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"La zona de interés": final explicado de la polémica y oscarizada película que se estrena en Prime Video

"La zona de interés" se estrena en streaming el 31 de marzo tras haber ganado dos premios de La Academia. El final ha generado mucha controversia. En este artículo lo analizamos al igual que otras escenas

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El próximo 31 de marzo se estrena en Prime Video «La zona de interés» («The Zone of Interest»), la película por la que Jonathan Glazer («Under the Skin») fue nominado a Mejor Director y que terminó ganando dos premios de La Academia (Mejor Película Internacional y Sonido). La cinta es una adaptación libre del libro homónimo de Martin Amis publicado en 2014.

El gran éxito y elogio de la crítica a «La zona de interés» proviene de una ecléctica presentación de la bucólica vida de una familia que reside al lado de los muros del horror: los campos de concentración alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Así, el nazi condecorado y miembro de las SS Rudolf Höss (Christian Friedel), su esposa Hedwig (Sandra Hüller) e hijos, disfrutan de un día de piscina mientras el humo de los cuerpos calcinados de miles de judíos flota en el aire.

La película revela una perspectiva diferente, novedosa, sobre la banalidad del mal, el horror que se vivía en Auschwitz, la vida de los responsables de la construcción de este campo de exterminio y la implementación de un sistema para asesinar como un trabajo empresarial. A continuación puedes ver el tráiler.

Ahora bien, el largometraje en su final plantea varias escenas que descolocan al público. Una tiene que ver con el personaje principal, Höss y otra con un cambio cronológico brusco en la narración. En las siguientes líneas vamos a desarrollar las explicaciones pertinentes, pero para ello deberemos hacer spoilers, así que quedas advertido si deseas seguir leyendo.

¿Qué pasa en el final de La «Zona de interés?

Al general Rudolf Höss se le había solicitado que dejara su lugar en Auschwitz, donde convivía con su familia. Esto generó una minicrisis familiar, pues Hedwig decide que no abandonará esta casa que ella misma ha levantado con sus manos, mostrando un especial interés en el cultivo de vegetales y la jardinería. Por lo tanto, el militar se aleja de sus allegados hasta que recibe una nueva orden: regresará a Auschwitz para continuar con el desarrollo de cámaras de gas donde serán exterminados miles de judíos húngaros.

Höss llama por teléfono a Hedwig , luego de una fiesta que se realiza en Berlín, en la que el partido nazi celebra el exterminio de los judíos. Aparentemente esta es la última noche en este lugar, pero no la disfruta. Le dice a su esposa que imaginó cómo sería asesinar a todos sus compañeros que estaban en el salón de fiesta. Esta declaración habla de la enajenación del militar, que vive obsesionado con su «trabajo». Pero después sucede la escena en cuestión que deja al público preguntándose qué ha pasado.

La escena es así: Höss baja unas escaleras y comienza a tener arcadas incontrolables aunque no vomita. Mira hacia el pasillo oscuro y la película «viaja» al presente. Hay personas limpiando los pisos y los cristales en el Museo Estatal Auschwitz-Birkenau. Luego, la película «regresa» a su línea temporal y vemos a Höss bajar las escaleras hacia la oscuridad. ¿Qué ha pasado?

La normalidad en la vida de los Höss contrasta con lo que pasa afuera

La lucha cuerpo vs. alma

Jonathan Glazer deja muy claro que estos militares y su entorno no tienen la más mínima empatía ni sienten remordimiento por lo que hacen. En ningún momento se cuestionan sus tareas. Sin embargo, es muy probable que el cuerpo de manera natural sí sienta repulsión por la acción cotidiana: asesinar inocentes. Es probable que por unos segundos, Höss reflexione sobre lo que ha hecho y está por hacer. Y aunque ha racionalizado que ese es un trabajo y que responde a órdenes, el cuerpo reacciona con las arcadas. El militar no llega a vomitar precisamente porque desde la mente ha logrado justificar sus acciones.

El propio actor Christian Friedel dijo en una entrevista a The Film Stage: «Creo que es una lucha: cuerpo contra alma. Porque el cuerpo dice la verdad y desde nuestra mente, podemos traicionarnos a nosotros mismos. Somos maestros del autoengaño«.

Glazer fue mucho más allá y señaló a Q&A lo siguiente: «Estos personajes no tienen un arco. No hay conciencia, no hay salvación, no hay redención, no hay nada. Son planos. Son una línea plana. Pero quería mostrar que el cuerpo, de alguna manera, rechaza al hombre. Cómo nos engañamos con nuestras mentes, pero nuestros cuerpos dicen la verdad. Así que hay algo en la verdad de ese rechazo y el horror interno que tenía sentido para mí.».

«Para mí, esa escena comenzó conmigo tratando de entenderle y tratando de imaginarle [a Höss] al final de su vida. Toda la falta de valor de una vida en particular. Y recuerdo hacer un boceto de un par de zapatos y un montón de vómito. En la base de un par de zapatos [había] un montón de vómito, y pensé: ‘Bueno, eso es él’. Así que siempre tuve eso en mente, de alguna manera, eso se iba a representar», agregó.

