Instagram, durante la pandemia, se convirtió en el centro comercial para los venezolanos con capacidad de compra. Actualmente, en la plataforma se encuentran productos alimenticios, médicos, tecnológicos y más. Con tan solo deslizar el dedo, alguna publicidad te mostrará aquello que buscas, sus características o ubicación. Pero un elemento clave, el precio, quizás no.
Probablemente lo has buscado en la descripción y no sale. Lo pides en los comentarios y han tardado en enviarte la información. Si te respondieron, te redirigieron a WhatsApp y ahí… Justo cuando ves el «en línea» de la empresa, también te hicieron esperar. Es molesto. Los usuarios lo dicen todo el tiempo: «Publiquen el precio». «Quiero precio». «¿Por qué no ponen el precio?».
Pero la respuesta, esa que genera crispación, es la misma: «Precio al DM» (Mensaje Directo).
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Estos son algunos de los comentarios que se pueden encontrar al respecto en Twitter si se escribe en el buscador las palabras: Instagram y precios.
¿Qué hay detrás de no poner los precios?
De acuerdo con Anaís Duarte, una creadora de contenido y estrategias digitales de Venezuela, dos de los principales factores que influyen en la decisión de no mostrar los precios son las cifras elevadas de los servicios y/o productos o que son empresas que venden al mayor.
«Esto me pasó con una distribuidora de alimentos, También conozco de una marca de bicicletas que funciona así, que en sus publicaciones no se dice el precio porque no venden al detal. Y ahorita estoy llevando una marca de ropa que está ubicada en El Tolón y los precios que manejan son bastantes elevados porque todo es importado. En este caso, es un arma de doble filo ponerle el precio porque el cliente prefiere que se venda la experiencia de la tienda porque así, cuando la persona la viva, va a querer comprar el producto», explica la también comunicadora social.
Duarte señala que, en la mayoría de los casos, el no poner precios en Instagram pasa porque los dueños de tiendas digitales están enfocados en los procesos tradicionales de la venta. Es decir, visitar el lugar, ver los precios en la vitrina o la estantería o preguntarlos directamente al vendedor disponible.
«No dan la oportunidad de sacarle completo provecho a la red social. Lo manejan como ‘mi parte es mi parte, tu parte es tu parte’, pero yo creo que eso no funciona así», dice Duarte, quien apuesta más por la unión del proceso online con el offline.
Del mismo modo, añade que hay empresarios que sienten temor de generar confusiones al dar los precios porque no podrían cambiarlos luego. Esto sucede con mayor frecuencia en Venezuela donde la hiperinflación pareciera influir también en aquellos productos cuyos precios están en dólares.
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«No sé si es un tema de que si tú vendes por redes sociales tienes campo abierto para cambiar los precios a tu antojo, pero no ha sido mi caso. A mí nunca un cliente me ha pedido no poner los precios porque los cambien constantemente. Sin embargo, la situación, en general, me hace pensar que es eso», expresa.
Otros motivos
Mónica Landínez, otra comunicadora social y creadora de contenido de Caracas, señala que el no poner precios sucede también cuando se trata de marcas prestigiosas o bien posicionadas en Instagram. Pone como ejemplo a Adidas, Nike o la red de farmacias Farmatodo, que según ella, «no tienen necesidad de poner precios porque están enfocadas en que se viva la experiencia sin importar el costo».
Además, al igual que Duarte, dice que las marcas con precios altos son las que suelen tomar la decisión de decir: «precio al DM». Sin embargo, no lo sataniza porque para ella eso responde a las características de la marca, el producto y su reconocimiento.
«Si tú vendes un producto que es barato, y pones el precio, a veces hay personas que van a dudar de si la oferta es real o lo calificarán como algo de baja calidad. Me pasó con una marca de nuevos productos para bebés cuyos precios estaban muy por debajo que los de la competencia. Eran buenos precios, pero nadie los conocía y al final la gente no compraba. Por eso hay que considerar que detrás hay numerosas variables que influyen».
Primero el interés
Patricia Vargas, una respostera venezolana que tiene una tienda online, recomienda publicar precios mediante un catálogo online de fácil acceso. Ella usa este método porque así evita editar, cada cierto tiempo, los precios en sus publicaciones de Instagram.
No obstante, dice con respecto a otros emprendedores que no hacen públicos los precios lo siguiente: «La razón principal (para no mostrar el valor del producto) es que con esto llevan a los clientes a preguntarles directamente el precio, de esta manera tienen un poco más de control y se aseguran de que haya una interacción».
«Tiene sentido, pero realmente esa interacción no te asegura que ese sea un buen cliente (dícese aquel que en efecto compra tu producto)», manifiesta Vargas quien cree que mostrar precios hace el proceso compra más sencillo.
Entonces, ¿se publican los precios o no?
Considerando las fuentes que El Estímulo consultó, la respuesta es sí. Los precios deberían publicarse y no solo eso, sino también los distintos métodos de pago que ofrece la tienda online.
Anaís Duarte explica que ha tenido clientes que han cambiado su estrategia para incluir los precios, y otros que nacieron con esa política: precios públicos.
¿Por qué? Porque «la manera más efectiva de tener conexión y venta rápida con el cliente es diciéndole lo que quiere escuchar; y lo que quiere escuchar es cuánto cuesta lo que se quiere comprar para ver si le conviene, si tiene el dinero o no. Para uno de mis clientes, esa fue la herramienta de crecimiento ideal porque maneja el esquema de precios bajos», cuenta Duarte.
Para ella, ponerle un proceso extra al consumidor es alejarlo del cierre de la compra, por lo que recomienda ser transparente y dar toda la información de una vez. Aún así, recuerda que hay excepciones tales como las empresas que quieren crear bases de datos o las que necesitan redireccionar con agentes autorizados porque venden al mayor.
Aunque recomienda evaluar las estrategias de venta, en ese grupo de salvedades también incluye a empresas que trabajan con precios elevados: «no porque engañen o quieran ocultar algo, sino porque tienen que buscar la manera de transmitir que si alguien comprará, será por muy buenas razones».
Entre esas motivaciones incluye: exclusividad, calidad y la experiencia.
¿Cuál es la perspectiva de una agencia de marketing?
WePlash, una agencia de marketing con base en Florida, Estados Unidos, ha remarcado en varias ocasiones que decir «Info al DM» es totalmente innecesario, especialmente cuando se trata de la generación millennial o Z, pues estos buscan saberlo todo de forma rápida. Por lo que resaltan que si la comunicación es más directa, mayor será el número de compradores.
Estas son sus consideraciones:
Si la publicación no tiene precio:
- Los usuarios preguntarán y se les deberá responder de inmediato para que no pierdan el interés.
- Los productos pueden verse perjudicados porque los usuarios asumirán que el precio es elevado aunque no sea así.
Si la publicación sí tiene precio:
- Los usuarios realmente interesados escribirán porque ya pasaron el filtro de valoración.
- Cuando se trata de una oferta, el valor llamará más la atención que la misma imagen.