Espectáculos

Spectre, cuando la forma es mejor que el fondo

Sam Mendes se hace cargo por segunda vez consecutiva de la saga del Agente 007,  desarrollando una adaptación de Bond con estilo propio, donde reposiciona algunos aspectos de la serie que son ya una marca de fábrica, dándoles un tono distinto pero sin llegar a ser radicalmente diferente, con un resultado entretenido.

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Aclaremos algo de entrada, esta cinta va de más a menos, para luego dejarnos tablas en el tercer acto. Pocas veces  en la saga he visto un plano secuencia inicial tan magistral como el situado en México D.F., tanto por su nivel técnico como por la narrativa,  en plena Festividad de los Muertos, con miles de personas en las calles, mostrando la escala descomunal de El Zócalo y de una ciudad de más de 20 millones de habitantes, vemos a Daniel Craig vestido de muerto (¿premonitorio acaso?)  y acompañado de Miss Bala, ya con esto sabemos que viene acción y de la buena.

Luego de este excelente inicio se vienen los créditos mientras escuchamos una muy buena canción donde Sam Smith hace gala de su falsete. De ahí en adelante, la cosa parece ir en bajada, una trama bastante conocida y muy simplista, Bond debe luchar por descubrir que es SPECTRE y desmantelar esa organización, mientras fornica olímpicamente con mujeres divinas.


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La Santísima Trinidad

Particularmente, el atractivo de ir a ver esta película radicaba en 3 aspectos: soberbias escenas de acción, Chicas Bond y el villano. Con el primero quedé más que satisfecho, cinematográficamente es una delicia ver esta película, hay mucho que está narrado a través de imágenes y constituyen el plato fuerte de la cinta.

Con las chicas Bond tengo algunos problemas, Mónica Belluci, que con 51 años sólo mejora como el vino,  tiene un personaje efímero y sin relevancia, la sacan súper rápido de la trama aún cuando promocionalmente nos la vendían como una Femme Fatale. Por otro lado con Lèa Seydoux, una extraordinaria y bella  actriz que ganó la Palma de Oro de Cannes con La Vie de Adele (2013), sucede que nos la presentan muy tarde, como una chica inteligente y con un impresionante CV, todo lo cual se va por el caño cuando 24 horas más tarde y de manera dramática le declara su «amor» a James.  De ambas quisiera haber visto mucho más tiempo en cámara.

Por último el villano se lleva la peor parte, un triste esbozo ridículamente caricaturizado, pese a los  esfuerzos en vano de Christoph Waltz, ya que no dejamos de ver a Hans Landa de Bastardos Sin Gloria,  como el líder de esa gigantesca organización que le ha hecho la vida imposible a James y que, de paso, tiene un pasado en común con él, una especie de amor fraterno adolescente transformado en obsesión, un  redux de  la historia de Caín y Abel, un tema absolutamente desaprovechado en la trama.

Momentos Magistrales

Pese a unas fallas terribles en la historia y un guión inacabado, hay momentos magistrales en la cinta, como ése cuando hay una última decisión que tomar y  una última bala que disparar, ubicado estratégicamente en el centro de un puente y en cada extremo del mismo un personaje que representa una decisión diametralmente opuesta a la otra.

Bond en medio de una tortura en la fortaleza secreta (visible desde google maps al parecer) de su enemigo  donde su pasado  en común con el villano vuelve a él para destruirlo en forma de agujas que taladran hasta su cerebro explorando los traumas sicológicos del protagonista.

El desenlace en las ruinas del monstruo de concreto armado y vidrio del antiguo edificio del MI-6 (destruido en Skyfall), allí, contenida y captiva en medio de él, una mujer, pero no simbolizando una recompensa o receptáculo de una descarga de lascivia, sino como una vía de obtener la expiación y salvarse de sí mismo.

Entretener es la clave

Nadie como Mendes ha sabido manejar mejor los elementos de tensión  y paralelismo en toda saga. Esa oscuridad que envuelve el pasado del protagonista resulta ser la misma de la organización SPECTRE, y ya no presentada como un grupo terrorista per se, sino como una corporación que quiere  desmantelar el espionaje tradicional por el simple hecho de obtener beneficios de mercado, el fin de MI-6 es el fin del propio Bond, por eso su ímpetu de sobrevivir.

Al final, es una buena película, entretiene y nos deja unos buenos secundarios como M, Q y Moneypenny que constituyen el círculo de apoyo/amigos de Bond.  La narrativa es mucho más importante que el fondo,  por desgracia no es una película redonda del todo, por su misma intención de ser más “light” que Skyfall, lo que pudiera hacerla ver un poco “tonta” si se quiere, pero es en resumidas cuentas una cinta de acción que se pone mejor justamente cuando no sucede la acción, y es en esa paradoja donde radica su atractivo.

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