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Felipe González se ofrece como mediador en "dramática" situación de Venezuela

El expresidente del Gobierno español Felipe González afirma estar dispuesto a mediar para resolver la situación de Venezuela, donde "hay políticos presos por ser políticos", recoge una entrevista publicada por el diario El País y reseñada por la Agencia EFE.

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González, que fue presidente del Gobierno de España desde 1982 a 1996, Considera que debe haber un diálogo entre Gobierno y oposición, lo que, a su juicio, que es «muy difícil, pero no imposible».

«Tal y como están las cosas, yo preferiría que hubiese un diálogo serio en Venezuela, porque la situación social y económica es muy dramática para la gente», dice.

Preguntado si estaría dispuesto a ejercer una labor de mediador, González manifiesta que «yo nunca le diría que no a Venezuela. No sería capaz. Mis vínculos efectivos con ese país son suficientemente fuertes, incluso en un estado de ánimo no positivo, para no decir nunca que no».

Recordó que en 2002 el entonces secretario genera de la ONU Kofi Annan le propuso el mismo papel de mediador, a lo que González le respondió que el presidente Hugo Chávez no lo aceptaría debido a su amistad con el expresidente venezolano Carlos Andrés Pérez.

Estima que si ambas partes «pensaran que lo que hay que hacer es enfrentar la crisis socioeconómica y la crisis de seguridad física, y se pusieran por delante esos intereses, se superarían algunas de las fracturas».

Felipe González expresa su preocupación por la falta de reacción de América Latina ante la situación de Venezuela, lo que achacó a un descenso de la defensa de los valores democráticos.

«Ahora, cuando en América Latina el ejercicio del derecho de voto está prácticamente generalizado, con excepción de Cuba, la preocupación por defender el funcionamiento de la democracia, que además del voto supone otras cosas más, no sé por qué ha descendido y es preocupante», declara.

¿Con un país tan polarizado, ¿cómo se podrían aproximar Gobierno y oposición?

R. Lo veo muy, muy difícil, pero no imposible. Si de pronto, en un ataque extemporáneo de preocupación por la sociedad venezolana, pensaran que lo que hay que hacer es enfrentar la crisis socioeconómica y la crisis de seguridad física, y se pusieran por delante esos intereses, se superarían algunas de las fracturas que lo hacen difícil dentro del oficialismo y la oposición.

El país tiene, solo la Administración central, un 15% de déficit sobre el PIB. El tipo de cambio oficial es 6,5 bolívares por cada dólar. En la calle eso se transforma en 180 bolívares por cada dólar. El que tuviera, lo digo como hipótesis, un dólar por 6,5 bolívares, el mejor negocio que podría hacer no sería comprar alimentos, sino cambiarlo al día siguiente ganando un 1.250% en un día. Eso lo saben los dirigentes del régimen, no todos, y lo saben algunos de los que acaban de salir en el último ajuste que se ha hecho. Y probablemente han salido porque lo saben.

A mí no me gusta el régimen pero es mucho más operativo que se cumplan las reglas de juego del régimen porque eso abre un espacio de diálogo. Y parte del diálogo es que no se puede detener a los representantes políticos. El presidente Maduro dice que allí no hay presos políticos sino políticos presos; yo diría que hay políticos presos por ser políticos.

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