Los precios están por las nubes, pero ello no es impedimento para que la gente -fiel a la tradición- deje de comprar uno de los productos de mayor demanda durante la celebración religiosa de la Semana Santa.
«Está carísimo», dijo una señora que esperaba su turno en La Semilla, pescadería ubicada en la avenida Sucre de Catia. El local, que también vende carne roja, se encontraba repleto de gente, como cualquier otro día.
La mujer que no ofreció su nombre, señaló que compraría lo más barato que encontrara porque el dinero no alcanza. Otra persona, en el mismo establecimiento, dijo que ahora compra en menor cantidad.
Roncador, tajalí, cataco, chicharro, sardinas, lisa, corocoro, dorado, cazón, jurel y lebranche son algunas de las variedades que se observaron en un recorrido realizado por El Estímulo a algunas pescaderías del oeste de Caracas.
El kilo de chicharro se consigue por 850 bolívares, en Catia, 150% más de lo que costaba en el mercado de Quinta Crespo, en agosto, cuando se compraba en 340 bolívares.
El dorado está en 2.200 bolívares, pero no se observa en todas las pescaderías. El corocoro se vende en 1.360 bolívares, la lisa en 1.300, el tajalí en 1.150 bolívares, y el cojinúa en 1.360. La diferencia entre una pescadería y otra, es de unos 40 o 50 bolívares.
Ahora «ni variedad hay en las neveras», señaló una mujer molesta al ver los altos precios.
«No es sorpresa para nadie los precios del pescado», dijo un señor que aseguró que de cualquier manera compraría.
En la avenida Victoria, una persona que se identificó como Héctor señaló que como están las cosas hoy en día, los precios no lo impresionan. «Compro aquí porque los pescados se ven buenos», dijo con cierta resignación.
Venezuela cerró 2015 con la inflación más alta del mundo (180,9%), pero en ese período los alimentos y bebidas no alcohólicas, categoría que incluye a los productos del mar, terminó con 315%.