¿Por qué hay un salto al presente?

Si repasamos con detalle la escena final, podemos ver que Höss mira hacia un rincón en el que no hay luz. Esto representa esa etapa en nuestra evolución como sociedad. Un momento muy oscuro y luego, al mostrar el museo y muchos de los artículos que allí se encuentran, queda en evidencia que a pesar de la meticulosidad del protagonista y de la fiesta del partido nazi, nada de lo que se plantearon, sobre esa visión del mundo, se cumplió. Fue un fracaso.

Eso sí, fue un fracaso que costó millones de vidas. Y de hecho, ocupaciones como la de Rusia a Ucrania, las miles de víctimas inocentes luego de la matanza de Hamas en territorio israelí y conflictos armados en todo el mundo indican que no hemos aprendido mucho del pasado. De manera que Glazer muestra ese horror y recuerda que fue la pasividad de personas comunes (recordar la escena del abrigo o los comentarios de las mujeres mientras beben té), más la maquinaria militar la que permitió esa etapa oscura en la historia.

«Ya sabes, Höss ya se fue. Es ceniza. Pero el museo y la importancia de museos como ese, siguen ahí.Esto no es un biopic, se trata de conectar pasado y presente«, analiza Glazer. Y agrega: «Es una película hecha a partir de un profundo sentido de enfado. No me interesaba hacer una pieza de museo. No quería que la gente tuviera la distancia segura con el pasado y se fuera sin sentirse perturbada por lo que ve. Quería decir no, no, no, deberíamos sentirnos profundamente inseguros acerca de este tipo de horror primordial que está debajo de todo».

¿Quién es la joven que pone frutas en los campos de exterminio?

«La zona de interés» es una película que puede resultar críptica para muchos o algunos de sus mensajes. Por ejemplo, la producción empieza y termina con audios y unos puntos focales que no podemos identificar. El sonido es el ambiente que generaba estas fábricas de exterminio. No obstante, hay un elemento más que confunde a los espectadores: las imágenes recurrentes de una joven que se mueve en bicicleta, aparentemente mientras todos duermen, y pone fruta escondida para que los judíos que trabajan en los campos de concentración encuentren algo de comida durante las extenuantes jornadas.

La joven representa la esperanza en un mundo oscuro. Por eso no tiene un rostro esspecífico

La película retrata esto de manera interesante a través de una lente térmica. La joven brilla intensamente en las tomas. Glazer explicó que la niña que dejaba comida en «La zona de interés» se basó en una persona real: una mujer llamada Alexandria, que llevaba manzanas a los campos de concentración.

Añadió: «Ella vivía en la casa en la que filmamos. Usamos su bicicleta y el vestido que usa la actriz era su vestido. Lamentablemente, murió unas semanas después de que hablamos. Ese pequeño acto de resistencia, el acto simple, casi sagrado, de dejar comida, es crucial porque es el único punto de luz. Realmente pensé que no podía hacer la película en ese momento. Seguí llamando a mi productor, Jim, y le decía: ‘Me voy’. No puedo hacer esto. Está demasiado oscuro”. Me parecía imposible mostrar simplemente la oscuridad total, así que estaba buscando la luz en alguna parte y la encontré en ella. Ella es la fuerza para el bien».

Por ea razón se usa una cámara térmica que permite la concentración de la luz en el personaje. Básicamente, como dice Glazer, la chica representa la esperanza en una película (y etapa de la historia) muy oscura.

¿Por qué la madre de Hedwig abandona la casa y solo deja una nota?

Cuando la madre de Hedwig llega a la casa en Auschwitz parece estar entusiasmada por lo que ha conseguido su hija. Pudo comprobar que la familia Höss vive muy bien. De hecho se queda dormida, completamente plácida en la piscina. Pero esta situación cambia cuando llega la noche. Los gritos, los padecimientos al otro lado de la pared y el humo de los hornos no le permiten conciliar el sueño. Si bien no ve lo que está pasando, lo imagina y por eso se desvela y finalmente se va.

No obstante, se debe tener en cuenta que no se trata de remordimiento o cargo de conciencia. Más temprano recuerda como una conocida está en Auschwitz. «Seguramente por hacer cosas de judíos», dice a su hija. Por lo tanto, realmente se va porque no quiere estar cerca de la muerte aunque disfruta de los beneficios. Es decir, haciendo un paralelismo con los carnívoros: gusta de un buen bistec, mas no quiere ver cómo matan a la vaca. Prefiere vivir sin que le salpique la sangre.

Y ese es uno de los tantos detalles que hacen de «La zona de interés» una gran película. No es una cinta sobre la redención o una propaganda. Los personajes principales no sufren una gran transformación. Tampoco hay un hilo dramático. Son escenas de personajes que parecen monstruos, apenas humanos. Rudolf y Hedwig consiguen hacer de Auschwitz su paraíso personal, su burbuja. Y eso representa, en resumen, la deshumanización de los nazis durante el Holocausto.

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