Los niños del hospital infantil JM de los Ríos sufren un intenso miedo a morir, muy injusto dada su corta edad, pero racionalizado porque ven, con frecuencia, cómo fallecen a sus amigos pacientes, por falta de trasplante o tratamiento
Son incontables los niños que han muerto en el JM de los Ríos por diversas patologías: cáncer, espera de trasplante de riñón, encefalitis u otras enfermedades que impiden el desarrollo adecuado de los pequeños pacientes que están en este recinto hospitalario o en otros del resto del país. Son historias tristes y numerosas. La biología de la vida de cada uno les juega una mala pasada, que no merecen. Los que aún se mantienen luchando por sus vidas entran en un miedo profundo, una ansiedad absoluta, cada vez que muere alguno de sus compañeros de su sala de hospitalización.
Antes de morir, Ángel Céspedes era de esos niños conscientes de su realidad. Sabía que, si no tenía en su momento un trasplante, podía ser otra de las víctimas. En muchas ocasionessintió ese miedo de ser el próximo. Yohely Céspedes hizo todo lo posible para ver a su hijo con un nuevo riñón pero nada fue suficiente, su condición se complicó después de tener varicela y, cuando murió Ángel, uno de los niños que tuvo también ese miedo a morir fue Luis Méndez.
En 4 años derutina hospitalaria, Luis ha visto fallecer a muchos de sus compañeros. Confiesa que leda miedo, pero a la vez fuerza para exigir lo mismo que el resto: un trasplante.
Ya han muerto varios de sus compañeros. Uno de ellos eraprecisamente Ángel.»Para mí, Ángel fue un luchador, muy maduro para su edad y su súplica por un riñón nuevo no fue escuchada. Él falleció y me dolió mucho, pero presentarme en su funeral y verlo dentro de su urna de madera fue un golpe emocional. Es una sensación terrible donde te dices a ti mismo: ‘Él próximo puedo ser yo’. No es justo ni para mí ni para el resto de mis compañeros del hospital JM de los Ríos».
La salud de Luis se ha mantenido un poco más estable gracias a que está funcionando su diálisis peritional pero se acuerda de sus compañeros del hospital.
La sensibilidad en los más grandes se desarrolla más, como es el caso de Daykeiner Da Costa, conocido como «Papucho», ese tipo de niños que se hace solidario con sus compañeros de hospital.
Fui testigo de un ejemplo de la solidaridad de Daykeiner en diciembre de 2021. En esa época, «Papucho» estaba de alta médica, pero uno de sus amigos, Jerbenson Rojas, estaba hospitalizado en condición delicada. «Papucho» no quiso dejarlo solo para pasar el fin de año en el hospital. «Me quiero quedar, Jerbenson es mi amigo», dijo. Finalmente, Jerbenson murió en 2022.
En una visita posterior a ese diciembre de 2021, pude evidenciar que Daykeiner había perdido mucha masa muscular por escasa movilidad y no quería salir de su habitación. La razón es que muchos de sus amigos de hospital habían muerto, incluido Jerbenson, y el pequeño «Papucho» prefería estar aislado.
Hoy en día Daykeiner Da Costasigue esperando un trasplante de riñón, al igual que otros niños como María Victoria Figueredo, que murió el pasado 29 de agosto (en su casa porque estaba de alta médica) y que ha engrosado la lista de niños que han muerto esperando un trasplante
Uno de los médicos tratantes comenta que este miedo se genera en los niños másgrandes porque van poco a poco tomando conciencia de la situación de sus compañeros y la propia, y es un sentimiento natural de aquellas personas donde les urge tener una respuesta positiva ante un pronóstico fatal.
No importa qué patología sea, si los niños están en salas de hospitalizacióny ven cómo mueren sus amigos, los niños desarrollan un intenso miedo a morir, un miedo injusto para chicos de tan corta edad.
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