibrio entre suavidad y cuerpo lo hace ideal para conocedores, pero también es una excelente opción para quienes descubren el ron por primera vez», dice la maestra ronera de la casa, Nancy Duarte. Y propone una manera «perfecta» de tomarlo: «2oz de Selecto, 1 oz de agua mineral en un vaso largo con hielo hasta el tope”.
La señora Duarte, por supuesto, porta los kilates y la autoridad en la materia. Pero aquí va otra propuesta: si no tienes edad para conocerlo y si tienes la suficiente como para guardar un lejano registro en tu memoria gustativa, al menos la primera vez -la del encuentro o el reencuentro- pruébalo solo, en un vaso amplio que permita la expansión del aroma y percibe su untuosidad, la carga de vainilla, de frutos secos, de madera tostada y luego el calor que persiste en el retrogusto mientras te das cuenta de que tiene lo suyo este extra añejo que en su momento le imprimió un giro afortunado al mercado de los rones venezolanos.
Y luego, sí, añade hielo porque el frío le hace bien.
El Ron Selecto fue presentado en 1983 en una Venezuela que se ufanaba de su elevado consumo de whisky y que solía mirar al ron con una mezcla entre desprecio y temor por aquello del «es que me da ratón». Selecto cambió las cosas. Fue el primer ron extra añejo premium del país y la combinación de su extraordinario líquido y su presentación, derivaron en un éxito rotundo. E incluso, en un símbolo de cierto estatus.
Un éxito que, hay que decirlo, se apuntaló también a medida que se hacían sentir en la economía los efectos del viernes negro y el posterior control de cambio y todo eso que con este vaso en la mano no queremos recordar en este momento.
Hoy, tantos años más tarde, Ron Santa Teresa decide hacer una apuesta que no puede perder: «Selecto es un símbolo de calidad y sofisticación que busca reconectar con aquellos que lo disfrutaron y atraer a las nuevas generaciones que valoran la calidad y tradición en bebidas espirituosas”, dice en la nota informativa del lanzamiento Andrés Chumaceiro, director de operaciones de la empresa.
Con un precio accesible, una botella de colección y una historia afortunada, esta edición limitada de Ron Selecto bien podría hoy convertirse en el eslabón que conduzca a los más jóvenes a sus primeros pasos firmes hacia las opciones premium: un territorio del que ya nadie quiere regresar.