Algunos comentarios sobre los Papeles de Panamá

Recientemente salió a la luz, bajo el nombre de “Los Papeles de Panamá”, la punta del iceberg, de todo un entramado de corrupción donde están involucrados moros y cristianos, tirios y troyanos, bandidos honorables y honorables bandidos, comprobando que los corruptos están en todos lados, por la izquierda, por la derecha y por el centro.
Este caso e innumerables ejemplos más, prueban que no hay purismo ideológico que valga, todos los seres humanos o casi todos, pueden ser corrompibles, dejando las patentes de corso disfrazadas de sensibilidad social, totalmente fuera de moda.
La Organización No Gubernamental (ONG) Transparencia Internacional, creada en 1993, tiene como principal objetivo contribuir a la construcción de un mundo en que gobiernos, los negocios, la sociedad civil y las personas se liberen de la corrupción.
Por supuesto, que este es un objetivo encomiable, admirable y necesario, pero algo difícil de concretar, a pesar de los éxitos que han alcanzado varios países en el tema de la lucha contra la corrupción.
Conforme al Índice de Percepción de la Corrupción de 2015 que lleva a cabo esta ONG, alimentándose de la data obtenida por encuestas en más de 164 países, los 10 países mejor percibidos en el tema de corrupción son en este mismo orden: Dinamarca, Finlandia, Suecia, Nueva Zelanda, Países Bajos, Noruega, Suiza, Singapur, Canadá y Alemania. Por cierto, Islandia (uno de los países mas salpicados por el escándalo, ocupa la posición número 13).
Por otro lado en las últimas posiciones se encuentran: Venezuela (158), seguido de Libia, Irak, Angola, Sudán del Sur, Sudán, Afganistán, Corea del Norte y Somalia, posición (167). “¿Coincidencialmente?”
En la mayoría de los países que ocupan las primeras posiciones la calidad de vida de los ciudadanos es alta, y en los que ocupan las últimas, la calidad de vida es baja.
Por esta razón, ésta organización señala muy pertinentemente, que la corrupción no solo es un problema del dinero que se pierde, sino de la vida de las personas a las que afecta, dejándolas a la deriva, sin oportunidades, en un entorno desalentador, porque quienes roban los dineros públicos creen que van a disfrutarlos eternamente, haciéndoles miserable la vida a sus congéneres.
¿Cómo se explica que Islandia, ocupando la posición número 13, haya salido tan mal parada en el affaire de “Los Papeles de Panamá”?
Transparencia Internacional explica que el hecho que un país tenga la casa limpia, no necesariamente implica que los tentáculos del poder provenientes de ese país no se ensucien en otras latitudes, comprobando de esta forma que la corrupción es un flagelo mundial y que solo en aquellos países donde se reconoce el problema, se discute, y se les buscan soluciones, este azote no causa tanto daño, como si lo hace en aquellos países donde no se le pone ningún freno y reina la impunidad, alimentando así, antivalores que colocan el mundo al revés, es decir, convirtiendo en señores a los ladrones del erario público y dejando al resto de la población sumido en la miseria y la desesperanza.
El análisis del caso de “Los Papeles de Panamá” no puede ser sólo reducido a la ilicitud o no de los fondos de las innumerables compañías creadas, sino también a la intención velada en cada una de las compañías que se crearon. Unas compañías se crearon para lavar dinero mal habido y otras para evadir impuestos.
El primer caso, claramente, no admite ningún tipo de justificación. El segundo caso genera mucha polémica entre quienes dicen protegerse de la voracidad fiscal reinante en sus Estados, por entre otras razones, éticas o no, por la falta de retribución a sus ciudadanos de los montos recaudados… y el excesivo monto de impuestos a pagar que hacen inviables el crecimiento de los negocios a futuro (¿Autojustificación?¿Codicia? ¿Sensatez? ¿Justicia?), y quienes opinan que la potestad tributaria del Estado es abstracta, permanente, plena e irrenunciable, sobretodo si la actividad principal que generan las rentas se realiza en el territorio del Estado del cual se intentan evadir los tributos.
Solo pensar en todos los recursos que se van impunemente por las cañerías, en los países que más necesitan de ellos, y en las incontables mejoras para paliar las necesidades más básicas hasta las que complementan el sentido de crecimiento de los ciudadanos, y el vaso de agua sin querer se me queda medio vacío.]]>