Salud

FOTOS | La cara apocalíptica del Hospital Central de San Cristóbal

El panorama se asemeja a un refugio post catástrofe. Colchonetas, almohadas, maletas con ropa, entre otros enseres están ordenados en cada rincón. La zona se ha dividido en pequeñas parcelas donde los propietarios no muestran su mejor cara.

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FOTOGRAFÍA: ROSALINDA HERNÁNDEZ

Conmovidos, preocupados y con signos de pocas horas de sueño en el rostro, viven quienes pernotan a las afueras de una de las entradas de emergencias del Hospital Central de San Cristóbal, (HCS).

Kenya Pérez, dio a luz hace apenas una semana, aun sin cumplir el periodo de reposo indicado en postparto, la mujer duerme junto a su esposo en la acera de la emergencia hospitalaria, en espera de la recuperación de su hija recién nacida que se encuentra recluida en la Unidad de Cuidados Intensivos.

A la hija de Kenya y Javier Rodríguez, los médicos le diagnosticaron, enterocolitis necrotizante, tipo 3-B, lo que ha ameritado dos operaciones y un riguroso tratamiento que los familiares aseguran estar costeando en un 100%.

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“Nos mandaron a comprar unos lípidos al 20%, eso no se consigue en ninguna parte. Nos dijeron que fuéramos a buscarlos a las clínicas privadas, las recorrí todas y no había. Conseguí dos potes por ahí”, dijo Javier.
Le preocupa que el tratamiento se acabe y en unos siete días lo vuelvan a pedir, porque no tiene el dinero para comprarlo.

“Me traje para acá 100.000 bolívares y en menos de una semana ya no tengo nada. Estoy pensando en empeñar o vender mi moto porque primero está la salud de mi hija”.

Aunque en el ambiente se puede palpar la preocupación, el sufrimiento y a veces el desespero de quienes demandan los servicios en la salud pública, nada se compara con experimentarlo propiamente.

No es fácil dormir allí, a la intemperie y pasar todo el día sentados en las aceras porque aseguran los familiares de los pacientes que no se pueden retirar porque la persona que está arriba hospitalizada, depende de lo que pueda hacer el que se queda afuera.

Entre escasez y abusos

Los tachirenses, apostados en la emergencia del hospital central, denunciaron además que el 70% del costo de los exámenes de laboratorio que practican a sus familiares sale de sus humildes bolsillos porque “en el hospital no hay reactivos” por lo que solo en un 30% puede atender los exámenes requeridos por los pacientes.

Aseguran que en medio de la escasez  la crisis no falta quién se aproveche de las necesidades ajenas y comercialice los medicamentos, insumos y exámenes de laboratorio.

“Los laboratorios que están cerca del hospital abusan con los precios de los exámenes. Una persona de escasos recursos de ¿dónde va a sacar la plata para pagar una prueba? Una familia que gane un sueldo mínimo, le tocará al padre salir a robar a la calle para pagar los exámenes porque de otro modo no hay como pagarlos”, dijo Javier Rodríguez.

Señala que el mayor problema no está en salir a comprar medicinas en la calle, el verdadero problema es que no se consiguen.

“La dextrosa no se consigue y el que la tiene la quieren vender al triple, pagué tres a 10.000 bolívares. Y un hemocultivo en más de 8.000 bolívares”

Según relatan los familiares de los pacientes, el personal de la salud les recomienda buscar los medicamentos que necesitan en Colombia, “¿cómo vamos a ir a traerlos de allá? No tenemos plata para ir a comprar medicinas allá”.

Ataques por todas partes

Iris Araque, tiene a su hermana en proceso de parto en el hospital central, provienen del Piñal, localidad ubicada al sur del Táchira, a una hora de distancia de San Cristóbal.
Araque cuestionó los malos tratos a los que están expuestos los familiares de quienes ingresar al HCS, por parte del personal que allí labora.

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“Tengo a una hermana en proceso de parto al subir a preguntar por su estado, me corrieron, me sacaron con la policía. No somos bestias, ni animales para que nos saquen de esa manera”.

Manifestó que a pesar de la ola de inseguridad que afecta las inmediaciones del HCS, los pacientes son sacados a la calle durante la noche, sin permitirles pernotar dentro de las instalaciones del centro de salud.

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“En el hospital hay sitios donde podemos pasar la noche, no nos dejan ni sentar, porque piensan que nos vamos a robar algo. Pero no sé que nos podemos robar si el hospital esta pelado”.

La atracaron y demás…

La noche del pasado martes, cuando Blanca Ortiz se dirigía a un laboratorio cercano al HC, a llevar una muestra para realizar un examen a un familiar, un grupo de delincuentes la persiguieron, le arrebataron sus pertenencias, incluyendo el dinero para pagar en el laboratorio.

“Me tocaron, decían groserías, me empujaron y pidieron que les entregara todo. Con mucha tristeza tuve que darles lo que cargaba y me quede sin la plata para pagar el examen de mi nietica que esta hospitalizada en la UCI”, comentó la mujer que con temor se negó a suministrar el nombre.

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Relatos similares son narrados en boca de quienes en medio de carencias y abusos hacen de su estadía en la emergencia hospitalaria una de las experiencias más difíciles de sus vidas, a pesar que las leyes venezolanas establecen el derecho a una salud gratuita y de calidad.

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