Cultura

Costanza De Rogatis: "Hay que aprender a mirar y a hablar con imágenes"

Costanza De Rogatis utiliza la imagen y su cuerpo como medio para expresarse. Como fotógrafa independiente, su trabajo ha sido exhibido tanto en Venezuela como en Europa, y publicado en las revistas OjodePez y Rearviewmirror Magazine

Costanza De Rogatis
Costanza De Rogatis
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En el 2016, Costanza De Rogatis comenzó a fotografiar su propio cuerpo guiada por una necesidad, una búsqueda de sentimiento más allá de lo físico. En proyectos como Aquí y Puente, utiliza la fotografía como herramienta para esta toma de conciencia de su propio cuerpo. Cantidad de preguntas e inquietudes le surgen mientras trabaja, pero a veces trata de callarlas porque pueden llegar a consumirla: “En ocasiones intento dejarme llevar, hacer la foto sin antes analizarla”.

Antes de ello, Costanza trabajaba con temáticas de cotidianidad y familia. Ganó el segundo premio en el II Salón Nacional de Fotografía GAF-2014 en MÉRIDAFOTO con su proyecto Noi. El mismo fue publicado en la sección Portafolio PHE de la revista OjodePez y obtuvo el reconocimiento del Rearviewmirror Magazine Brand New Talent, premio otorgado por esa revista italiana a fotógrafos que publican su trabajo por primera vez.

Creció en Venezuela, hija de un padre inmigrante y una madre andina. Él era zapatero y, por muchos años, su madre trabajó como cartera: “Querían que tuviera, junto a mi hermana, una formación muy diversa, para que pudiéramos sobresalir en la vida”. Quizás por ello no solo asistió a una escuela con un pensum acorde al italiano, sino que recibió clases de música, baile y pintura.

Las artes, más que un concepto extraño, eran consideradas en su casa como una parte indispensable para el desarrollo del individuo, del ser. “En aquel entonces ya tenía cierta inquietud por las artes visuales, pero no descubrí la fotografía hasta mucho más tarde”. De hecho, trabajaba como curadora para el Museo Alejandro Otero cuando conoció al fotógrafo Rodrigo Benavides, quien la impulsó a incursionar en la fotografía, arte que pronto adoptaría para expresar sus ideas.

Costanza De Rogatis

En la actualidad, Costanza De Rogatis se encuentra en medio de un proceso de aprendizaje en el cual intenta comprender que la emotividad puede ser tan importante como la racionalidad. Está estudiando el propedéutico requerido para ingresar a la Maestría de Filosofía de la Universidad Simón Bolívar: “Resulta estimulante, aunque difícil, encararse a otras ideas y las diferentes maneras de estructurarlas”. El silencio precedía a su continua reflexión, mientras respondía a esta entrevista.

-¿Se reflejarán de alguna manera las medidas de prevención del coronavirus en tu arte?

-Creo que estas medidas se verán reflejadas como preocupaciones que me vienen a la cabeza en relación al contacto físico cambiante y al cuerpo, que debe tener cuidado de sí mismo. Con frecuencia me pregunto cómo es ese contacto físico ahora, el espacio que uno ocupa, el encuentro con los demás. No sé si es viable que estos pensamientos deriven en una obra, pero son ideas que constantemente me rondan por la cabeza.

Estos meses me he quedado en casa con mi mamá pensando en cómo el contacto físico puede afectar a las personas mayores, y en aquellos individuos que se quedaron lejos de sus familiares debido a la cuarentena. Imagino cómo debe ser el tocarse sin tocarse verdaderamente, como lo que tú y yo estamos haciendo ahora mismo: tener una conversación virtual por WhatsApp debido a las restricciones impuestas. Todas estas ideas son como apuntes, no sé si llegarán a algún lado.

Me cuesta un poco de tiempo materializar las ideas, quizás porque las pienso demasiado. Me pregunto constantemente por qué hago lo que hago y si tiene sentido, coherencia como posible obra. Creo que de algún modo estas preocupaciones se filtraran en mi trabajo, aunque quizás no de forma  explícita, sino que estas estrategias o protocolos que ahora tenemos cambian el modo como nos relacionamos, como nos contactamos, y a su vez la forma en que el cuerpo se ve a sí mismo.

A veces me pregunto cómo surgen estas inquietudes, si no serán un calco, como si yo repitiera lo que tú me dices sin haber hecho mi propia interpretación. Entonces cuando reflexiono sobre ello, me cuestiono si hay un aporte, representación mía, como fotógrafa o artista. No solamente es la dificultad de retratar mis ideas, sino de que realmente haya algún tipo de mediación. Es extremadamente complicado y no sé si la simple forma o imagen es suficiente.

