A pesar de que hizo énfasis en los logros que se han alcanzado de Latinoamérica en la lucha contra la corrupción, dijo que en Venezuela es insuficiente utilizar este término para describir la «tragedia» que esto ha causado.
Por consiguiente mencionó el caso del guardaespaldas del fallecido expresidente de Hugo Chávez y exdirector de Tesorería, Alejandro Andrade, tildándolo de «repugnante radiografía de la dictadura en Venezuela y del Estado criminal que ha construido».
Asimismo, nombró el caso del presidente de Globovisión, Raúl Gorrín, que participó en el esquema de lavado de dinero con multimillonarios sobornos junto a su socio Gustavo Perdomo; el del asesor financiero Mathias Krull que está condenado por lavar 1.200 millones de dólaresn y el de Francisco Convit y Leopoldo Betancourt responsables del defalco eléctrico con la empresa Derwick Associates.
Por último, también denunció el caso de Gabriel Jimenez Aray, que fundó un banco para llevar a cabo prácticas de lavado de dinero de los funcionarios venezolanos adquirido por corrupción.
«Se trata de un saqueo, un país desvalijado, por una asociación criminal en control del Estado», dijo el secretario general de la OEA al denominar a Venezuela como un «Estado-Mafia».
Por lo tanto, finalizó haciendo un llamado a la comunidad internacional porque es responsabilidad de la misma «trabajar para proteger a los venezolanos».
«Podrán siempre contar con mi voz contra la corrupción y la impunidad».