Oscar 2023: Las pequeñas producciones podrían dar el gran golpe

“Everything Everywhere All at Once”, de Dan Kwan y Daniel Scheinert, convirtió el abstracto concepto del multiverso -tan en boga gracias a la franquicia Marvel- en un suceso cinematográfico mayor. Con la actriz Michelle Yeoh a la cabeza, narró la historia de una heroína madura cuyo mayor interés es salvaguardar a su familia. Pero en esencial, la película es un golpe frontal al género de ciencia ficción tal y como se concibe en la actualidad.

Algo que logra con menos recursos y más imaginación que varias de las sagas más exitosas de los últimos tiempos. También hizo otra cosa: se convirtió en la gran protagonista de la recién comenzada temporada de premios. Multigaladornada en los Globos de Oro y los Critics Choice Awars, el film, un experimento narrativo y visual a gran escala, podría ser la gran sorpresa en los Oscar de la Academia, cuyas nominaciones se anunciarán el 24 de enero.

Por supuesto, no es la primera vez que películas pequeñas logran vencer a gigantes tradicionales de Hollywood. El año pasado, “CODA”, de Sian Heder, una curiosidad en medio de una lista de contrincantes que incluía a Mank de David Fincher, se alzó con la estatuilla a mejor película. La decisión desconcertó al público y a la prensa especializada, que se preguntó en voz alta si la emotiva historia de una familia sorda era la más inofensiva de una selección que se acercaba de forma peligrosa al escándalo. Pero esta vez, el fenómeno se repite y no por razones tan claras como lo políticamente correcto.

Al mismo tiempo que Steven Spielberg y Alejandro González Iñarritú decidieron contar sus respectivas biografías en grandilocuentes largometrajes de ficción sobria, los llamados géneros menores se imponen. Desde la ciencia ficción a la acción, aventura y comedia, varios proyectos sorprendentes alcanzaron un estatus novedoso dentro de la muy conservadora mirada de la crítica especializada de Hollywood.

Además de la producción protagonizada por Michelle Yeoh, la estrambótica película india “RRR”, de S. S. Rajamouli, también dejó atrás a otros títulos más conocidos y tradicionales. No se trata solo de una proeza, sino de una lectura fundamental sobre la nueva forma en que la industria analiza el cine de entretenimiento. La producción, con casi tres horas de duración y todas las exageraciones de Bollywood, lleva una ventaja considerable sobre la alabada “Top Gun: Maverick”, de Joseph Kosinski. Incluso, sobre cualquiera de la franquicia Marvel, que este año aspira al menos a varias nominaciones de categoría gracias a su sobria “Black Panther: Wakanda Forever”, de Ryan Coogler.

La épica de Rajamouli deslumbró a la prensa y a la audiencia desde su llegada a Netflix y se convirtió en un punto relevante para entender el cine contemporáneo como lenguaje. Con peleas a puño limpio entremezcladas con tomas aéreas, explosiones que abarcan kilómetros, danzas que se extienden tramos enteros e incluso, una improbable historia de amor, RRR es una perspectiva fresca de la acción. O, mejor dicho, es la forma en que Hollywood terminó por aceptar que hay otros mundos cinematográficos a su alrededor. Algunos lo suficientemente sólidos para competir con varias de sus obras mayores y más importantes del año.

Lo pequeño, lo significativo en la alfombra roja

Lo mismo ocurre con “Tár”, de Todd Field, una burla cínica y cruel al sistema artístico y su condición snob. La historia protagonizada por una formidable Cate Blanchett, es poco complaciente y se ha llevado algunos comentarios irritados en Los Ángeles por su rebeldía y desprejuiciada premisa. La Lydia Tár centro de la narración es un genio musical vanidoso, prepotente y sarcástico. Tanto, como para resultar un retrato poco agradable de la potestad de las habilidades excepcionales, un tema que en Hollwyood suele despertar incomodidad.