He hecho en mi cuenta de Instagram algunas cositas que tienen que ver con todo este tema un poco. En esta red he creado como una especie de diario visual de asuntos que me interesan, que me dan vueltas y que en algún momento quizás lo pueda desarrollar de otra manera más seria.

-¿Qué es la fotografía?

-Para mí la fotografía es muchas cosas. Significa un medio de expresión y una ventana hacia las mentes de otras personas. Con esto último refiero que por medio de la imagen fotográfica puedo observar los pensamientos de los demás. Esta permite una cantidad de aproximaciones muy diversas y es extremadamente poderosa. Soy firme creyente de que una foto puede decir mucho. A escala personal, la fotografía me brindó una lente que me permite asomarme, aproximarme, al mundo.

-¿Por qué elegiste este medio para expresarte?

-Siempre he sentido una necesidad expresiva que de joven no sabía cómo canalizar. De pequeña me gustaba mucho dibujar, pero ya entonces era una persona particularmente temerosa al momento de hacer las cosas. Con frecuencia me comparaba con otras personas y pensaba: “ellos dibujan genial, yo no puedo hacerlo”. Y de esa forma me trunqué las posibilidades de empezar a pintar.

Cuando descubrí la fotografía encontré un medio para concretar muchas de las imágenes e ideas que hasta el momento no sabía cómo exteriorizar. Después de hacer todos los cursos de Rodrigo Benavides, me fui a Italia para hacer un diplomado. Aún sigo siendo muy dura con mi trabajo -estudié en la Escuela de Artes de la Universidad Central, lo que me reforzó mi aparato crítico-, pero se podría decir que la fotografía salvó mi vida.

-¿Cómo es tu proceso creativo?

-A veces me resulta difícil entender mi propio proceso creativo porque tiendo a racionalizar mucho las cosas. Creo que para producir una obra, en ocasiones hay que simplemente hacer antes de juzgar o analizar. Pero yo, por el contrario, pienso en lo que quiero antes de tomar la imagen. No me dejo llevar en ese sentido.

Trabajar con el cuerpo significa que soy yo quien se pone delante de la cámara y se fotografía. Por ello, lo primero que hago cuando tengo una idea es ponerme delante de la cámara y realizar algunas pruebas.

A veces dejo reposar las imágenes mientras pienso si con ellas expreso lo que verbalmente quiero decir. Hay proyectos en que necesitas más fotos de un cierto tipo para poder expresar lo que quieres.
Dónde se va a colocar es la otra parte de cómo quieres que la imagen se observe, un proceso que normalmente se da cuando vas a exhibirlas, ya sea en un libro, una página web o una exposición. Entonces, ahí tengo que reflexionar cómo voy a poner esas fotos una al lado de la otra, qué van a decir cuando se vean juntas. Esto puede ser un problema diferente al de producir la imagen.

-¿Hay algún tema recurrente que te guste abordar?

-De modo explícito, el cuerpo se manifiesta tal cual se ve desde el 2016, pero lo que realmente quiero mostrar con estas imágenes es la vinculación del contacto físico como rastro de afecto y emotividad. Estos temas son los que siempre me han interesado y surgieron de los proyectos que desarrollé mientras estudiaba en Italia.

También me gusta retratar las relaciones íntimas que se dan en la familia por medio del contacto físico. Creo que hay un aspecto de la naturaleza humana que es la necesidad del otro, de tocarlo, sentirlo. Esto lo vinculo muchísimo con el contacto físico, y ahora también con el cuerpo.

-¿Qué artistas te han servido de inspiración en tu trabajo?

-Hay variedad de fotógrafos que admiro y que, con el tiempo, cambian y mutan según lo que leo e investigo. Stephen Short, por ejemplo, es uno de mis favoritos. Aunque no tiene nada que ver con mi trabajo actual, sus imágenes sobre la cotidianidad me impresionan.

Ahora estoy más interesada, sin embargo, en mujeres que utilizan la fotografía y el cuerpo para poder situar a este último en un espacio político donde hablar de la condición de mujer, hacer una declaración de intenciones. Sobre este tema me viene a la cabeza la artista feminista Valie Export.

-¿Te influyó el haber ganado premios con el proyecto Noi?

-El haber ganado y el que publicaran mi trabajo en el Rearviewmirror Magazine Brand New Talent fue un punto importante porque logré mostrar mi trabajo a otras personas sobre un tema muy íntimo y personal: mi familia. Por otra parte, recibir este reconocimiento también me ayudó a superar algunas inseguridades. Como cualquier persona, anhelaba ser validada, y esto me dio justamente eso. Desde ese punto de vista, significó un estímulo para decir que puede que sí tenga las herramientas para expresar lo que pienso. Me hizo sentir que con la fotografía comunicaba algo a alguien más. Y además, también está el hecho de ver mi trabajo publicado en la misma revista donde aparecen artistas a los que tú admiras. Eso es indudablemente motivador. Esto es lo positivo de las competencias.

