Cine y TV

"Secret Invasion": lo que funciona y lo que no en la nueva apuesta de Disney+

La serie que protagoniza Samuel L. Jackson ha recibido palo de parte de la crítica especializada que la ha calificado com "aburrida", "tibia", "tediosa" y "plana". ¿Es tan así? Aquí lo analizamos

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El dicho «cuidado con lo que deseas porque…» se hizo realidad. Para quienes gritaban que el género de superhéroes necesitaba algo más que superpoderes en constante lucha pueden estar hoy extrañando a los Vengadores después de ver el primer capítulo de «Secret Invasion», una serie que pretender ser para el universo marvelita lo que fue «Andor» para Star Wars.

A pesar de que en Rotten Tomatoes la producción acumula una calificación de 66% al momento de escribir estas líneas, lo que se considera como «fresco», las reseñas negativas se multiplican y describen a «Secret Invasion» como «aburrida», «tibia», «tediosa» y «plana». Incluso es el puntaje más bajo para los programas de Disney Plus y Marvel. El mínimo anterior fue para «She-Hulk: Attorney At Law», que obtuvo una calificación del 80%.

«Secret Invasion» también está por debajo de «WandaVision» (91%), «Falcon and the Winter Soldier» (84 %), «Loki» (92 %), «What If?» (94%), «Hawkeye» (92%), «Moon Knight» (86%) y «Ms. Marvel» (96%). Los críticos, que solo vieron dos episodios, enfatizaron que ambos son «demasiado lentos», y uno la calificó de «mediocre», apuntando que «no es el oscuro thriller de espías que han estado vendiendo«.

¿Es así? ¿Los críticos tienen razón? Vamos a analizarlo con un mínimo de spoilers.

Pronto para juzgar, pero…

Se ha comparado mucho el inicio de «Secret Invasion» con «Andor». Primero, porque la producción que protagoniza Diego Luna se centra en conspiraciones y enfrentamientos políticos y tiene como objetivo poner en primer plano a quienes, desde la clandestinidad, dieron su granito de arena para resistir el expansioinsmo del Imperio. Es decir, prescinde de los protagonistas canónicos de Star Wars. Y luego, porque la crítica le dio duro al principio por «lenta» y terminó elogiándola.

Sin embargo, debemos aclarar que «Andor» contó solo en su primera temporada con 12 capítulos, lo que de alguna manera justificaba su calmado inicio. La serie que tiene a Samuel L. Jackson como personaje principal, por el contrario, solo dura 6 episodios, por lo que tendría que dar un vuelco radical a partir de la mitad de la temporada para que los críticos cambien de opinión.

En mi caso, me costó horrores terminar el estreno, lo que incluyó varios cabeceos frente al televisor. De hecho tuve que ver el episodio una de nuevo porque recordaba poco de lo que había pasado. Gracias a eso y a una taza grande de café, pude concluir que en efecto, el debut es aburrido. Solo cuando Fury se encuentra con Olivia Colman (Sonya Falsworth), la producción de Kyle Bradstreet consigue acercarse a su promesa: una historia de «mentiras y conspiraciones».

«Secret Invasion» enfrenta varios problemas. Primero, Fury no es un personaje que brille por sí solo, siempre lo ha hecho en comunidad. Luego, porque la idea de mostrarlo como el Logan (Hugh Jackman) maltrecho y envejecido de James Mangold, aquí parece restarle credibilidad a un personaje que debe hacerle frente a un peligro que, de ser cierto, debería incluir a lo más selecto de los Avengers.

En este contexto, la excusa de la ausencia de los héroes en esta trama parece ridícula si no conoces los cómics, lo que nos lleva a la difícil tarea de tener que aceptar sí o sí que solo Fury puede arreglar el entuerto, sin ningún héroe disponible en caso de que haya que romper el vidrio de seguridad. Afortunadamente tenemos a Ben Mendelsohn (Talos), quien encarna al mejor personaje de la serie y quien realmente tiene los dilemas más importantes si comprendemos la clave de lo que se plantea.

¿Y cuál es esa clave? Pues la naturaleza de los seres vivos. ¿Cuál es la diferencia entre los humanos y los skrulls? ¿Acaso ambos no han luchado eternamente por sobrevivir? ¿Ambos no han tenido que enfrentar a villanos supremacistas que se creen con derechos a matar por un bien mayor? Talos entonces decide seguir al lado de Fury que 30 años atrás había prometido un mundo mejor a los skrulls. Obviamente no solo no consiguió su objetivo, sino que se dedicó a viajar en un intento de autoconocimiento.

El dilema ético está allí presente. Talos, que perdió a su querida Soren, también adolece de credibilidad ante su hija, G’iah (Emilia Clarke) y además debe vivir en «deshonra» según la línea radical de su linaje. De cierto modo es como los talibanes veían a los traductores que ayudaban a los militares estadounidenses en la guerra.

Ese grupo de radicales está dirigido por Gravik (Kingsley Ben-Adir) y G’iah se le ha sumado. Esta línea argumental puede ser muy interesante, sin embargo por ahora solo vemos un pequeño bocado. De todas maneras, estos disidentes recuerdan al que vimos en «Falcon and the Winter Soldier».

Los marcianos llegaron ya, bailando chachachá

Debido a que los skrulls pueden mimetizarse, la desconfianza permea toda la serie. Esto no es nuevo, desde la magnífica serie de culto «V, invasión extraterrestre», hasta los «X-men», la capacidad de hacerse pasar como humanos es un tropo en las producciones de ciencia ficción. Lo importante no es, pues, el efecto «disfraz», por así decirlo, sino las consecuencias.

En «Secret Invasion» la intención es conseguir que Estados Unidos y Rusia se peleen de manera que se desate una guerra atómica que le permitirá a los skrulls sobrevivir porque son inmunes a la radiación. Así les quedará la tierra para ellos solitos. Para ello se echa a andar un atentado que define el camino de varios personajes importantes al final del primer episodio.

De hecho lo más impactante del estreno de la serie es una muerte que funciona como cliffhanger para querer saber más. El problema es que para llegar a este punto, el espectador debe aguantarse una serie de diálogos innecesarios, escenarios oscuros y bastante CGI cuestionable. Pero realmente la pregunta que nos hacemos al finalizar este capítulo es: ¿puede Samuel L. Jackson con el peso de la serie? Por más que amemos al actor, la respuesta, por ahora, no es positiva.

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