Acostumbrado a las grandes remontadas, el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, fue investido este jueves para un nuevo mandato tras una de sus apuestas más arriesgadas: impulsar una ley de amnistía exigida por el independentista catalán Carles Puigdemont.
«Aprendí a esforzarme hasta que el árbitropita el finaldelencuentro», aseguró este gran aficionado al básquet, de 51 años, en una autobiografía titulada «Manual de resistencia».
Pese a que numerosos sondeos lo daban por muerto políticamente tras la debacle de la izquierda en las elecciones locales del 28 de mayo, Sánchez, uno de los pocos socialistas al frente de un gobierno europeo, se arriesgó y convocó inmediatamente elecciones generales.
Después de acabar segundo en estas legislativas del 23 de julio, por detrás de su rival conservador Alberto Núñez Feijóo, Sánchez multiplicó las conversaciones para formar una mayoría tras el fracaso del líder de la derecha en su intento de ser investido presidente del gobierno.
El socialista obtuvo así el apoyo de la extrema izquierda, con la que gobierna desde hace tres años, pero también de los partidos independentistas, entre ellos la formación de Carles Puigdemont, a cambio de importantes concesiones.
La principal de ellas, impulsar una ley de amnistía para los separatistas procesados por la justicia española, principalmente por su implicación en la tentativa de secesión de Cataluña en 2017. Opuesto en el pasado a esta medida, Sánchez se comprometió a hacerla votar en las próximas semanas, a pesar a las tensiones que despertó el proyecto en el país.
Los giros de Pedro Sánchez
Con los apoyos ya garantizados para ser investido por una mayoría absoluta de los diputados, Sánchez «ha alcanzado lo que quería», destaca Paloma Román, politóloga de la Universidad Complutense de Madrid, quien considera sin embargo que «la legislatura será complicadísima» para el jefe del ejecutivo.
Con una sonrisa seductora, afable y telegénico, el líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) -apodado «El Guapo» al comienzo de su carrera- es un habitual de los giros de guion, que le han permitido darle la vuelta a situaciones difíciles en más de una ocasión.
Nacido el 29 de febrero de 1972 en Madrid de una madre funcionaria y de un padre empresario, Pedro Sánchez cursó Economía en Madrid y Bruselas. Concluyó sus estudios con un controvertido doctorado en una universidad privada madrileña, acusado de haber plagiado su tesis, algo que él desmiente.
Militante del PSOE desde la adolescencia, un Sánchez por entonces casi desconocido se convirtió en su secretario general en 2014 tras las primeras primarias celebradas en esta formación centenaria.
Dos años más tarde, sin embargo, recibiría un duro revés cuando, tras cosechar los peores resultados electorales de la historia del partido, fue defenestrado del liderazgo socialista por una rebelión interna.
Pero gracias al apoyo de los militantes, Sánchez volvió por la puerta grande siete meses después, tras haber hecho campaña en su automóvil por toda España con un puñado de fieles para seducir a los socialistas de base, que lo reconducirían al frente del partido.
Tensión en el poder
Esta tenacidad lo llevaría al poder en junio de 2018 tras un nuevo golpe de efecto. Aglutinando a toda la izquierda, además de a los independentistas vascos y catalanes, consiguió derribar con una moción de censura al conservador Mariano Rajoy, debilitado por un escándalo de corrupción, y convertirse en presidente del gobierno.
La falta de una mayoría estable le acabó obligando después a convocar dos elecciones legislativas consecutivas en 2019, en las que venció. Finalmente, decidió formar un gobierno de coalición con sus antiguos enemigos íntimos de la izquierda radical de Podemos, con los que logró mantenerse en el poder.
Pese a gobernar en minoría, durante su mandato consiguió impulsar un vasto abanico de reformas, como la subida de casi un 50% del salario mínimo, una reforma del mercado laboral y las pensiones o la ley que rehabilita la memoria de las víctimas de la Guerra Civil (1936-1939) y de la dictadura de Francisco Franco (1939-1975).
Pero el socialista tuvo que afrontar numerosas polémicas con la izquierda radical, además de las críticas por sus pactos con los independentistas. Unos reproches que subieron de nivel con la ley de amnistía, mal vista por algunas voces incluso del mismo PSOE.
Sánchez «nunca lo ha tenido fácil», pero su situación actual es la más compleja, valora Paloma Román, quien considera que la mayoría reunida por el socialista es «demasiado heterogénea como para tener tranquilidad».