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Obi-Wan Kenobi: ¿qué falló en la serie más esperada de Disney+?

El guion de la serie de Disney+ roza lo absurdo y lamentablemente alimenta más los memes que las ganas de ver los pasos de "Ben". Aquí analizamos lo que pudo haber salido mejor si se hubiera tratado mejor a la trama

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Obi-Wan Kenobi
Disney

Primero, una aclaratoria: no estoy a favor de odiar una película o una serie. No tiene sentido escribir solo para subrayar defectos. Sin embargo, en «Obi-Wan Kenobi» estos defectos nos superan porque se trata de un personaje muy querido. Es evidente que estamos ante una suma de malas decisiones que menosprecian la capacidad del espectador para notar cuando un show no es más que fuegos artificiales en la oscuridad.

Un ejemplo ilustra el comentario anterior. En el capítulo 4, los guionistas escogen la peor opción para que Obi-Wan Kenobi (Ewan McGregor) y la pequeña princesa Leia (Vivien Lyra Blair) escapen de una situación muy comprometedora. El público lo notó de inmediato y no paró de hacer chistes ante tan absurda salida. De allí nació el siguiente meme:

Ya en este momento debes saber que vamos a hacer spoilers en estas líneas. Así que si no has visto la serie, es mejor que pares aquí y regreses cuando lo hayas hecho.

El meme se refiere al escape entre cientos de guardias, en la fortaleza de la Inquisidora. Obi-Wan Kenobi no solo cojea, además mete a Leia dentro de la gabardina verde de la que sobresalen cuatro pies. Es obvio que un personal de seguridad que permita esta desfachatez debería ser ejecutado inmediatamente. Lamentablemente no es la única escena bochornosa que presenciamos.

En ningún momento sentimos que la princesa Leia realmente esté en peligro

En el episodio 3, los soldados, que específicamente están buscando a Obi-Wan, no lo reconocen a pesar de que tiene todas las señas posibles: barba y traje marrón. Porque, he aquí uno de los grandes problemas de este spin off: Obi-Wan Kenobi quiere pasar desapercibido tras su retiro sin cambiar ni un pelo de su peluda cara aún cuando todos saben quién es y cómo luce. La resolución de la escena es todo un despropósito: es el camionero Freck quien alerta a los Troopers sobre el forastero sospechoso que lleva y es allí cuando un droide hace el escaneo del rostro.

¿Cómo en un mundo en el que hay teleconferencias e imágenes holográficas (como vemos repetidamente con el Senador Bail Organa, el padre de Leia) no exista ni una foto del mentor de Anakin Skywalker distribuida entre la seguridad? ¿Por qué Obi-Wan se niega a usar algún tipo de disfraz para al menos hacer más creíble el rescate de Leia? Usar un disfraz está más que justificado en esta oportunidad porque el maestro Jedi ha perdido su esencia, no es un hombre con unos poderes absolutos, es más humano y falible.

Vale, sabemos que siempre hay un grado de complicidad con los productos de Star Wars. Es una ficción que exige hacernos de la vista gorda con algunos detalles, como por ejemplo que se pudiera saber si un ser es todo poderoso midiendo sus midiclorianos (una de las peores cosas que le debemos a «La amenaza Fantasma» de 1999), cuando era el misterio lo que rodeada y hacía interesante a los Jedi y por eso tal explicación no aparecía en la trilogía anterior. Pero el guion de «Obi-Wan Kenobi» nos obliga a remarcar el concepto de verosimilitud en cada fotograma.

El problema de fondo

El grave problema de «Obi-Wan Kenobi» es que gira alrededor de dos personajes muy conocidos para los seguidores de la franquicia. Por lo tanto, nadie va a creer que si la pequeña Leia sale corriendo como gallina sin cabeza en los primeros dos episodios, va a resultar herida. Y esto sucede porque sabemos que va a crecer y se va a convertir en Carrie Fisher. Fuera de bromas, sabemos que de adulta será una política muy importante. Lo mismo aplica para «Ben».

Entonces, si sabemos de antemano que la vida de ninguno de los dos protagonistas corre peligro, por más que se enfrenten a Darth Vader, ¿cuál es el punto del spin off? Tal vez la respuesta esté en presentar nuevos personajes que le den profundidad a la trama. «The Mandalorian» es el primer referente. Fue emocionante porque el elenco era casi completamente nuevo y además, el tono de western cautivó a la audiencia (la música era un elemento más). En menor grado, «El Libro de Bobba Fett» también es completamente original en la medida que plantea eventos luego de que el protagonista fuera engullido por el gusano del desierto. Digamos que es un enfoque hacia el futuro.

La Inquisidora es uno de los mejores personajes de la serie

En consecuencia, pareciera que el Jedi y la pequeña princesa no tienen mucho qué contarnos, más allá de las constantes escapatorias de situaciones límite. Esto no es necesariamente malo. Hubo diversión en aquella persecución por los techos de la ciudad que nos recuerda a Japón y despertó interés las escenas donde los inquisidores ponen a prueba la lealtad hacia Obi-Wan. No obstante, la tensión no es tal, básicamente porque los fanáticos están completamente seguros de que la vida de los héroes no corre peligro.

Si los protagonistas no corren peligro, ¿cómo se podría haber mejorado la serie? Pues con más subtramas y personajes interesantes, incluso con más discusiones filosóficas sobre el bien y el mal. Un ejemplo es lo que el programa gana cuando Reva (Moses Ingram) está en pantalla. Su maldad más visceral es oro puro, sin embargo una vez que se explica lo que le motiva, todo se viene al foso. Ni hablar de lo desabrida que fue su batalla con Vader. Otro punto es ahondar en los momentos más duros: como la matanza de los chicos, algo que levantó mucho las expectativas de la audiencia en principio.

Y lo anterior nos pone en relieve el desequilibrio que existe en la serie. Se le da más tiempo y espacio a los encuentros y desencuentros entre Vader y la Inquisidora que a los enfrentamientos entre Vader y su antiguo maestro, cuando esto último era lo que realmente esperábamos. Es probable que todo sea intencional y que en el sexto y último capítulo, alumno y profesor choquen y los fuegos artificiales nos deslumbren, pero parece que ya es muy tarde para que la directora, Deborah Chow, ofrezca algo distinto.

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