Cultura

Ganó la que tenía que ganar: Moonlight

Escribo estas líneas sobre las dos de la mañana, con sentimientos encontrados por el recuerdo que tendremos de aquí en adelante de Moonlight, la cinta que merecía llevarse el Óscar a mejor película.

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Se recordará como un chiste, como le sucedió a Miss Colombia en aquella premiación del Miss Universo. Pero al final fue un acto de justicia. Moonlight estaba por encima de La La Land, tanto como la distancia entre la pareja Emma Stone-Ryan Gosling y sus colegas que años atrás bailaban, cantaban y actuaban. La Academia, consciente de ello, utilizó uno de sus nuevos comodines para sellar la paz con blancos y negros: dividir los galardones más importantes. Así, Damien Chazelle fue reconocido como mejor director, por el colorido musical y el drama de Barry Jenkins como la mejor película.

Fue una gala atípica por el dinámico inicio a cargo de Justin Timberlake, quien interpretó la única canción divertida de la noche: Can’t Stop The Feeling. El opening presagiaba una velada diferente y vaya que sí lo fue. Un envejecido Warren Beatty no sabía qué hacer con un sobre que no aclaraba cuál era la ganadora de la noche. Así que cedió el sobre a Faye Dunaway que balbuceó La La Land (aparentemente le dieron una tarjeta equivocada) y en pleno discurso de los productores, con todo el elenco de la comedia romántica en pleno escenario, se cambió la decisión. Parecía una escena de Naked Gun. Faltaba el detective Frank Drevin (Leslie Nielsen) para certificarlo.

Antes del bochornoso final, Jimmy Kimel había llevado la fiesta con tino. No alargó los chistes sobre Donald Trump, que podrían haber sido interminables. El mensaje «Meryl te saluda», escrito en Twitter al presidente de los Estados Unidos, pasará como una de las mejores bromas que hallamos visto en toda la historia de los Óscar. Detalles como los caramelos que caían del cielo o los turistas que llegaron sin saberlo a la premiación, redondearon a una gala fresca. No hubo una sobrecarga política, como se temía. Sin embargo, no se obvió el tema del muro o de las  minorías. Gael García Bernal, de Guadalajara para el mundo, tuvo unas palabras al respecto y Viola Davis, una fija como actriz secundaria, también.

En cuanto a las películas, ninguna arrasó. Podría pensarse que vencer en seis de las 14 nominaciones es un fracaso. Sin embargo, no es así. La La Land pretendía renglones muy ambiciosos. La interpretación de Ryan Gosling, por ejemplo, se queda muy corta al lado de la de Casey Affleck y el guión palidece ante una obra maestra tan compleja como Manchester by the Sea. Además, en otras categorías, como las técnicas, encontraba a grandes rivales. Así, Hacksaw Ridge fue el gran ganador imponiéndose en montaje y mezcla de sonido. Si alguien salió beneficiado de la edición 89 de los premios de Hollywood fue Mel Gibson, quien terminó perdonado y reconocido.

¿Qué se lleva La La Land? Director, actriz principal, fotografía, producción, música original y canción (City of Stars). Premios suficientes para una cinta que adolece de una verdadera historia. La relación entre Mia (Stone) y Sebastian (Gosling) es tan efímera y trillada que no podía aspirar a más. Salvo la estatuilla de Stone, que debió parar a manos de Isabell Huppert (Elle), La Academia aprecia un gran trabajo de diseño, de empaque, de mezcla de elementos que derivan en una cinta bonita y olvidable.

Por el contrario, los tres reconocimientos a Moonlight la elevan a la categoría de película de culto. Se trata de esas cintas de las que siempre se habla cuando se recuerda a una buena historia. Al otorgarle mejor guión adaptado, mejor actor secundario (estupendo Mahershala Ali) y mejor película, los votantes entendieron que en la historia de Chiron hay mucho más que un simple relato de homosexualidad, violencia o discriminación. Es el triunfo del contenido sobre la forma; de la reflexión profunda por encima de la selfie.

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