Opinión

Por qué Chevron ni el club de los optimistas frenan el dólar en Venezuela

La industria petrolera venezolana es apenas una sombra menguante de lo que era en el pasado y que las apuestas oficialistas estén depositada en Chevron es otra muestra de sus limitaciones

Publicidad
chevron compra Hess

En la tribuna de los optimistas exuberantes que pululan hoy en algunos sectores de negocios en Venezuela había grandes apuestas a que Estados Unidos flexibilizaría mucho las sanciones sobre el negocio petrolero nacional. Confiaban en que la licencia a Chevron para que saque más petróleo por aquí se convertiría en el primer balonazo de una acelerada recuperación de la economía venezolana hasta el infinito y más allá.

La flexibilización en efecto llegó, como zanahoria al caballo de las negociaciones reiniciadas en México entre delegados del régimen chavista y algunos sectores de la oposición.

La licencia a Chevron para que permanezca en Venezuela ha sido prorrogada otros seis meses y esta vez se le permite exportar petróleo. Pero solo hacia Estados Unidos y para cobrarse gradualmente parte de los más de $2.600 millones que le deben su socia Petróleos de Venezuela (PDVSA) y el Estado venezolano.

La barra apasionada de los optimistas apostaba en ciertos foros, conferencias y en sus cuentas en redes sociales a que la licencia a Chevron sería un abre aguas, una apertura del marcador a favor del fin de la crisis. Juraban que su impacto positivo se extendería casi que a todas las áreas de la economía, desde el precio del dólar hasta los metros cuadrados del deprimido mercado inmobiliario, en especial de oficinas y comercios.

Hubo quien vendiera la idea, en línea con las hipérboles del chavismo, que el petróleo venezolano iba a ayudar a equilibrar muy pronto la oferta mundial de crudo, hoy trastornada por la injustificada agresión armada de Rusia contra Ucrania.

Pero la industria petrolera venezolana es apenas una sombra menguante de lo que era en el pasado y que las apuestas oficialistas estén depositada en Chevron es otra muestra de sus limitaciones.

No te vistas que no vas

Estas son algunas claves para entender los alcances limitados de la licencia 41, divulgada el fin de semana pasado.

  • Chevron está autorizada para producir y bombear petróleo o productos petrolíferos producidos por las empresas mixtas («Joint Ventures», JV’s) con Pdvsa, así como cualquier mantenimiento, reparación o servicio relacionado a esas empresas.
  • La venta, exportación o importación a los Estados Unidos de petróleo o productos del petróleo producidos por las empresas mixtas «siempre que el petróleo y los productos del petróleo producidos por las JV’s de Chevron se vendan primero a Chevron».
  • Garantizar la salud o seguridad del personal o la integridad de las operaciones o activos de las empresas mixtas de Chevron en Venezuela.
  • Comprar e importar a Venezuela bienes o insumos relacionados con las actividades descritas, incluyendo diluyentes, condensados petróleo o productos de gas natural.
  • Salvo en los casos en que se autorice de conformidad con el Reglamento de Sanciones a las Transacciones con Irán, las personas estadounidenses, dondequiera que se encuentren tienen prohibido participar en cualquier transacción o trato con bienes o servicios de origen iraní de origen iraní, incluida la compra o importación de diluyentes, condensados de petróleo o gas natural de origen iraní.

Irán, dicho sea de paso, es un socio muy importante en la industria petrolera venezolana y gracias a su ayuda Pdvsa ha importado bases y diluyentes para fabricar la gasolina que suele escasear en esta arruinada ex potencia petrolera.

Qué no se puede hacer

Sigue prohibido «El pago de cualquier impuesto o regalía al Gobierno de Venezuela».

«El pago de cualquier dividendo, incluyendo un dividendo en especie, a PDVSA, o a cualquier entidad» también sigue prohibido.

«El pago de cualquier dividendo, incluyendo un dividendo en especie, a PDVSA, o a cualquier entidad en la que PDVSA posea, directa o indirectamente, una participación del 50 por ciento o más».

