Agricultura

Agricultura en Venezuela es un negocio de alto riesgo por contrabando y la escasez

La agricultura en Venezuela ha vivido un año 2023 muy difícil y de malos resultados. Desde las inundaciones por intensas lluvias, hasta la escasez de fertilizantes y el contrabando, el rosario de problemas dificulta invertir en el campo.

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Agricultura y abastecimiento en Venezuela, alto riesgo

Los bajos precios a la hora de vender las cosechas y la falta de créditos, insumos, fertilizantes y repuestos, también hacen mella en la estructura de negocios de la agricultura en Venezuela. Los productores de cualquier escala suman contratiempos más allá de l clima y de las recurrentes plagas.

Según la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios de Venezuela, Fedeagro, en lo que va del año 2022 hubo un pequeño crecimiento en maíz blanco, el cereal de la tradicional arepa venezolana.

Este es el rubro bandera de la agricultura en Venezuela, y después de haber experimentado un crecimiento en la superficie sembrada, el sector enfrenta malos precios del producto final que lleva al mercado.

“Afuera los precios internacionales subieron y en Venezuela bajaron, cosa que no se entiende porque estamos deficitarios, y eso se puede traducir seguramente en un frenazo para 2023, se prevé que tengamos ese techo de 250.000 hectáreas sembradas y cosechadas”.

Celso Fantinel, presidente de Fedeagro

Los costos de producción, según cálculos de los productores agrícolas, se estiman en $450 por tonelada, sin embargo, la industria les aplica un descuento por humedad o impureza, llegando a bajar el precio a $400, pero, hubo industriales que pagaron la tonelada a $340, lo que hizo que no toda la producción se vendiera.

Estos 50 o 110 dólares menos por tonelada, resultan una fuerte descapitalización para los hombres y mujeres del campo.

Es por esto que los productores estimaban superar las 300.000 hectáreas en 2023, sin embargo, debido a los bajos precios, hay mucho cereal que no se ha colocado o vendido, y posiblemente no se venderá hasta el mes de febrero, también por problemas de flujo de caja de la industria. Todo eso traerá retraso en la siembra sumando también el hecho de que los insumos para 2023 hay que comprarlos en los meses de octubre, noviembre y diciembre.

Las cuentas no cuadran en el campo venezolano

Algunos empresarios y productores han tratado de hacer una especie de preventa, pero, hasta esta semana la respuesta no ha sido satisfactoria en términos de compra de esos insumos para sembrar en el primer ciclo de 2023. Tampoco entre las asociaciones han podido recoger dinero para traer al menos 30.000 toneladas de fertilizantes y semillas.

Como no hay créditos bancarios suficientes, el productor del campo tiene que esperar que las cosechas sean canceladas para poder reinvertir y tratar de cumplir con la mesa de los venezolanos. Cifras de Fedeagro muestran la crisis en el campo, al producirse en el país sólo el 10% en promedio de lo que se consume.

El arroz no creció ya que no hubo durante todo el año 2022 buenos precios para los productores, esto debido a que grupos afectos al gobierno siguieron importando arroz con 40% de granos partidos, sobre todo para las bolsas Clap (de alimentos subsidiados para el principal programa social del gobierno).

Sin embargo, “también vemos que ese arroz llega a los anaqueles”, aseguró Fantinel.

El contrabando tampoco dejó crecer este rubro, dijo Fantinel.

“El contrabando de alimentos que en su mayoría es arroz, azúcar, aceite, le hace mucho daño a los productos venezolanos”.

Celso Fantinel

Por el contrario, la caña de azúcar sí elevó su crecimiento 20 puntos porcentuales durante los dos últimos años, y los productores esperan que siga este ritmo para el próximo.

Hacia el lado de las hortalizas, en Fedeagro piensan que su poco crecimiento se debe a los precios ínfimos y el bajo consumo.

“Hemos visto que algunos productores regalan sus cosechas a precios ridículos, no alcanzan a cobrar los puntos de equilibrio de producción, muchos han tenido que vender segundas casas o carros para mantenerse en la actividad”.

Celso Fantinel

¿Y el sorgo venezolano?

