Los datos del PIB (Producto Interno Bruto) del primer trimestre se publicarán el 1º de junio, pero el Índice de Actividad Económica (IBC-Br) apuntó un crecimiento, tomando en cuenta las variaciones estacionales, de 1,12% respecto al trimestre anterior.
En comparación con el mismo periodo de 2016, el IBC-Br, considerado como una «previa» del anuncio oficial, aumentó 0,68%. En el acumulado de doce meses tuvo una expansión de 2,78%.
El gobierno conservador de Michel Temer celebró el indicador que, no obstante, mostró una contracción de 0,44% en marzo frente a febrero, aunque por debajo del retroceso de 0,99% que preveían las 18 instituciones financieras consultadas por el diario económico Valor.
«Lo peor está quedando atrás, pero no quiere decir que ya terminó. Tanto que la medición intermensual de marzo mostró un retroceso. Pero el fondo del pozo parece estar superado para la actividad como un todo», dijo a la AFP Ignacio Crespo, economista de Guide Investimentos en Sao Paulo.
La economía brasileña se contrajo 3,8% en 2015 y 3,6% el año siguiente, plasmando su peor desempeño en más de un siglo. Para 2017, tanto el gobierno como el mercado esperan un modesto crecimiento de 0,5%.
«Lo que más va a contribuir en 2017 es el agro, porque el sector de servicios está aún muy débil y a la industria aún le falta mucho», apuntó Crespo.
Temer, que debe completar hasta fines de 2018 el mandato de la izquierdista Dilma Rousseff (destituida el año pasado por adulterar las cuentas públicas), fijó como prioridad para su corta gestión sacar al país de la recesión iniciada en el segundo trimestre del 2015 y crear empleos. Ambos objetivos están aún pendientes.
El país tiene una desocupación récord que afecta a 14,2 millones de personas y un déficit fiscal abultado, que llevó al oficialismo a aprobar un congelamiento del gasto público por dos décadas y a buscar reformar el sistema de jubilaciones y la legislación laboral.]]>