La venta de petróleo o productos petrolíferos producidos por o a través de las «JV’s de Chevron» para la exportación a cualquier jurisdicción que no sea Estados Unidos. Cualquier transacción que involucre a una entidad ubicada en Venezuela que sea propiedad o esté controlada por una entidad ubicada en la Federación Rusa también siguen prohibidos.

«Cualquier expansión de las JV’s de Chevron en nuevos campos en Venezuela más allá de lo que estaba en vigor el 28 de enero de 2019» le está prohibida.

Esta licencia se renueva automáticamente el primer día de cada mes y es válida por un período de seis meses a partir de la fecha de entrada en vigor de la Licencia General nº 41 o de la fecha de cualquier renovación posterior de la Licencia General Nº 41, lo que ocurra más tarde.

Por qué es limitada y problemática

El informe de resultados de Chevron de 2021 reportaba una producción de hidrocarburos líquidos de tan solo 34.000 bpd en 2019, de 15.000 bpd en 2020 y de cero (0) barriles en 2021.

Hasta febrero de 2029 Chevron enviaba desde Venezuela entre 70.000 y 75.000 bpd de crudo para ser procesados en su propia refinería de Pascagoula, Mississippi, por lo que después de que se apretaran las sanciones tuvo que buscarse otro proveedor.

Esa es una de las 10 mayores refinerías de Estados Unidos, con capacidad para procesar 369.000 bpd.

Ahora resulta que esta licencia es anticonstitucional y parece ignorar por completo la legislación venezolana, advierten por igual chavistas críticos y juristas opositores.

La Constitución consagra al Estado venezolano el monopolio de los recursos de hidrocarburos. Y como dueño de esos recursos también tiene el derecho irrenunciable a cobrar regalías por la liquidación de ese activo.

Por otra parte, las empresas mixtas responden a Pdvsa, que tiene la mayoría accionaria, aunque la licencia las define como pertenecientes a Chevron.

Las exportaciones de crudo y derivados son en Venezuela potestad del Estado o de quien éste designe en el marco de la constitución y las leyes , como PDVSA.

Lo que significa Chevron

Una de las apuestas de los analistas, del gobierno de Maduro y de los optimistas de ocasión era que al flexibilizarse las sanciones entraría un chorro de divisas a las arcas del Estado y que mejorarían sus ingresos fiscales.

Se apuesta a que algo así sirva como para «cebar la bomba» del gasto público en un año preelectoral, de la expectativas, y de inversiones masivas más allá del sector petrolero.

Pero en realidad el peso de Chevron ha sido sobrevalorado dentro de la economía venezolana.

No solo está el hecho de que la licencia le impide emprender nuevas inversiones, sino que además impide cualquier expansión de las alianzas de que ya tiene la petrolera en nuevos campos más allá de lo que había al 28 de enero de 2019.

En su informe de resultados con datos sobre su gestión operativa y financiera en 2018 Chevron reportada una producción de crudo sintético en Venezuela de tan solo 28.000 barriles por día (bpd), que fue una ínfima fracción de los 1,723 millones de bpd de sus operaciones a escala mundial.

Chevron tiene intereses en activos de petróleo crudo venezolano, incluidos los operados por Petropiar, Petroboscán y Petroindependiente.

«Aunque el entorno operativo en Venezuela se ha deteriorado durante algún tiempo, Petropiar, Petroboscán y Petroindependiente han llevado a cabo actividades consistentes con la autorización proporcionada de acuerdo con las licencias generales emitidas por el gobierno de los Estados Unidos», señala el informe de resultados de 2020.

En el segundo trimestre de 2020, cuando las sanciones tenían un año de aplicadas, Chevron completó su evaluación del valor contable de sus inversiones en Venezuela y «concluyó que, dado el entorno operativo actual y las perspectivas generales, que creaban incertidumbres significativas con respecto a la recuperación de la inversión de la empresa», acusaba una «pérdida de valor no temporal, lo que dio lugar a un deterioro completo de su inversión en el país por un total de 2.600 millones de dólares».

