El galés regresó de su lesión para despertar a su equipo y evitarle un sofoco ante un rival que dignificó al fútbol tras firmar un gran partido ante un gigante.
El conjunto blanco jugó con fuego hasta la última media hora, momento en el que reapareció Bale después de dos meses ausente por lesión. La salida del galés al campo apagó un posible incendio y ayudó a Borja Mayoral a lucirse con un doblete que dio la vuelta al marcador tras el tanto de Luis Milla en la primera parte.
Se esperaba una noche plácida para el Real Madrid, con el regreso de Mateo Kovacic, de Keylor Navas y de Bale. Todos se habían perdido muchos partidos por lesión y tenían la opción de volver a jugar. Al final, de inicio, lo hicieron los dos primeros.
También era el día para Marcos Llorente, Dani Ceballos, Theo Hernández y Borja Mayoral, que necesitaban reivindicarse para pedir más minutos.
Y era el día de los canteranos. Jugadores como Álvaro Tejero, Óscar Rodríguez o el argentino Franchu Feuillassier tenían un escaparate perfecto para hacerse notar. Entre todos componían un guión perfecto para un supuesto trámite que tenía que acabar al filo de una medianoche fría y lluviosa.
Sin embargo, no fue así. El partido, como el clima, se tornó desapacible para el Real Madrid gracias al buen planteamiento del Fuenlabrada y a sus ganas de agradar en un estadio que muchos pensaban que iban a visitar como si fuera un museo. Los hombres de Antonio Calderón dieron una lección a su rival en los primeros 45 minutos.
A lo largo de la primera parte, el Fuenlabrada llegó a dominar la posesión, se cerró a la perfección sin dejar huecos al equipo de Zidane, que en algunos momentos rozó la desesperación, y contragolpeó con calidad para crear casi todas las ocasiones peligrosas antes del descanso.
Además, las hizo desde el principio, sin dar un respiro al Real Madrid, cuando Hugo Fraile falló una oportunidad clarísima con un disparo desde dentro del área tras una asistencia de Matheus, que después se encontró con Keylor Navas en un mano a mano que sacó el portero costarricense.
La excelsa media hora del Fuenlabrada tuvo su premio para el equipo de Segunda División B, que por fin acertó entre el desconcierto madridista con un disparo de Luis Milla desde casi 25 metros.
El destino quiso que el hijo de Milla, exjugador del Real Madrid, abriera el marcador con un zapatazo que pilló a Keylor Navas con la mano blanda. No la puso con firmeza, el balón rebotó en el larguero, le golpeó en la espalda y el Fuenlabrada se adelantó en el marcador ante el asombro del público que acudió al Bernabéu.
Ese tanto tampoco espoleó al Real Madrid, que, por dignidad, intentó maquillar el resultado antes de marcharse a los vestuarios. Sólo en los últimos cinco minutos consiguió inquietar al Fuenlabrada con tres disparos seguidos de Mayoral, Franchu y Ceballos. Sólo el segundo fue a portería.
Ese fue todo el bagaje ofensivo del Real Madrid en la primera parte. Apabullado y por momentos sonrojado por el Fuenlabrada, se fue con la mosca detrás de la oreja y con el fantasma del «Alcorconazo» lejano pero presente.
El equipo de Zidane aún tendría que sufrir unos minutos más. Hasta la salida de Bale a falta de media hora, el Fuenlabrada pudo marcar el segundo con dos cabezazos: uno de Matheus que salvó Keylor Navas y otro del argentino Daniel «Cata» Díaz que mandó al larguero de la portería defendida por el guardameta costarricense.
Justo después de la opción del central argentino, salió Bale y prácticamente en el primer balón que tocó mandó un centro perfecto con el exterior del pie izquierdo que remató Borja Mayoral al fondo de la portería de Pol Freixanet. La calidad del galés acabó con el sueño del Fuenlabrada.
Bale llegó al rescate justo cuando los pitos comenzaban a ser una sinfonía desagradable en el Bernabéu. Y Bale sentenció tras provocar el segundo de Mayoral, que recogió el rebote de un mano a mano del galés que salvó Freixanet.
Quedaban veinte minutos para la conclusión del choque y el Real Madrid evitó gracias a la reaparición de Bale un sonrojo que podría haber sido de dimensiones históricas.
El Fuenlabrada consiguió su justicia poética con el tanto de Álvaro Portilla en el último instante y, aunque empató, fue el ganador moral. Jugó mejor, apretó desde la humildad al gigante y dejó una imagen inmejorable en una noche en la que Bale evitó un sofoco al madridismo]]>