Deportes

Sanvicente: de discutido a reforzado

Lo que la lógica deparaba terminó por ocurrir y no lo que las masas o el entorno quería y pedía. Todo el revuelo que causó el cónclave sostenido entre el presidente encargado de la FVF y el seleccionador nacional el día de hoy, que estimaba como punto de  agenda la posible renuncia o despido de Noel Sanvicente de su cargo, terminó siendo solo humo generado por quienes al parecer, creemos que el tema es más delicado de lo que las dos partes involucradas consideran.

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Lo advertía el propio Laureano González en la transmisión televisiva durante la antesala del partido Venezuela – Ecuador, cuando declaraba que independientemente del resultado de ese día, la continuidad de Sanvicente estaba garantizada. Solo el puño sobre la mesa del técnico en el monólogo ante los periodistas después del catastrófico 1-3, en el que lanzó un “si renuncio, no será aquí”, dejaba en el aire la factibilidad de que en esta reunión, que se extendió por cuatro horas, el futuro del banquillo de la Vinotinto estaría vacante.

Pues, puertas afuera, no fue así. Una reunión de trabajo en la que solo surgió la especulativa frase de Laureano González de “el seleccionador tiene la potestad para hacer los cambios que tenga que hacer” certifica que el proceso actual tiene  respaldo federativo, – el mismo con el que contó en su momento Richard Páez y César Farías, justo cuando las habas cocían – más allá de los malos resultados y de la andanada mediática que ha recibido.

Independientemente de si ese respaldo puede obedecer a un factor de escasez en las arcas de la FVF, ahora reforzado por el apoyo del patrón, Sanvicente presentó un plan de cambios en la Selección que ya cuenta con la venia para ser ejecutado. Confiado y tercamente obsesionado en poder salir adelante en el compromiso más exigente que ha tenido en su carrera profesional, el DT nacional ha apelado a dar un vuelco en lo habitual para lograr su cometido.

Lo más conveniente que pueda suceder ahora mismo es que aproveche el margen de tiempo que se extiende hasta la próxima fecha FIFA (marzo de 2016, compromisos oficiales de eliminatorias mundialistas ante Perú y Chile) para que se fomente la recomposición de la evidentemente maltrecha relación entre jugadores y cuerpo técnico. El acercamiento necesario con los jugadores pasará por encontrar la común asunción de responsabilidades en las derrotas, punto de quiebre en el que el grupo de futbolistas se ha visto atacado directamente por el seleccionador.

La otra posibilidad parte del verdadero sentido que pueda tener la frase “potestad para hacer cambios”. La evidente aspereza e incomodidad con jugadores que no están “comprometidos” (advertencia que ha dejado entrever Noel en sus declaraciones) puede que se traduzca en una limpieza de nombres y ubicación del espacio para las nuevas caras, cambio al que no se ha atrevido hasta el momento por no arriesgarse a darle el protagonismo a la savia nueva que viene abriéndose paso. De aquí a marzo habrá tiempo suficiente como para terminar de identificar y hacer la poda de quiénes “están con el proceso y quienes no” y que incluso se produzca alguna autoexclusión o renuncia a la Selección. Un infierno que puede ser necesario para la búsqueda de resultados, verdadera vara para medir la efectividad de esta decisión.

Lo cierto es que ninguno de esos dos escenarios garantiza una mejora en la propuesta de juego, algo cuya responsabilidad recae directamente en el seleccionador, que no ha podido hacer funcionar al equipo luego de la victoria ante Colombia en Copa América. Con las posibilidades de clasificación al mundial de Rusia ya prácticamente descartadas, la nueva era Vinotinto podrá tener su nudo histórico en esos dos compromisos de marzo. Ahí se podrá saber, resultados a la mano, sí tanto respaldo ha valido la pena.

Lo que la lógica deparaba terminó por ocurrir y no lo que las masas o el entorno quería y pedía. Todo el revuelo que causó el cónclave sostenido entre el presidente encargado de la FVF y el seleccionador nacional el día de hoy, que estimaba como punto de  agenda la posible renuncia o despido de Noel Sanvicente de su cargo, terminó siendo solo humo generado por quienes al parecer, creemos que el tema es más delicado de lo que las dos partes involucradas consideran.

Lo advertía el propio Laureano González en la transmisión televisiva durante la antesala del partido Venezuela – Ecuador, cuando declaraba que independientemente del resultado de ese día, la continuidad de Sanvicente estaba garantizada. Solo el puño sobre la mesa del técnico en el monólogo ante los periodistas después del catastrófico 1-3, en el que lanzó un “si renuncio, no será aquí”, dejaba en el aire la factibilidad de que en esta reunión, que se extendió por cuatro horas, el futuro del banquillo de la Vinotinto estaría vacante.

Pues, puertas afuera, no fue así. Una reunión de trabajo en la que solo surgió la especulativa frase de Laureano González de “el seleccionador tiene la potestad para hacer los cambios que tenga que hacer” certifica que el proceso actual tiene  respaldo federativo, – el mismo con el que contó en su momento Richard Páez y César Farías, justo cuando las habas cocían – más allá de los malos resultados y de la andanada mediática que ha recibido.

Independientemente de si ese respaldo puede obedecer a un factor de escasez en las arcas de la FVF, ahora reforzado por el apoyo del patrón, Sanvicente presentó un plan de cambios en la Selección que ya cuenta con la venia para ser ejecutado. Confiado y tercamente obsesionado en poder salir adelante en el compromiso más exigente que ha tenido en su carrera profesional, el DT nacional ha apelado a dar un vuelco en lo habitual para lograr su cometido.

Lo más conveniente que pueda suceder ahora mismo es que aproveche el margen de tiempo que se extiende hasta la próxima fecha FIFA (marzo de 2016, compromisos oficiales de eliminatorias mundialistas ante Perú y Chile) para que se fomente la recomposición de la evidentemente maltrecha relación entre jugadores y cuerpo técnico. El acercamiento necesario con los jugadores pasará por encontrar la común asunción de responsabilidades en las derrotas, punto de quiebre en el que el grupo de futbolistas se ha visto atacado directamente por el seleccionador.

La otra posibilidad parte del verdadero sentido que pueda tener la frase “potestad para hacer cambios”. La evidente aspereza e incomodidad con jugadores que no están “comprometidos” (advertencia que ha dejado entrever Noel en sus declaraciones) puede que se traduzca en una limpieza de nombres y ubicación del espacio para las nuevas caras, cambio al que no se ha atrevido hasta el momento por no arriesgarse a darle el protagonismo a la savia nueva que viene abriéndose paso. De aquí a marzo habrá tiempo suficiente como para terminar de identificar y hacer la poda de quiénes “están con el proceso y quienes no” y que incluso se produzca alguna autoexclusión o renuncia a la Selección. Un infierno que puede ser necesario para la búsqueda de resultados, verdadera vara para medir la efectividad de esta decisión.

Lo cierto es que ninguno de esos dos escenarios garantiza una mejora en la propuesta de juego, algo cuya responsabilidad recae directamente en el seleccionador, que no ha podido hacer funcionar al equipo luego de la victoria ante Colombia en Copa América. Con las posibilidades de clasificación al mundial de Rusia ya prácticamente descartadas, la nueva era Vinotinto podrá tener su nudo histórico en esos dos compromisos de marzo. Ahí se podrá saber, resultados a la mano, sí tanto respaldo ha valido la pena.

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