En 2013 Chevron entregó un crédito de 2.000 millones de dólares a PDVSA para elevar el bombeo de Petroboscán desde 107.000 barriles por día (bpd) hasta 127.000 bpd en 2019, reportaba la agencia Reuters.

En junio pasado la producción de Petroboscán -de apenas 20.000 bpd- fue suspendida por problemas operativos, reportaba ArgusMedia.

Cuando Chevron sacó esos activos de su balance contable, eliminó aproximadamente 160 millones de barriles de reservas probadas y dejó de reportar la producción en el país a partir de julio de 2020.

Todo ese dinero es el que ahora quiere recuperar con esta ayuda del Departamento del Tesoro del gobierno de Biden, a través de esta licencia.

La participación de Chevron en Petroboscán es del 39,2% y allí produce petróleo extra pesado destinado a la elaboración de asfalto.

También tiene 30% en Petropiar, la empresa mixta que opera el campo de crudo pesado de Huyapari, y la refinería para mejorar ese crudo y hacerlo comercializable, bajo un acuerdo que expira en 2033.

PetroPiar iba a producir 130.000 bpd en 2019, de un crudo mejorado, de 16 grados API, prometía entonces Pdvsa.

El medio especializado Petroguía informaba en enero de 2020, citando a fuentes de la industria que la producción de Petropiar estaba en 120.000 y 140.000 barriles diarios de crudo 23 grados API que se está procesando desde diciembre de 2019 bajo el control gerencial y operacional de Chevron.

Tiene 25,2% en Petroindependiente, que opera el campo LL-652 en el lago de Maracaibo. Los contratos con el gobierno venezolano en ambos casos expiran en 2026.

Eso significa que la empresa solo tiene unos tres años para recuperar estas inversiones, a menos que en el futuro alcance una nueva sociedad de largo plazo con el chavismo en el poder.

En julio de 2006, cuando se firmaron esas alianzas entre Pdvsa y Chevron para crear las empresas mixtas Petroboscán y Petroindependiente se informaba que Petroboscán era «la empresa con mayor volumen de producción de crudo en el país, con un total de 115 mil barriles diarios», de un petróleo pesado de 10.5 grados API.

El campo LL-652, localizado en el Lago de Maracaibo, a cargo de Petroindependiente producía entonces 8.000 bpd de crudo liviano de entre 30 y 40° de gravedad API. El 74,8% de las acciones son de CVP, y el 25,2% de Chevron Global Technology Services Company.

Con qué se come Chevron

La industria petrolera sigue siendo el principal activo de la economía venezolana y todo lo que suceda con ella impacta los hechos y las percepciones y las expectativas sobre el crecimiento económico, la confianza, los ingresos fiscales, la inversión, el gasto, el pago de duda pública, la debilidad crónica del bolívar, la inflación, el crédito y hasta la estabilidad política.

Pero los alcances limitados de esta licencia están muy por debajo de las expectativas de la barra que grita en las tribunas «Venezuela se arregló».

El precio del dólar es el termómetro por excelencia de la confianza en la economía venezolana. Esta semana sigue su implacable disparada y este lunes 28 de noviembre, en medio de la resaca por el acuerdo político en México, la renovación de la licencia a Chevron y hasta el mundial de Fútbol, subió otro 0,75% para cerrar en 12,75 bolivares en el mercado paralelo, donde se extiende cada vez más la brecha con respecto a la tasa oficial (Bs 10,80 hoy).

Este martes, siguiendo la tendencia abrió en torno a 13 bolívares por dólar. Y como la diferencia entre la tasa de inflación y la depreciación acumulada este año es de más de 20%, todavía está barato.

Todo indica que seguirá su carrera alcista, en especial porque por ninguna parte se ve el chorro sostenido de petrodólares rumbo a Venezuela, que siguen esperando muchos en medio de la crisis energética mundial y las alzas del precio del petróleo.

Publicidad
Publicidad