Gastronomía

Arepólogo, la idiosincrasia de la arepa contada de manera sencilla

Ricardo Estrada Cuevas presentó su libro Arepólogo, con datos sobre el origen, tipos regionales y diferentes rellenos de la arepa venezolana

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La arepa es un afecto cercano para los venezolanos. Esa misma cercanía es la que quiso preservar Ricardo Estrada Cuevas cuando escribió el libro  Arepólogo, con datos sobre su origen, tipos regionales y diferentes rellenos de este «pan» de maíz.

«No soy investigador pero sí curioso, y creo que las cosas hay que contarla de manera sencilla», explicó Ricardo, durante el bautizo que se regó con ron venezolano y fue virtual para poder incluir a sus seres queridos de la diáspora.

Ricardo Estrada Cuevas con su Arepólogo. Foto Cortesía Manne Productions

La iniciativa de escribir Arepólogo le surgió porque quería hacerle un homenaje a la arepa, a la que considera «una hija más» como ha confesado en sus redes sociales.

El libro contiene 118 páginas y 17 partes, de las cuales 12 están dedicadas íntegramente a la arepa, desde la nativa, aquella de los primeros pobladores, hasta las actuales, con esos rellenos que con solo nombrarlo para los venezolanos pueden significar muchas cosas: mamá, rumba, playa, dieta, recreo, y mucho más.

«De todo lo que investigué, quizás lo que más me gustó escribir fue cómo se desarrolló en la época colonial. Ser Capitanía de Puerto nos dio la idiosincrasia», cuenta Ricardo.

De arepas hay mucho por decir

En Arepólogo se describe cómo la arepa fue una especie de cupido en el mestizaje entre españoles y nativas, y cómo se enraizó en el plato, a pesar de la fuerza de la colonización. Estrada también hace un interesante repaso a los diferentes tipos de arepa que subsisten en Venezuela, y que fuera de sus zonas se conocen poco, como las de coco y papelón envuelta en hojas de plátano del Occidente; las pampuras caroreñas; las de plátano del Oriente; las merideñas que cocinan el maíz en agua con ceniza de leña; las «raspadas» de la Costa que se hacen con cal o las de coroba, muy fieles a sus orígenes prehispánicos, que se hacen con el fruto de una palma. Todo esto contado en forma sucinta.

Esas son las arepas regionales, pero el autor también establece otra clasificación de tipos de arepa, según la forma como se hacen.

Hasta caviar

Los rellenos son uno de los capítulos más amenos del libro y, aunque es imposible recogerlos todos, están los más emblemáticos, partiendo desde el punto cero, la viuda, que no lleva nada, siguiendo con la famosísima mundialmente Reina Pepiada y siguiendo con varios más como la sifrina, la rumbera, la pata e’ grillo y la de asado negro.

«Por cierto, en las investigaciones encontramos que la arepa de caviar sí existió en la arepera Hermanos Álvarez, donde también se inventó la Reina Pepiada en homenaje a Susana Duijm que se la comió allí», dice. Y agrega: «La de caviar costaba 20 bolívares y la reina, que era cara para la época, 1,50. Entonces la gente comparaba los precios y le parecía bien el de la reina, así que la pedía. Era una gran estrategia de mercadeo».

También se aclara una duda que es motivo frecuente de discusión entre los «arepólogos» venezolanos: ¿Qué va primero? ¿El agua o la harina? Según el esquema de Ricardo -cuyo libro, hay que decirlo, está patrocinado por la marca PAN que saben de masa de arepa- primero va el agua, luego la sal, y de último la harina precocida.

Sobre el libro

Explicó que, aunque no está incluido en el libro, la investigación se realizó en la Biblioteca del Centro de Estudios Gastronómicos (CEGA) y en varias particulares. Prometió que seguirá indagando y haciendo crecer a Arepólogo.

El prólogo del libro es del historiador José Rafael Lovera. La organización del bautizo estuvo a cargo de Carolina Goicochea, la producción fue de Manne Productions y la presentación la hizo Anna Vaccarella, quien estudió con el autor. En Caracas está disponible en las tiendas Fresh Fish y, para otros países, por la plataforma de Amazon.

Ricardo Estrada Cuevas es comunicador social, egresado de la Universidad Católica Andrés Bello. Se graduó en Arte Culinario Venezolano en el CEGA y en el diplomado de Cultura en Vinos y Spirits de la Universidad Metropolitana. Realizó pasantías en los restaurantes limeños Astrid & Gastón y El Señorío de Sulco. 

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