Por otro lado, para los artistas que no ganan puede ser todo lo contrario. Lo digo como quien ha enviado proyectos a diversas premiaciones y no ha quedado. En esas ocasiones uno se pregunta: ¿acaso mi trabajo no era bueno?, ¿no dije lo que estaban esperando?

Hay que comprender que el que tu trabajo no cuadre con un requerimiento específico de un concurso, no lo descalifica ni lo desmerece. Lo que quiere decir es que lamentablemente la obra no estaba vinculada con las búsquedas de ese premio en particular. Entender esto no es fácil, sobre todo cuando se es joven.

-¿Cómo es tu relación con tu cuerpo?

-Complicada. Creo que por eso comencé a trabajar en este proyecto. Estas fotos me permitieron tomar cada vez más conciencia de mi cuerpo en lo referente al sentimiento y expresión. No me refiero únicamente a sentirme cómoda con mi cuerpo. Esto puede tener un componente, pero no totalmente.
Imagínate que estás en una estación de metro y, para entrar al vagón, debes dejar salir a todo el mundo que estaba dentro. Es entonces cuando intentas entrar. Puede parecer tonto, pero si el cuerpo no se adelanta y se da un espacio, nadie lo va a dejar pasar. En base a esto, empecé a pensar en que otras vinculaciones a escala psíquico y emocional puede tener esa toma de conciencia de que yo ocupo un lugar.

Costanza De Rogatis

Esto para mí ha sido un proceso largo, y más allá de lo estético es el hecho de que me gustaría que expresara lo que siento. No se trata del aspecto puramente físico. Más bien es intentar adoptar a través del cuerpo, lo que quiero ser y cómo quiero sentirme.

-¿Cómo es trabajar con tu cuerpo?

-Cuando trabajo en ello hay una especie de desdoblamiento entre lo que estoy pensando y la actividad que está haciendo mi cuerpo mientras está siendo fotografiado. Hay una actividad física que debo sentir, en el sentido de que las poses o posturas que imagino a veces son solo imágenes en mi cabeza. Mientras las estoy realizando, el propio cuerpo me dicta qué movimientos necesito adoptar. Es como si fuera una especie de performance, solo para la cámara.

Cuando pienso en esa relación del cuerpo cuando está siendo fotografiado, me acuerdo de Reverón: al pintar él se amarraba la cintura para poder sentir la relación del cuerpo con el arte. Al momento de trabajar con el cuerpo debo sentir que este se encuentra presente mientras estoy haciendo las imágenes.

Cada cuerpo que se mueve tiene una intención, ya sea del movimiento por el movimiento o de quedarse inmóvil. El truco está en tomar conciencia de lo que hace, la postura que adquiere en este momento y qué efecto genera en mí.

-¿Cuáles son tus planes para el futuro?

-A principios de año apliqué para un laboratorio interdisciplinario en Colombia. El primer módulo empezaba en marzo, pero como todo, fue retrasado por la cuarentena. La idea del taller es trabajar varios aspectos del cuerpo partiendo de la imagen, el espacio y el sonido, para que artistas de disciplinas diversas –bailarines, músicos y fotógrafos– se aproximaran al tema desde diferentes perspectivas.

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Ese, digamos, era mi plan inmediato. Lo que surgiera del laboratorio pensaba exhibirlo en Abra Caracas, que con anterioridad me habían propuesto exhibir este año hacia el mes de agosto. Igualmente, se dé o no el taller, seguiré trabajando en la realización de esta muestra. Y paralelamente, quiero dedicarme más a la investigación de la fotografía, porque me interesa la parte docente.

He tenido la oportunidad de dar algunos talleres de fotografía. Es algo que me nutre mucho y me interesa de manera particular, por lo que me gustaría avanzar más en ese aspecto.

-¿A qué te refieres cuando dices que hay que estudiar para poder apreciar la fotografía?

-La fotografía tiene esta cosa maravillosa que es la inmediatez de la imagen. Cuando las ves te puede decir o hacerte sentir muchas cosas al mismo tiempo, pero quizás también hace que permanezcas en la superficie. Por eso considero que tanto para producir imágenes como para consumirlas, hay que estudiar. No me refiero a una carrera o a un diplomado, sino a la lectura. Hay que investigar, saber de dónde vienen las imágenes que estamos apreciando, cómo se conectan, qué podemos decir con ellas y el uso que les damos en la cotidianidad.

Incluso cuando solo mostramos una foto sencilla de lo que vamos a desayunar, estamos queriendo expresar algo. Y cuando uno toma conciencia de ello, se da cuenta de que funciona de manera diferente a las palabras. No hay que tenerle miedo, pero hay que aprender a mirar y a hablar con imágenes.

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