Agricultura

Cómo se explica el inesperado rebote de la agricultura en Venezuela

La dolarización, la libre importación de insumos y la suspensión de controles económicos han permitido a productores venezolanos mantener sus centros de producción a pesar de que persisten las amenazas por la inseguridad, crisis eléctrica, falta de gasoil, extorsiones y la presencia de grupos armados.

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Desde los sectores de producción de alimentos primarios, agrícola y ganadero, se registra una cierta recuperación de la producción en algunos rubros que se estima hasta en 20%. Luego de una sistemática caída que hizo retroceder esta fundamental área de producción en 80% en los últimos 10 años, las más importantes organizaciones gremiales así lo han afirmado, destacando que ese cambio es consecuencia de algunas medidas de flexibilización permitidas en el último año por el gobierno de Nicolás Maduro.

Agricultura en Venezuela
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Lo que no se destaca en la propaganda oficial, es que la “leve” recuperación está vinculada a la libre circulación del dólar, la suspensión de controles económicos y el libre acceso a la importación de insumos por parte de los productores, que hasta hace poco era controlado solo por factores oficiales.

Aunque se celebra esta nueva tendencia en las políticas gubernamentales, tras años de los controles y expropiaciones, persiste el temor de que ante la persistencia inflacionaria, regresen las restricciones.

“Ojalá que el gobierno no mire para atrás. Que no vuelva a mirar supuestas soluciones como el control de precios. Hay sectores oficiales que se están planteando volverlo a imponer” ha advertido Celso Fantinel, presidente de Fedeagro.

“Ahora vamos por más, ahora nos toca a todos y lo que viene ahora es más grande» prometió Nicolás Maduro cuando la pasada semana anunció lo que calificó como un nuevo plan de recuperación económica del país, para “fortaleciendo los motores productivos y logrando la estabilidad de los marcadores económicos fundamentales”.

Lo hace luego de 10 años en el poder y cuando la Venezuela que representa ocupa los últimos lugares en los principales índices económicos del continente, el primer lugar en inflación en el mundo y tiene a sus principales industrias semi paralizadas.

Algunos califican de “burbuja” ciertos síntomas de recuperación que se muestran en el surgimiento de bodegones, producto de la libre importación de productos terminados sin aranceles. Pero, en paralelo, contra viento y marea, y sobrellevando la inseguridad, los productores nacionales de alimentos han aprovechado ciertas señales de liberación económica que les han permitido un respiro.

Producción crece 20%

El presidente de Fedeagro señala que en el año 2021 se logró frenar la caída de la producción de alimentos en varios rubros.

“Crecimos 20% en superficie de siembra, gracias a que los productores privados, las asociaciones de Fedeagro estamos invirtiendo en el país, a pesar de que ya no hay acceso al crédito bancario”, ha expresado en diversas declaraciones públicas.

Un punto que destaca Fantinel es que, a partir de la quiebra de la estatizada Agropatria que tenía el monopolio de importación de los insumos, necesarios para el sector, ahora los productores lo pueden hacer directamente y se están importando insumos y semillas de primera calidad, lo que les ha permitido obtener ese impulso.

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La dolarización un respiro

Otro aspecto que destaca es la dolarización de facto que se impuso en las transacciones en los mercados debido a la hiperinflación, cuando el gobierno permitió la libre circulación del dólar, la moneda del supuesto enemigo ideológico.

En los años 2018 y 2019, los productores sufrieron grandes pérdidas al no poder capitalizar la inversión porque las cosechas cobradas en bolívares, a los tres meses de la venta, perdían un gran porcentaje de su valor. El pago en dólares les ha permitido esta reactivación y han podido salir nuevamente al exterior a traer los insumos.

Para los productores es un comienzo de recuperación si se mantiene y se amplían estas circunstancias.

Fantinel explica que el país cuenta con 30 millones de hectáreas con vocación agrícola, forestal y pecuaria, tierras con las que Venezuela podría convertirse en un mercado importante para el mundo. Estima que hay capacidad para producir hasta para abastecer a 180 millones de personas, pero se requiere inversión para la recuperación de tecnología, maquinaria y equipos. Venezuela podría recuperar la soberanía alimentaria que una vez tuvo con inversiones por $1.500 millones durante unos seis años, según sus cálculos.