Por otro lado, Mark Lyod sorprendió en los Globos de Oro con “El menú”, una aterradora visión sobre la vanidad. El formidable guion ataca a la industria de manera sesgada, pero también, a la condición de lo suntuoso como una forma de desperdicio y vulgaridad. Tanto la visión de Field como la de Lyod, son versiones sobre el mal que se salen de la norma, provocadoras y hostiles, que, además, convierten la premisa del miedo en espacios por completo novedosos.

En una tónica parecida, la durísima “The Whale”, de Darren Aronofsky, se considera una de las obras que formarán parte de la lista final de los premios de la Academia. Incluso, por encima de la fallida “Babylon”, de Damien Chazelle, o de “Amsterdam”, de David O. Russell. La historia de un hombre obeso que lucha por reencontrar sentido a la vida brindó una segunda oportunidad al actor Brendan Fraser para brillar. También, convirtió a la discusión sobre la violencia estética en parte de las grandes premiaciones.

Con un aire inclasificable y convertida en una favorita unánime, la película “The Banshees of Inisherin”, de Martin McDonagh, se coronó como la mejor del año en la categoría comedia o musical en los Globos de Oro. Pero incluso antes, la que se considera la secuela espiritual de la icónica “In Bruges” del 2008, se transformó en centro de atención en festivales y diversas premiaciones independientes. La historia, que explora la identidad irlandesa, la soledad, el miedo y la esperanza bajo un burlón cinismo, cautivó a la prensa desde su estreno. A la vez, convirtió al actor Colin Farrell en una de las estrellas más prominentes de la futura temporada. Con la prestigiosa Copa Volpi entre las manos, el intérprete es un favorito en las predicciones sobre futuras nominaciones.

Otra sorpresa es el éxito indiscutible de “Pinocho”, de Guillermo del Toro. Eso, a pesar de las críticas tempranas que insistían que la obra era mucho más una narración terrorífica, que un homenaje al material original. El animado, en técnica stop motion, abandona el humor infantil de las anteriores versiones para crear un universo tétrico y ligeramente siniestro. Se impuso sobre “Red”, de Pixar, con la que ha competido en varias categorías. De hecho, la extrañísima visión del director mexicano sobre el relato se considera una de las mejores obras del 2022 y con toda seguridad, otra de las grandes favoritas del Oscar.

Entre superhéroes y recuerdos 

Angela Bassett es una de las grandes actrices de su generación y su encarnación de la reina Ramonda en “Black Panther: Wakanda Forever” es extraordinaria. Pero la intérprete, además, logró vencer el habitual prejuicio contra el cine de superhéroes en las grandes premiaciones. Incluida en la mayoría de las listas de nominaciones y ya con un Globo de Oro en las manos, Bassett se convirtió en la primera figura de Marvel en obtener el premio a mejor actriz. Así que es muy probable que termine por ser también la excepción de la noche de los premios de la Academia.

Más discreta, pero convertida en favorita de varias quinielas, “Aftersun”, de la directora Charlotte Wells, fue todo un suceso en diversas premiaciones independientes del año pasado. Pero fue su llegada al streaming lo que le convirtió en un fenómeno que asombra por su insólita premisa visual y narrativa. 

Contado a través de diferentes medios y en ritmos distintos, su relato sobre la pérdida -basado en una breve anécdota familiar entre un padre y su hija menor- resulta desgarrador. La producción asombra por su economía de recursos e inteligencia de discurso. Con un guion que se basa en la capacidad de las imágenes para interconectar diferentes versiones de la realidad, la película ya se considera una de las rarezas que lograrán conquistar el resto de la temporada de premios.

¿Romperá el Oscar 2023 el predominio de los grandes presupuestos y nombres en la meca del cine? Tal vez sea aspirar demasiado. Pero lo cierto es que luego de años de lucha, el paisaje de Hollywood finalmente muestra ligeras diferencias. Un logro atribuible quizás a la diversidad de medios o a un nuevo entusiasmo por historias fuera de lo común. Sea cual sea la respuesta, es un paso adelante en la reconstrucción del anticuado mundo de la industria cinematográfica.