En un intento por adquirir alimentos, el viernes 5 de enero en la noche comenzó a realizar una larga fila para tener acceso a la sucursal del supermercado Unicasa, ubicado en San Martín, luego que la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundde) obligara a bajar los precios a los vigentes al 15 de diciembre de 2017.
“En mi familia estuvimos pendientes del anuncio de la Sundde tras la fiscalización a 26 cadenas de supermercados. Nos causó preocupación porque en estos locales es donde aún se pueden conseguir algunos productos y decidimos hacer la cola para ver que podíamos comprar, pues como muchos pensamos que va a aumentar la escasez de comida”, dijo García a El Estímulo.
Indicó que las autoridades del Sundde tomaron el local de Unicasa el sábado después de mediodía, cuando comenzaron a vender algunos productos como jabón de lavar y avena, pero por las alteraciones del orden cerraron el establecimiento.
La opción fue hacer la cola el sábado en la noche, ya que les dijeron que el domingo venderían con mayor control.
«Nos anotamos en una lista pasada las 11:00 pm, fuimos a casa y volvimos a la cola a las 4:00 am. Logramos entrar al supermercado a las 10:30 am y solo pudimos comprar galletas, dos panelas de jabón azul, avena, salsa de ajo, dos paquetes de mantequilla para repostería y dos frascos pequeños de queso fundido marca Dalvito, no había nada de harina de maíz, pasta, azúcar, leche, harina de trigo, sardinas enlatadas, no habían productos de los regulados, fue muy decepcionante la experiencia”, apuntó García.
Aseguró que así como él, muchos vecinos –y bachaqueros– esperaban encontrar los productos regulados de la cesta básica que escasean desde hace varios años.
Señaló que estando dentro del establecimiento fue testigo de varias peleas. “Uno de los empleados sacó unas cajas de cereales para llenar los anaqueles que iban quedando vacíos, de repente la gente se volvió como loca y comenzó a agarrar las bolsas, corría, gritaba, se peleaban, pero al informarles que ese producto no estaba rebajado los dejaron tirados en las cajas registradoras”, detalló García.
Durante el recorrido semanal del 6 de enero, la mayoría de los negocios del mercado de Quinta Crespo permanecían cerrados.
Las ventas de carne y pollo no tenían mercancía que ofrecer, mientras que en el área de venta de pescado los altos precios de los productos alejaban a la clientela.
A las afueras del mercado los revendedores ofrecían a los interesados harina de maíz a Bs 40.000; el kilo de azúcar en Bs 100.000; el arroz a Bs 50.000 al igual que un litro de aceite comestible.
La novedad aquí era que todos los productos eran de las marcas que distribuye el gobierno en las bolsas y cajas de alimentos a través de los Comités Locales de Alimentación y Abastecimientos (CLAP).
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