Espectáculos

Pasante de moda: una película de domingo

Un viudo de 70 años se lanza de nuevo al ruedo entrando de pasante a una tienda virtual (la moda del título realmente está en un cuarto o quinto plano), conducida por una joven que aún tiene mucho que aprender sobre gerencia.

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A Robert de Niro le va bien la comedia. Muy al pesar de aquel Travis Bickle, de Taxi Driver… sí, al tipo le cae bien la comedia y poco a poco se ha ido volcando más hacia este tipo de películas. Se le ve cómodo y ligero entre situaciones hilarantes que producen carcajadas nerviosas, reforzadas por su intimidante figura.

Por otro lado, Anne Hathaway inmediatamente se asocia con este género, si bien se ha dejado colar con habilidad en el drama. Con una pareja de tal envergadura en, precisamente, una comedia dramática, parece un entretenimiento seguro y, sin ser una comedia o un drama inteligente, al menos esa expectativa inicial se satisface, siempre y cuando el espectador vaya a verla con el ánimo que antecede a una película simple.

Un viudo de 70 años se lanza de nuevo al ruedo entrando de pasante a una tienda virtual (la moda del título realmente está en un cuarto o quinto plano), conducida por una joven que aún tiene mucho que aprender sobre gerencia. Lo demás, pueden imaginarlo: chistes de brechas generacionales, tecnológicas, amistades inesperadas, etc…

Más allá de la tremenda pareja protagonista que nos ofrece esta película y que, forzándole una moraleja, nos enseña de prejuicios y segundas oportunidades, el guión es bastante flojo y muy predecible. Ninguna sorpresa, considerando que es una producción de Nancy Meyers (Alguien tiene que ceder, Enamorándome de mi ex), acostumbrada a la construcción de comedias y romances rosas, mayormente empáticas con un público femenino de mediana edad.

La película carece de subtramas que la hagan ver más interesante, si se quiere –o necesita- compleja, y que permitan que el “todo público” al que está dirigido se sienta identificado con uno u otro personaje. Va siempre derecho por el camino seguro. De no ser por los pesos pesados que ofrece el cartel, y que mantienen a flote la trama –con una química indiscutible-,  fácilmente pasaría de largo al escoger entre la oferta. Sin embargo, no deja de robarse algunas carcajadas y otras cuantas sonrisas de simpatía.

Resulta curioso que Hathaway aceptara este papel, habiéndose terminado de catapultar a la mira de Hollywood tras su participación en El diablo se viste a la moda. Esta vez ella es la contracara, la jefa, y, aun así, su personaje dista en años luz de Miranda Priestly, la excéntrica y avasallante directora de una revista de moda encarnada por Meryl Streep, un personaje exquisito que expone la complejidad humana en tono de comedia. Pasante de moda es una catálogo de buenas personas, buenos compañeros, buenas intenciones, algo sospechoso en la industria fashionista.

Más allá de lo que genere en taquilla, Pasante de moda pasará a la historia como una película más de Hollywood, genérica y palomitera, que se ve una tarde de ocio, sea en el cine mientras dure en cartelera, o haciendo zapping en la televisión. No se desanimen, no será una obra maestra, pero sin lugar a dudas es un sano y simpático entretenimiento de fin de semana.

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