Cine y TV

La normalidad puede ser graciosa: tres lecciones de "Bob's Burgers: La película"

Las animaciones para adultos son todo un desafío a la imaginación. Entre el humor referencial, pop y en ocasiones grotesco, son también un medio para relatar historias sensibles y extravagantes. Bob’s Burgers, una de las decanas discretas del género, llega a la pantalla grande y deja tres lecciones importantes que aprender, en especial, para otras tantas series a su estilo que intentaron la hazaña cinematográfica con menor inteligencia y elegancia

Bob's Burgers
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Hay dos cosas que tienes que saber sobre “Bob’s Burgers” antes de ver la película sobre la aventura familiar de Bob y Linda Belcher y sus tres hijos, Gene, Tina y Louise. Primero, que la serie, aunque no te parezca del todo conocida, tiene doce años de transmisión en Fox Network. Y lo segundo, que por más de 200 capítulos, el argumento logró mantener una identidad que supera en ingenio a la mayoría de los animados actuales.

Menos irreverente que “Padre de familia”, más cercana a una entrañable mirada a lo doméstico que “Los Simpson” y en específico, con un sentido del ingenio que deslumbra, “Bob’s Burgers” es un fenómeno pequeño pero contundente.

Ya lo decía la creadora Loren Bouchard en 2011: su idea con la premisa era huir de la insensibilidad, para demostrar que las familiares disfuncionales no tenían por qué ser desagradables. Y lo logra. De hecho, “Bob’s Burgers: La película” es más que un resumen del seriado: se trata de una mirada amable y cálida sobre los pequeños dolores de lo cotidiano. Todo, entre chistes retorcidos, buenas canciones y un trabajo vocal de altura.

Para su llegada a la pantalla grande, los Belcher y sus tres hijos redimensionan la condición de ícono de lo común de la historia original. Juegan en un espacio de decepciones y frustraciones adultas, tan corrientes que de no ser por el humor sutil y brillante, sería algo anodino. Incluso sus hijos, ese trío cómplice, surreal y que mantiene su propia mitología, sorprenden por lo adorables que resultan. Muy lejos del irreverente Bart o del traumatizado Morty viajero multiversal, la niñez en “Bob’s Burgers: La película”, es un juego de espejos con lo mínimo.

Bob's Burgers
Louise Belcher (voz de Kristen Schaal), Gene Belcher (voz de Eugene Mirman), y Tina Belcher (voz de Dan Mintz) (Fotos: Cortesía de 20th Century Studios)

Para la ocasión, “Bob’s Burgers: La película” deja tres lecciones de interés sobre proyectos parecidos. Y en especial, para los amantes de la animación como medio alternativo para contar historias. Un paso adelante, más allá de los espacios conocidos del humor vulgar o vinculado por necesidad a la cultura pop.

1- No necesitas ver la serie para entender lapelícula

Lo que debería ser una máxima en producciones parecidas, se hace en “Bob’s Burgers-Movie”, un inteligente esquema narrativo. La película no es un resumen de la serie, tampoco un espacio de referencias cruzadas. Es una historia con cinco personajes carismáticos de fondo, que, además, se sostiene sobre un sentido del humor más bien inocente.

El resultado es una historia al alcance de cualquiera y no sólo de los habituales de la serie. Tampoco es un homenaje, un recorrido por la mitología o la imaginaria de la premisa original. Con chistes y juegos de palabras basados en el ingenio puro, “Bob’s Burgers-Movie” supera con creces al intento de “Los Simpson” de la pantalla grande. Más precisa, menos efectista y menos concentrada en su trascendencia, la serie cuenta la historia desde su sencillez. Una familia con problemas reales que está a punto de superar (entre villanos ridículos y un aliado conmovedor y torpe), la más extraña aventura de su vida.

2-Conserva todo el brillante equilibrio de una serie de su naturaleza

A principios de los noventa, las series animadas de contenido adulto comenzaron a despuntar como un tipo de producto curioso, arriesgado y de vanguardia que sorprendió a buena parte de la audiencia.