Sostiene que con tantos años de desinversión en tecnología muchos productores venezolanos han tenido que volver a métodos rudimentarios para mantener la producción, especialmente en los rubros de carne y leche.

Guerra y pandemia

Dos aspectos en contra de esta tendencia han sido los dos años de pandemia por la covid y la invasión rusa a Ucrania. Ello está repercutiendo en los precios de los insumos, las materias primas y los fletes navieros. Señala el directivo que esto afecta los precios finales y en especial a los dos extremos de la cadena que son los productores y los consumidores, dado que con los bajos salarios que reciben la mayoría de los venezolanos, gran parte de la población no tiene capacidad para comprar los alimentos en suficiente cantidad y calidad.

Consumo insuficiente

La crisis alimentaria en el país es un problema que se viene produciendo desde hace no menos de 10 años. La nutricionista especializada en gestión de la seguridad alimentaria, en emergencias humanitarias y riesgo de desastres, Susana Raffalli, ha sostenido que el consumo de proteínas en Venezuela ha disminuido 80% desde el año 2012.

La Federación Nacional de Ganaderos de Venezuela (Fedenaga) estima que el consumo promedio de carne en Venezuela es actualmente de 8,5 kilos por persona al año. La caída del consumo de carne bovina “en revolución” ha sido de 64,5%. En 2019 se reportó que el consumo era de 3 kg per cápita al año, en tanto que en 2020 subió a 6 kg.

Pese al visible aumento de la oferta respecto a años anteriores, el consumo de carne sigue siendo un lujo para millones de venezolanos

Para el presidente de Fedenaga, Armando Chacín, aunque hay un «síntoma positivo» desde 2020 no es suficiente; pues el consumo de carne debería ser de alrededor de 60 kilos por persona al año, sumando las cuatro especies (carne de res, pollo, pescado y cerdo).

Según Chacín, en los años 90 el consumo alcanzó a 60 kg de carne al año. Promediando estos cuatro rubros, el consumo anual actual es de poco menos de 24 kilogramos por persona. En el país hay 11 millones de reses, pero deberían haber 30 millones. Si se contara con el poder adquisitivo no habría carne suficiente para todos, considera Chacín.

Chacín destaca que la caída del consumo no depende de la oferta de carne, porque la producción ganadera abastece 90% de la demanda nacional. El problema es que los venezolanos no cuentan con poder adquisitivo para comprar carne.

Producción sin consumidor

En cuanto a los precios de los productos uno de los rubros que se está quedando en las cosechas y anaqueles son las hortalizas, cuyos precios se han vuelto inalcanzables para muchos venezolanos. Explica Fantinel que cuando estos productos llegan a los mercados su valor aumenta casi cinco veces.

Varios factores generan ese aumento. Uno de ellos son los inconvenientes en la cadena de frío para mantener las frutas y hortalizas por los continuos cortes eléctricos. Es de destacar que en las montañas andinas una de las zonas más afectadas por este servicio, se produce el 70% de las hortalizas del país.

Como ejemplo ha explicado el presidente de Fedeagro que los productores en Los Andes hacen un esfuerzo extraordinario para enviar sus cosechas a las principales ciudades del país y muchas veces se les queda la hortaliza en el campo y ni siquiera la pueden vender por problemas de movilización, combustible, unido a la reducción del consumo.

Cuando son enviadas, comienza el drama de los transportistas quienes deben pasar hasta por 50 alcabalas en donde son detenidos. Como ejemplo señala el caso de La Grita, en el estado Táchira, región de donde salen unas 500 unidades para las grandes ciudades del país que luego son retenidas en las alcabalas, les piden permisos, pasan horas de retraso. De La Grita a Puerto La Cruz puedes tardar hasta 30 horas y sin una cadena de frío las hortalizas son muy perecederas y muchas veces pierden hasta 30% de la carga por lo retardos.

