De Interés

Cada vez más cerca la muerte (y a pesar de ella, seguir)

Había dicho que no escribía más por este año. Me permito contradecirme, me permito decir que no ha sido así. Lamentablemente.

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Ayer 29 de diciembre fueron asesinados a puñaladas dos hombres jóvenes, dos hermanos dentro de un apartamento. La noticia informa que ambos vivían fuera del país y que habían venido a pasar vacaciones a Venezuela, a estar con su familia.

Lo que no dice la noticia es que esos dos hombres no estaban solos: en el apartamento también estaban sus esposas, y sus tres niñas, una de ellas una bebecita de seis meses. El ladrón que irrumpió en el apartamento no tenía arma. Al parecer, al ser descubierto, buscó unos cuchillos en la cocina y con ellos mató a estos dos hombres que se levantaron en la madrugada porque escucharon sonidos en la casa. Que se levantaron a proteger a sus mujeres y a sus hijas. Que antepusieron sus cuerpos y sus vidas para proteger a sus seres queridos.

Pensar que esto ocurre en nuestro país en diciembre es terrible, pero es aún más terrible, vergonzoso e indignante saber que el PSUV y la alta cúpula revolucionara no descansan, no duermen por mantener el poder, el poder que tanto temen perder, que tanto ven cómo se les está yendo.

Fíjense, no trabajan porque nuestras calles sean más seguras, por lograr que unos padres no mueran asesinados en la madrugada de un 29 de diciembre en sus propias casas, sino para seguir saboreando las dádivas del poder.

¿Son estos hombres merecedores de ser nuestros gobernantes?

No pegan un ojo pensando cómo hacer trampa, mientras afuera la gente muere.

Pero, ¿saben que me llena también de pavor?

Pensar que se cierra cada vez más el círculo de muerte.

Ya las noticias de lo trágico no son lejanas.

Ahora, en diciembre, murió un sobrino de una amiga, un niño de tres años, por falta de medicamentos; un conocido cercano fue torturado, luego baleado y luego desmembrado unos días antes del 24 de diciembre, y ahora los familiares de una conocida también cercana resultan asesinados en su apartamento.

Da miedo, amigos, da miedo darse cuenta que todas esas muertes están muy pero muy cercanas a mí, a mi familia, a todos nosotros. En este país no gobierna, definitivamente no, una idea bonita y humanitaria traída por Chávez; este país está descaradamente gobernado por la muerte.

Díganme, ¿es ésta la revolución que tanto cantan los chavistas?

¿O acaso esto también es culpa de la guerra económica?

¿Saben?, al padre del niño de tres años que murió, unos simpatizantes de la revolución le preguntaron cuánto le habían pagado por salir a declarar en torno a los problemas que padeció por la falta de medicamentos. Ni el dolor ajeno se respeta.

Claro, todo es siempre una guerra sicológica. Todo es siempre culpa del otro, y el bueno de Maduro, mírenle qué cara de buen muchacho, nada malo ha hecho.

Ni Cilia Flores tampoco tiene la culpa de nada.

Imaginen, amigos, el dolor y el miedo de esas niñas. ¿Podrán ellas, algunas vez, querer volver a Venezuela? ¿Pensar en Venezuela como su país? ¿Amar a Venezuela? Lo mismo que la hija de Mónica Spear. ¿Podrán ella y estas otras niñas, de adultas, decir con ánimo, con amor,«Yo soy venezolana»?

He dicho que no somos personajes, he dicho que los seres humanos no deberíamos tener un pensamiento único en la cabeza que nos repita y nos vuelva a repetir la misma historia. Sigo creyendo eso, ahora con más convicción.

Debemos trabajar para el cambio, debemos estar cada vez más claros, y cuando digo cada vez más claros, lo digo con toda la intención: más claros, más llenos de claridad, de luz, de caminos de luz, ajenos a la oscuridad del poder, de la ambición, de esta gente, tan desesperada por mantenerse que ya ni gobierna. Su política es la política de la facción, no la política del bienestar de todos los ciudadanos.
Cada vez más cerca la muerte, sí, pero a pesar de ella, hay que seguir adelante, pensar para mejor, actuar para mejor, vivir para mejor, para no estar atrapados para siempre jamás, como personajes de película o novela, en la misma historia terrorífica.

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