El fenómeno no ha hecho más que crecer: desde el impacto cultural de “Los Simpson”, cuya primera temporada en 1989 asombró por su combinación de humor negro y extraña sensibilidad, pasando por el controvertido éxito de “Beavis and Butt-Head” (1993–2011), la serie de culto “Daria” (1997–2002), la mucho más inofensiva “King of the Hill” (1997–2010), la cruel y excesiva “Ren y Stimpy” (1991–1996), el fenómeno mundial de “South Park” (1997), la retorcida “Family Guy” (1999) hasta la existencialista y cruel “Rick and Morty” (20139, la noción de los dibujos animados como un espacio novedoso para narrar historias sin relación con el mundo infantil se convirtió en una constante dentro de la llamada “era dorada” de la televisión.

“Bob’s Burgers” es la quintaesencia de ese fenómeno, pero también su evolución. Y eso es más notorio que nunca en su inteligente película. El argumento tiene una facilidad asombrosa para hacer reír, pero también momentos emocionales. Eso, a pesar de ser una historia de una sencillez en ocasiones frágil.

Bob's Burgers
Linda Belcher, Louise Belcher, Gene Belcher, Tina Belcher y Bob Belcher (voz de H. Jon Benjamin)

Bob es el dueño de un local con considerables deudas que pagar, mientras que su esposa Linda, es una insistente e inquebrantable madre de clase media convencida del amor familiar. Entre ambos, el humor es un juego de intereses, una mirada a lo extraño, un compendio de situaciones que engloban lo cotidiano. Por otro lado, sus hijos van y vienen desde el mundo de la fantasía, en medio de problemas corrientes de su edad. Y es ese punto de valor lo que convierte a la serie — y ahora, a la película — en una producción de poderosa fuerza narrativa.

3-Es parte de la serie, pero no es la serie

Las series a animadas se convirtieron en un vehículo cada vez más profundo y hábil para la narración y la televisión en una experiencia emocional. Analizan de forma extrañamente dura, y en ocasiones descarnada, la naturaleza humana en medio de chistes y pequeños trucos argumentales que, bajo la apariencia de una mirada inofensiva, tienen la capacidad de mostrar lo peor y lo mejor de nuestra cultura de una manera insólita.

El retrato inquietante de la familia norteamericana promedio creada por Matt Groening con “Los Simpson”, abrió paso a docenas de nuevos lenguajes, en los que lo grotesco, lo conmovedor y, casi siempre, lo retorcido de nuestra cultura tenía un papel preponderante. Se trató de un experimento exitoso que hilvanó los hilos naturales de la comedia de animación con cierta capacidad para parodiar los grandes temas existenciales. Una cualidad que convirtió a este extraño género híbrido en el favorito de buena parte de la audiencia.

La serie de Netflix “BoJack Horseman”, creada por Raphael Bob-Waksberg, es quizás la heredera más directa y digna de toda la lenta evolución de las series animadas en productos sofisticados para una audiencia mucho más compleja que los primeros grandes intentos de hace más de dos décadas. Mientras se acusa a “Los Simpson” de suavizar su lenguaje y de haber perdido parte de su dinámica interna y al resto de los programas semejantes de evolucionar en sentidos dispares y no siempre del todo coherentes, la historia del BoJack se volvió levemente antológica y también se convirtió en una colección de aciertos narrativos que le brindaron a su última temporada un profundo aire de redescubrimiento de su naturaleza como obra reflexiva y casi subversiva sobre la forma en que se analizan diversos temas en la actualidad.

“Bob’s Burgers: La película” llega a otro nivel al establecer el hecho de que un guion brillante es mucho más valioso que incesantes referencias pop o profundos análisis filosóficos. La serie original sólo quiere hacer reír. La película, lo logra con creces. Entre ambas, queda demostrado que en ocasiones no se necesita más que sensibilidad, una notoria mirada al absurdo y simpatía para crear un pequeño clásico instantáneo.

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