Deportes

Crisis Vinotinto: El juego sigue trancado

De saco azul grisáceo, pantalón del mismo color y calzado muy casual. Noel dejó a un lado su portentosa chaqueta negra Adidas, distintiva de la Selección y cuya gruesa textura demostraba informalidad, pero también poder. Como siempre puntual, esperaba por la prensa en el modesto hotel Cumberland de Chacaíto.

Publicidad

Estaba sentado en el lobby del hotel y pude saludarlo. Su respuesta fue muy cordial. Conversamos con los omnipresentes Oscar Giovanny Castro y César Semidey. Hablamos de Zamora, de Yeferson Soteldo, de Luis Melo, del rol de Yordan Osorio en el equipo de Franceso Stifano.

Muy tranquilo, afable como antes en el mano a mano con la prensa. Sin embargo, el tema selección, lo dejábamos para la sala.

Adentro esperaba de pie un grupo de fanáticos, una especie de falange que fue a apoyar al seleccionador, pero que, inevitablemente, generó un ambiente intimidatorio para los representantes de los medios de comunicación.

Sanvicente se mostró apenado con los medios. Quizás el arrepentimiento mayor en el conflicto Vinotinto está relacionado con la actitud que dispensó a los comunicadores en Puerto Ordaz después del partido contra Ecuador.

De resto, se palpa que la crisis parece estar estancada y que si existe una luz en el túnel, se verá apenas a partir de enero cuando el entrenador realice una gira para visitar a los referentes sublevados de la Selección. Dos horas y media de preguntas y respuestas, donde pocas cosas quedaron claras, señal de que Noel debe urgentemente manejar un discurso menos dubitativo y guabinoso.

Cumplirá el rol de pacificador que ya había anunciado. Convencido que es el momento de la unión y la consideración de que la camiseta está por encima de todo, no parece tener listo el mensaje que llevará a los jugadores de parte de los federativos, los principales acusados en el divorcio.

No queda claro tampoco que el cacareado apoyo de los dirigentes para con el entrenador, sea realmente cierto. Incluso, el seleccionador se mostró disconforme ante la ausencia de algún representativo de la FVF durante el comienzo de la reunión.

Sanvicente intenta todavía buscar puntos de encuentro en la responsabilidad de la catástrofe. Sin embargo, asume su culpa y lanza el salvavidas al agua: «Estoy donde estoy gracias a los jugadores», dijo, pero también insistió en que la crisis debe ser asumida por todos. «Tengo la culpa, pero ellos también», tal como ha venido diciendo desde que perdió el primer partido de las eliminatorias.

Que todo está en neutro luego de los episodios de las cartas que fueron y vinieron es más que real. Se evidencia en que la confianza que tiene de que el grueso de los seleccionados no vaya a renunciar, se contrapone al plan B que admitió tiene listo para elaborar la próxima convocatoria en caso de que haya una autoexclusión masiva. Confía, pero no tanto, en sus jugadores.

El discurso sigue siendo el mismo: en un ambiente hostil y fracturado, sigue apelando al trabajo como único activo para seguir adelante. Le pregunté si existía otro argumento sólido para tanta insistencia en seguir al frente de la Selección y solo me habló de que se siente con fuerza para hacerlo. Sabe que nada más le respalda para justificar su obstinación por seguir dirigiendo el barco en medio de la tormenta.

Plausible es la idea que planteó de asesorarse con técnicos extranjeros en el manejo de este tipo de situaciones. Palabras con experiencia y sapiencia son necesarias para un Sanvicente claramente superado por el volcán que sigue brotando lava. “Me siento triste”, sigue diciendo, expresión inequívoca que las cosas siguen igual. Alguien debe ayudar a manejarlo y superarlo.

Dice que los números aún le dan la esperanza de no descartar la posibilidad remota de clasificar al Mundial de Rusia, pero antes había dejado entrever que el largoplacismo ha dado paso al único objetivo de salir respirando del doble duelo venidero por eliminatorias ante Perú y Chile. Ya no hay metas a largo plazo. La vida se juega ante cruzados y australes.

De juego, de fútbol, se habló muy poco. ¡Hay tanto que solucionar por fuera antes de componer el desastre en la cancha! Pedirá más concentración a sus jugadores, única forma, para él, de seguir evitando tantos “regalitos”.

Llegué a la rueda de prensa con la esperanza de que el trabajo de reconciliación ya llevaba un camino andado y me doy cuenta que apenas está en la etapa de intenciones. Enero será crucial. Navidad seguirá bajo la oscuridad de la incertidumbre.

Publicidad
Publicidad