Se acerca el final de un año particularmente distinto, por decirlo así. Para una inmensa mayoría ha estado cargado de angustias, y aunque esta tendencia es una impactante realidad, yo prefiero llamarlo de forma distinta y resumir estos últimos casi doce meses como positivos. La bendecida noticia de convertirme en abuelo por segunda vez, con todo el estrés y protocolo generado por la presencia del virus, es una poderosísima razón para esa conclusión.
Seguramente muchos iniciaron el presente año con nuevos bríos, pero las olas de noticias procedentes de Asia y particularmente de Europa, nos alertaban que en algún momento nos tocaría esa parada obligada generada por el efecto letal de una nueva pandemia.
Y así fue. Desde mediados de marzo fuimos maniatados en nuestro quehacer diario y nuestros planes – que generalmente armamos a finales de cada año, señalando los propósitos y objetivos que deseamos alcanzar desde el punto de vista profesional y personal – fueron trastocados.
Soy un fiel defensor de canalizar nuestras inquietudes a través de un plan de acción – que resuma objetivos y acciones – sin embargo, para mí es ineludible la reflexión diaria, la que haces cada día, la que te permite corregir los episodios diarios y que a la postre tienen un efecto demoledor: ¡te convierten en tu mejor versión!
Ahora bien, aprovechando los últimos días del año 2020, los invito a tener presente estos pequeños consejos que te permitirán canalizar tus energías para voltear a tu favor los obstáculos que presumas puedan presentarse en el venidero 2021:
1. Identifica tu realidad
Este es un paso muy importante para la construcción de un plan. Identificar el estado actual de los asuntos que desees encarar, te da las bases necesarias para planificar las estrategias y acciones posteriores.
Una de las herramientas que utiliza un coach para identificar la realidad presente de su cliente es el denominado eneagrama de vida. Bajo este eneagrama, puedes puntuar del 0 al 10 aspectos o áreas claves de tu vida y con ello tener un mejor panorama de tu realidad. Estos aspectos incluyen: emocional (pareja), salud y bienestar, relaciones interpersonales, educación, familia, trabajo, espiritualidad, finanzas y recreación. El resultado de la puntuación te dará indicios de qué aspectos necesitas trabajar con mayor urgencia.
2. Análisis FODA:
El análisis FODA es otra de las herramientas útiles que complementa los resultados derivados del eneagrama anterior y que muchas veces nos alerta con relación a aspectos que no fueron específicamente identificados. Además, constituye el punto de partida en la elaboración de estrategias para la consecución de metas.
Sus siglas en español se refieren a las Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas. Con este análisis, elaboras una lista de oportunidades cuyo último objetivo consiste en reemplazar las debilidades y generar una sensación positiva que te permitirá – sin lugar a duda – avanzar en tu crecimiento personal y adoptar las formas de actuar cónsonas con las estrategias.
3. Construye tus metas y ponles fecha
Elabora una lista de todas tus metas. Lo recomendable es que estén estrictamente relacionadas con aquellos aspectos identificados como necesarios para convertirte en una mejor versión. No obstante, no te limites a un número preciso y enumera todas las que quieras. Lo que sí es importante es que para consolidarlas debes ponerles fecha. Esto último es imprescindible recordarlo, de esa forma focalizas tus objetivos.
¿Cómo organizarlas? En primer lugar, debes ubicar las que son más importantes para ti. En segundo término, es importante fijar metas que sean alcanzables, y, en tercer lugar, que estén bien definidas. Esto significa tomar en cuenta los siguientes parámetros: cuando deseas alcanzarla (ponerle fecha), cómo pretendes alcanzarla (haciendo que), con quien cuentas para ello, donde lo realizarás, y el costo que debes incurrir para alcanzarla. Para complementar esta idea y establecer el diseño claro de metas, te invito a que revises literatura apropiada de la denominada Metodología SMART, que especifica el planteamiento conciso de los factores críticos a considerar: S (específico), M (medible), A (alcanzable), R (realista), y T (tiempo).
4. Plan de acción Ser-Hacer-Tener:
Comúnmente nos olvidamos de nosotros mismos y nos enfocamos en lo que queremos “tener” sin haber elaborado un plan específico para ello. Estamos muy comprometidos con lo que queremos poseer y muchas veces ejecutamos las acciones necesarias para lograrlo (Hacer), sin considerar el atributo más importante de esta ecuación: “Ser”.
Para poner en práctica un Plan de acción, te invito a que te preguntes: ¿Quién tienes que Ser para tener lo que quieres? Esta pregunta es el fundamento de todo, ya que si actúas desde el Ser partes con una ventaja y te empoderas para enfrentar el camino que te conduce hacia la meta.
Si adoptamos una conducta desde el “Ser”, se hace más sencillo abordar los avatares que se presentan para alcanzar niveles de plenitud y equilibrio personal. Para “tener” lo que se quiere, se deben “hacer” acciones tendentes a esto; sin embargo, para ello, primero tienes que “Ser”. ¡He allí la clave! Construir un plan desde adentro, activa tu intención y los resultados no tardarán en llegar.
Con todo lo expresado no quiero decir que no se presentarán obstáculos; no obstante, cuando se presenten, estarás lo suficientemente consciente de tu potencial para sortearlos y alcanzar el objetivo deseado. Siempre llegarás al final, ¡te lo aseguro!