El sorgo desapareció. De haber tenido cosechas de hasta 400.000 toneladas, 400 millones de kilos, ya no se cosecha en el país. Se dejó de usar como complemento para el maíz amarillo en la manufactura de alimentos concentrados para animales. Antes se utilizó mucho en el centro y oriente del país, Guárico, Anzoátegui, Monagas, explica Fantinel.

«Por efecto de la ganadería, se cosechaba el grano para la industria, para hacer esa comida para animales, y lo que quedaba era comida para el ganado, nutriente para el ganado. Las últimas grandes producciones fueron para los años 2008 y 2009, unos 400 millones de kilos, hoy en día no se producen más de cinco millones de kilos”, agrega.

En cuanto al frijol, solo se está sembrando el llamado frijol esmeralda para exportación, y se coloca en los suelos en el ciclo norte verano, que, por cierto, fue muy exitoso en la temporada 2021-2022, ya que se lograron producir más de 70.000 toneladas que se están todavía exportando hacia el mercado asiático.

La caraota negra tuvo “una muy baja producción”.

En cuanto a la soya, nunca se ha logrado despegar más allá de 10.000 o 15.000 hectáreas, siendo que en Venezuela se necesitan para oleaginosas entre 500.000 a 700.000 hectáreas.

El clima no ayudó

Además de esto, el tema climático afectó mucho a los productores, sobre todo en el occidente del país, en los tres estados andinos que es donde se produce el 70% de las hortalizas que se consume en Venezuela ha habido inundaciones semanales o quincenales. En el Zulia más de 150 mil hectáreas inundadas porque se rompieron algunos diques.

“Tú tienes el agua por encima, dos metros de altura, y si no se dragan se van a seguir inundando y para parar eso, hay que reforestar la montaña, pus la siguen talando para sacar leña y hacer comida o venderla. Hay una anarquía en todo en eso”, expresó el presidente del gremio de productores agrícolas.

Las naranjas casi muertas

La naranja se ha visto perjudicada por la enfermedad del dragón amarillo, proveniente de china. De las 35.000 hectáreas que se tenían destinadas para su producción, la plaga acabó con más de 30.000, es por eso que los productores están tratando de generar una mata que sea resistente al dragón amarillo en conjunto con las universidades y con expertos en Estados Unidos, México y Asia. De hecho, ya han llegado al país algunas plantas que, dicen, son resistentes a la enfermedad.

Sin fertilizantes no mejoran los suelos

Las necesidades en cuanto a fertilizantes rondan las 250.000 hectáreas métricas. En 2021 solo se importaron 130.000 toneladas métricas y posiblemente se produjeron en Venezuela otras 30.000.

“Todavía Pequiven logra a través de Fertinitro en el oriente, producir urea, pero, no es suficiente, cada vez que hay siembra se crea un cuello de botella y se quedan muchos productores sin la urea. Luego está la semilla en genral, el 30% se produce internamente, el 70% hay que importarla desde México, Estados Unidos e India, ésta última, a través de Argentina”, indicó Fantinel.

¿Si aquí hace falta el fertilizantes, cómo es que exportamos recientemente a Colombia dos barcos?

“Bueno igual que cuando aquí hacía mucha falta el diésel, se exportó o se ayuda al pueblo cubano. Esa exportación de urea se hizo cuando los ciclos estaban aquí terminados, pero, si servía para acopiar para el nuevo ciclo norte verano, y así no se crea ese cuello de botella cuando los productores la requerimos. Si la petroquímica es débil, la agricultura también lo será. Estamos importando el 80% de NPK (abono de nitrógeno, fósforo y potasio) desde Rusia, y lo traemos los privados con permiso del gobierno”.

¿El reinicio de las relaciones con Colombia, pudiera significar una competencia desleal para el campo venezolano?

Según Fedeagro, existen acuerdos firmados entre ambos países desde el año 2012 en donde Venezuela cedió todos sus aranceles para que se importaran alimentos desde Colombia, muy económicos, algo que perjudica a la producción nacional.

Venezuela puede exportar materias primas sin aranceles, pero, por el contrario, los productos terminados sí tienen altos aranceles que cancelar a la hora de atravesar la frontera.

Otra situación que lleva a Fedeagro a levantar la voz es el tema del contrabando, tanto de productos como de semillas.

