Cultura

El aniversario inerme del Teatro Teresa Carreño

Serán solo tres espectáculos, en un fin de semana, los que conmemoren el nacimiento del complejo cultural más importante del país, cuya infraestructura está tan abandonada como su programación.

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Foto: Archivo

El Teatro Teresa Carreño no abrirá la Sala Ríos Reyna para su 34° aniversario. La celebración, que comprenderá solo dos funciones de danza y una ópera, se llevará a cabo en la Sala José Félix Ribas, con sus 500m2 y sus 347 butacas.

“Creo que el espacio para presentarnos ahorita es ese. Y fue una decisión de la directiva. Ya llegará el momento de que subamos a la Ríos Reyna con un espectáculo de mayor envergadura. Pero como siempre digo: lo importante es que se haga”, afirma Luis Penso, coordinador del Ballet Teatro Teresa Carreño.

La gala durará dos días. Este viernes 21 de abril será para el movimiento: la compañía estable de danza neoclásica presentará la pieza Dile a la luna que venga, coreografía de Robert Arámburo y con música de Simón Díaz y Hugo Blanco.

Mientras que Teresa Danza Contemporánea ofrecerá El solar de los aburridos, una obra que muestra desde 2015 y es creación de su director Félix Oropeza. Incluirá piezas de Rubén Blades, Héctor Lavoe y Alfredo Naranjo.

“Es una historia hecha por sus mismos intérpretes. Se trata del espacio habitado que transforma el espacio geométrico. ¿De dónde vienes? ¿Tomabas café? Y ahí empieza a surgir todo. Esto es el hogar, la casa. Es pensar que la vida es redonda y no tiene fin. Es una forma de celebrar”, señala Oropeza.

El sábado 22 será de música. La Orquesta Sinfónica de Venezuela y el Coro de Ópera Teresa Carreño junto con un grupo de cantantes líricos homenajearán al teatro con un repertorio que incluye arias de piezas de Gioachino Rossini, Giacomo Puccini, George Bizet y Francesco Cilea, entre otros.

El teatro y su cronograma

A pesar de que ya finalizó el primer trimestre del año, el complejo cultural ubicado en Los Caobos aún no tiene una programación 2017 establecida. De acuerdo con Penso –“y aunque pueda sonar cliché”, dice– la crisis que atraviesa el país ha influido.

“No ha sido fácil de concretar. Vamos a ir trabajando con base en lo que vamos confirmando”, afirma.

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El director ejecutivo de la Fundación Teatro Teresa Carreño, de dreadlocks y chaqueta, asegura que la cantidad de espectáculos que ofrece el complejo cultural “la tienen pocos teatros en el mundo”.

En 2016, entre las producciones propias, las coproducciones, las producciones independientes (aquellas ejecutadas por otras organizaciones y para las cuales alquilan los espacios), actividades formativas y de feria, el TTC presentó 712 eventos.

“Son cifras bastante notables para un teatro como este porque aprovechamos todos los espacios incluso las áreas de los talleres las estamos activando escénicamente. Y vamos a inaugurar una zona de más de 4.000 m2 para el centenario de la muerte de Teresa Carreño (que se cumple el 12 de junio)”, dice.

Asegura que en el país existen deficiencias en gestión de instituciones culturales, pero que el TTC tiene un potencial que se debe potenciar: “Y para ello estamos trabajando”.

El teatro y su ballet

Durante 2016 fueron varios los intérpretes que dejaron el Ballet Teatro Teresa Carreño. La crítica situación económica y los bajos sueldos los obligaron a irse del país o buscar otros trabajos que les permitieran subsistir.

Ante esta situación, la fundación que rige el teatro decidió convocar audiciones para poder llevar a cabo la edición 21 de El Cascanueces, que desde hace dos décadas es tradicional los diciembres venezolanos.

Pero los bailarines seleccionados –cerca de 30– solo fueron contratados para ese proyecto. Desde entonces asisten para formación.

“Si bien es cierto que unos se van, otros vienen. Triste y angustiante sería no poder encontrarlos. Sin embargo, como algunos son del interior, si no tienen un proyecto concreto no van a estar aquí, porque eso representa un gasto. Lo importante es que nos hemos dado cuenta de que en otros estados hay una cantera impresionante y gente”, señala el coordinador de la compañía.

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Actualmente el ballet cuenta con 38 ejecutantes. Algunos de ellos están de permiso, como por ejemplo la pareja de bailarines principales, Freddy Urdaneta y Susan Bello, se encuentra en México en un curso de actualización metodológica.

Yuliana Bello se mantiene como principal y comienza a ascender Astrid Arvelo. Además, como parte de la nueva camada, Laleska Seidel, de Barquisimeto y con 17 años de edad, fue una de las que destacó.

“Solo necesita madurar; pero el nivel técnico está básicamente bien acabado. Siempre habrá que perfeccionar, pulir detalles, pero hay material”, asegura Penso.

“Que la compañía ha cambiado el perfil y ahora tiene más gente joven no es algo que ocurra solo en Venezuela, sino en muchas partes porque los bailarines van dejando los grupos y sienten la inquietud de moverse en otro lenguaje. Lo importante es que no la perdamos”, concluye.

El teatro y su infraestructura

El complejo –de 22.586m2– se erige sobre un terreno de 80.000 m2. Diseñado por Dietrich Kunckel, Jesús Sandoval y Tomás Lugo Marcano, al edificio no se le ha hecho la inversión adecuada para la restauración y mantenimiento de su infraestructura.

Luego de que fuera intervenido por una junta encabezada por Gustavo Arreaza (convertida ahora en Junta Restauradora), el único trabajo fue la actualización del sonido de la Sala Ríos Reyna con la instalación del sistema Constellation. Pero son numerosas las materias pendientes.

“Hemos establecido un flanco fundamental que es la recuperación de los espacios por parte de los mismos trabajadores del teatro. Aquí contamos con técnicos electrónicos para la recuperación de la barra, las tramoyas; técnicos para los sistemas de agua helada. Para todo lo que tiene que ver con la parte mecánica, mantenimiento de las escaleras y ascensores. Eso se trabaja con cierto nivel”, afirma el director ejecutivo de la fundación.

Peña reconoce que el presupuesto siempre ha sido insuficiente. Y que una de las mejoras necesarias es la del sistema de iluminación.

“La junta de dilatación, el techo y otras áreas afectadas también requieren una inversión. Pero progresivamente haremos un mantenimiento preventivo y correctivo. No es tan fácil como solucionar deficiencias de hace 30 años, pero nos permite avanzar poco a poco”.

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