Ahora la excusa es la cepa brasileña de la covid-19. “Volvemos al esquema extremo de bioseguridad en las cuarentenas y en el cuidado con las actividades públicas (…) mientras salimos de esta situación de alarma por la llegada de la variante brasilera del covid-19 que es mucho más virulenta”, anunció Nicolás Maduro. Pero para mí, lo cierto es que este pico de contagios recientes no es precisamente por la variante brasilera. El repunte tiene que ver con la flexibilización de la cuarentena en carnaval. Aquí la gente salió como si no estuviera pasando nada, y los responsables son quienes lo permitieron.
Ya lo de una semana radical y otra de “flexibilización” era suficiente locura. ¿Es que acaso el virus deja de propagarse porque se recoge durante la semana de flexibilización? ¿Será que Maduro cree que él puede mandar al virus y decirle “durante esta semana no puedes propagarte”?…
La cuarentena ha sido dura para todos. Pero para quienes viven en espacios reducidos, con niños en edad escolar que no tienen dónde drenar sus energías, ha sido una tragedia. Para esas personas, ir a la playa, o a pasear por algún parque, es el máximo desiderátum. Vimos por las redes sociales infinidad de fotos de gente apiñada, felices de estar en el mar, o en el campo, sin cumplir el distanciamiento social y sin mascarillas…
Hay quienes alegan que Maduro no es totalmente responsable del repunte, porque “la gente tiene libre albedrío”. Para que el libre albedrío funcione es necesario que quien lo ejerza esté completamente consciente de los resultados potenciales de sus actos. A un ignorante no se le puede culpar de haberse ido a la playa, donde él y su familia se contagiaron. La culpa es de quien lo instó a irse. Yo lo oí, nadie me lo contó: Maduro dijo en una alocución: «He decidido y así lo anuncio que el 15, 16 y 17 (de febrero) serán días de flexibilización amplia por ser el carnaval, pero no habrá conciertos públicos ni masivos, no habrá actos de caravanas». ¿Qué es una “flexibilización amplia”, aunque no haya conciertos públicos ni masivos, ni caravanas? La gente lo entendió perfectamente: días de vacación, con flexibilización amplia, significa playa o paseos. Y las playas de nuestro Caribe y los lugares de recreación se llenaron de temporadistas ansiosos de espacio, mar y sol.
Y en ese desahogo maravilloso, también estaba el virus chino.
Es increíble que en un país como Venezuela, arruinado, con los hospitales sin dotaciones, donde el personal de salud no ha sido vacunado en su totalidad, se decrete una vacación de la que se sabía cuál era su resultado probable. Y aquí se cumplió a cabalidad la Ley de Murphy: “si algo puede ir mal, irá mal”. ¿Maduro pensará en serio que puede levantar su maltrechísima popularidad con estos decretos? ¿Cuánto le cuesta al Estado esta cantidad de nuevos contagiados? Hay que recordar que la propagación del coronavirus es exponencial… ¿Tiene el Estado los recursos para hacerle frente? ¿No era mejor no haber decretado carnaval, aun sin que se supiera de la cepa brasileña?
Lo de las vacunas es otro tema. Una persona cercana al Ministerio de Salud, a quien no nombro por razones obvias, me dijo que las vacunas que están llegando ahora son las chinas, y que en MinSalud hay quienes temen que a muchas personas que ya recibieron la primera dosis de la vacuna rusa, les aplicarán la segunda dosis con la china y que ESO ESTÁ CONTRAINDICADO.
El hecho es que estamos en las peores manos para hacerle frente a la pandemia. Y ya anunciaron que “Semana Santa será flexible” aunque añadieron “con las normas de bioseguridad”. Será otro despelote, créanme. Aquí no hay normas de bioseguridad, empezando porque no hay quien obligue a alguien a usar máscaras. Nuestros funcionarios están tan hambrientos y/o tan corrompidos, que un dólar basta para que dejen circular a alguien que no está protegido.
Amárrense los cinturones, que este avión llamado Venezuela va en picada.