EEUU atento a los cambios

Un reciente informe del Departamento de Agricultura del gobierno de Estados Unidos señaló que desde 2015 Venezuela no ha logrado recuperar la producción agrícola, afectada por la crisis económica y la hiperinflación. Sin embargo, la exención de aranceles de los productos alimenticios importados desde 2018, la “dolarización” de la economía y la liberalización del comercio está creando un entorno más propicio para la promoción de exportaciones hacia el mercado estadounidense.

En 2021, Estados Unidos exportó USD 634,1 millones en productos agrícolas a Venezuela, un incremento de 44,8% con respecto a 2020.

Esto consolidó su posición como el principal proveedor de alimentos y productos agrícolas de Venezuela por volumen con un mercado de importación de 35,5% de participación, y el segundo proveedor principal de estos productos por valor, con una participación en el mercado de importación de 26,1%.

Venezuela es actualmente el quinto destino más grande de exportaciones agrícolas estadounidenses en América del Sur, seguido por Ecuador y Argentina. Y fue el segundo destino más importante de las exportaciones de productos agrícolas estadounidenses a América Latina con valores comerciales que alcanzan los USD 1.500 millones. La caída vertiginosa de las exportaciones de productos agrícolas de EEUU comenzó en 2015 debido a que los bajos precios del petróleo redujeron los ingresos del gobierno, disminuyendo las divisas para importar bienes.

Considera el informe que las oportunidades están creciendo en Venezuela y las empresas de EEUU pueden beneficiarse de la fuerte preferencia de los consumidores por EEUU con productos, así como la preferencia de tecnologías estadounidenses. Actualmente, más del 70% de la disponibilidad de alimentos es de origen importado. Además, EEUU goza de proximidad geográfica con Venezuela, y tiempos de envío mucho más cortos (de tres a cinco días) en comparación con otros proveedores más lejanos y costosos por los fletes.

Es de destacar que las exportación e importación de alimentos, desde y hacia Estados Unidos no está restringida por las sanciones económicas aplicadas a personeros del régimen chavista, pero también a Pdvsa y a los papeles financieros de la República de Venezuela.

Acciones desestabilizadoras

El discreto viraje de Maduro y la revolución chavista hacia el libre mercado muestra la inviabilidad del modelo estatista aplicado por el chavismo durante 23 años. Las nuevas autocracias en el mundo, comenzado por Rusia y China, a pesar de las severas restricciones políticas e institucionales, acogieron el libre mercado y el desarrollo de tecnología como el mejor camino para sostener sus modelos autoritarios en el poder, dejando atrás la ideología marxista.

El fondo de estos tímidos cambios que se observan en Venezuela en el área alimenticia, que buscan aplicarse en las áreas petrolera, minera, eléctrica y otras, aún se ocultan bajo el discurso oficial. Nicolás Maduro persiste en atribuir el fracaso económico a las supuestas acciones desestabilizadoras de EEUU y la oposición, como, por ejemplo, la justificación de las constantes explosiones en las refinerías del país, la crisis eléctrica, atribuidas a supuestos sabotajes.

El gran aliado del chavismo, Cuba, que fue el modelo a seguir, recibe sus principales ingresos en divisas desde EEUU, con el turismo y las remesas, mientras para Venezuela, EEUU, no solo fue su mas importante socio en materia energética sino que, como muestra el informe agrícola del gobierno de Joe Biden, para los exportadores en materia alimentaria de EEUU, Venezuela es un destino importante en América Latina.

De manera que la burbuja de Maduro, no está en los vistosos bodegones, sino en abrirse a la economía de mercado, en especial despejando las barreras con las empresas de EEUU, manteniendo el control de las instituciones y asegurando su permanencia en el poder. Frente a los nuevos escenarios generados por la guerra de Rusia en Ucrania, Maduro busca canales directos para negociar con las autoridades y empresas estadounidenses de modo de lograr una reducción de las sanciones financieras que facilite las operaciones desde Venezuela.

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