“De contrabando trajeron semillas de papa y eso lo que trajo fue una gran enfermedad para nuestros suelos. Algo que debe entender el gobierno, pero, también el productor. Hemos tratado de hacer foros en la zona andina para que todos colaboren y los productores no compren estas semillas provenientes del contrabando. Creo que hay que buscar acuerdos que beneficien a los dos países, y de esta manera no entorpecer el crecimiento de lado y lado”, afirmó Celso Fantinel.

Colombia se ha visto beneficiada por el Tratado de Libre Comercio que tiene con Estados Unidos, por lo que se industria avícola y porcina ha crecido, según Fantinel, y eso ha hecho que se incremente el contrabando hacia Venezuela en estos rubros, pollo y carne de cerdo.

“Hay que jugar cuadro cerrado sector primario, industria y gobierno porque ese sector está en recuperación. Sin embargo, somos la cuarta parte de lo que éramos en 2010 y hoy más que nunca necesitamos las importaciones, es decir, estamos quemando divisas para traer alimentos que nosotros podemos producir. Aquí solamente se debería importar el trigo”.

Celso Fantinel

El representante de los productores asegura que Venezuela tiene todo para convertirse en una despensa de alimentos para el mundo, “porque afuera buscan el mango, el aguacate, y el campesino puede producirlo”.

Nuestro país, según Fedeagro, llegó a cultivar 2.600.000 hectáreas, ahora la superficie sembrada es de 1.400.000 pero, hay espacio para cultivar hasta 30.000.000 de hectáreas.

La matraca en la carretera, otro dolor de cabeza

Hay una eterna matraca o cobro de extorsiones a los productores en las alcabalas por parte de la fuerza pública en las vías terrestres del país. Entre los meses de julio, agosto y septiembre, bajó el pedido de estos incentivos, el «dame para el refresco», de la policía y militares hacía los productores del campo, aseguró Fantinel, sobre todo porque se conversó con el Ministro de Relaciones Interiores, pero, al parecer en octubre comenzó de nuevo la práctica.

En estos retenes de carreteras suelen exigir a los productores que dejen parte de la carga, en una especie de peaje ilegal para beneficio personal de los agentes del estado, denuncian productores agrícolas y comerciantes.

“Hemos visto nuevamente alcabalas móviles que no son permisadas, esas son las que más daño hacen, alcabalas móviles que te consigues a lo largo de la ruta por donde transitan los alimentos. Le hemos hecho saber al ministro Remigio Ceballos que solamente de la población de La Grita y El Cobre, todas las semanas salen 800 unidades cargadas de hortalizas para los grandes centros de consumo y las hortalizas son perecederas, y un viaje que debería durar 12 horas, puede llegar a tardar hasta 24 o 48 horas por el tema alcabalas y permisología. Les mandan a bajar la carga porque seguramente (los transportistas) no quisieron dejar comida o regalo. De La Grita a Caracas te puedes conseguir entre 45 y 50 alcabalas, imagínate, si tenemos que ir a Puerto Ordaz quizá te consigas 30 alcabalas más”, aseveró el Presidente de Fedeagro.

(NR: Y si en cada una de esas alcabalas hay que ir dejando parte de la carga, las pérdidas finales son insustentables y esa merma es finalmente trasladada al consumidor final, según otras denuncias recogidas por la prensa, al margen de esta entrevista).

El combustible es otro drama

Sobre el combustible diésel, cuando hay picos de siembra aparece la escasez, sin embargo, en la actualidad los productores tomaron precaución y se abastecieron comprando tanques de almacenamiento, lo que significa otro gasto.

“El diésel que estamos comprando no es el subsidiado, sino un diésel que compramos a distribuidores que puede costar 0,12 o 0,15 centavos de dólar por litro. Entonces hacemos reservas de combustibles para hacerle frente a las siembras. En el oriente se ve menos la escasez porque hay menos transporte y menos siembra, en occidente se nota más y los estados andinos que desde hace una década tienen problemas”.

Los productores han tenido que tomar medidas unilaterales para paliar la crisis o escasez con algunos de los insumos que les son insuficientes. Han tratado de traer fertilizantes, guardar combustibles para los picos de cosecha, pero, no tener créditos suficientes por parte de la banca les crea un problema que deriva en la siembra tardía. Los bajos precios también les han dejado pérdidas irrecuperables.

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