Es importante que colaboradores, jefes y empresarios conozcan los datos científicos que respaldan la conveniencia de una cultura de felicidad, que no es otra que aquella en donde se reconoce el esfuerzo, se brindan condiciones dignas de trabajo y se colaboran unos con otros
Como hemos reseñado en algunas oportunidades, el factor de felicidad en el trabajo no es un concepto utópico o moda sin sentido. Su práctica, a través de acciones específicas que impacten en las necesidades básicas y emocionales de los trabajadores, trae consigo una cantidad de beneficios que, principalmente, apoyan el desarrollo profesional de nuestros jóvenes profesionales. Incluso influye en las finanzas de las empresas al tener empleados más motivados y comprometidos con los valores y objetivos de la organización.
En este sentido, para apoyar todas las teorías que nos refuerzan la importancia de ambientes laborales positivos y estimulantes, me parece muy oportuno incluir en este artículo los factores específicos de la ciencia, de manera de tomar ventaja no solamente desde un punto de vista esencialmente técnico, sino el entendimiento de nuestra fisiología cerebral en general, que permita a los equipos directivos conocer los puntos cruciales y convertir este entendimiento como ventaja estratégica.
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Sentirse bien
Morales, F. (2019), expresó en un artículo, acertadamente, lo siguiente: “Es importante que tanto colaboradores, jefes y empresarios conozcan los datos científicos que respaldan la conveniencia de una cultura de felicidad, que no es otra que aquella en donde se reconoce el esfuerzo, se brindan condiciones dignas de trabajo y se colaboran unos con otros”.
Y a mí me parece maravilloso enfatizar en este aspecto, por los ya probados beneficios que tiene sentirse “bien” en el trabajo, soportados por los aportes en el campo de la psicología positiva y, más recientemente, los asombrosos avances de la neurociencia.
Lograr la felicidad en el trabajo
Ahora bien, ¿qué significa ser feliz en el trabajo?
Muy lejos de pensar en condiciones ideales como ambientes de trabajo con sala de juegos y una cultura de lujos y dinero, ser feliz en el trabajo es un concepto que va más allá de la escala salarial y que más bien implica un compromiso distinto, darle sentido al trabajo y encumbrarse a cubrir la necesidad de autorrealización que se propone en los modelos de Maslow y Herzberg. Y más recientemente, los estudios en psicología positiva.
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En definitiva, ser feliz en el trabajo implica considerar sustancialmente la importancia que tienen las emociones en este entorno. Al fin y al cabo, somos seres sociales y reaccionamos de diferentes maneras, lo cual incide en nuestras posturas y emociones. De allí la importancia de considerarla en la ecuación estratégica de liderazgo de una organización.
El cerebro y sus neurotransmisores
Si bien, el significado de felicidad puede variar de una persona a otra y está vinculada al nivel de necesidades propias de cada individuo, resulta indispensable conocer de mejor forma los secretos de esa máquina especial llamada cerebro, y de los neurotransmisores más implicados en la felicidad humana que influyen de forma representativa en la motivación, placer y mejora de los procesos de memoria y aprendizaje.
En este sentido, los principales neurotransmisores que se relacionan e inciden en la felicidad son:
1. Dopamina
Esta hormona es la responsable de regular los centros de recompensa y placer del cerebro. Se relaciona con la sensación de placer que nos invade luego de haber alcanzado un objetivo. Por ello, es muy fácil predecir que se estimula, entre otras, por el reconocimiento del esfuerzo y de resultados de los equipos de trabajo. Y, como podrán adivinar, tiene incidencia directa en la motivación.
Si bien, reconocer el esfuerzo de nuestros colaboradores es esencial para estimular esta hormona, el trabajo estratégico y entrenamiento de las denominadas habilidades blandas o soft skills, complementan el desarrollo de las potencialidades de la plantilla, y con ello la autoconfianza y consolidación de fortalezas para enrumbar sus objetivos a mirar cada proyecto como “propósito”, desligándose por completo del aspecto económico que, si bien es importante y forma parte de la ecuación – muy marcado en Venezuela – no es suficiente para la consolidación de plantillas y entornos emocionalmente saludables.
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Según se menciona en un sinnúmero de investigaciones, un empleado con altos niveles de dopamina será un 28% más productivo.
Serotonina
Es un neurotransmisor muy relacionado con el control de las emociones y el estado de ánimo, aunque cumple también otro tipo de funciones.
Se activa cuando nos sentimos parte importante de un grupo o por quienes te rodean. Como seres sociales, nos sentimos felices cuando encajamos o formamos parte de un grupo, de allí la importancia vital que tiene la promoción de ambientes laborales positivos, un adecuado procedimiento de onboarding, y la constante mentoría.
No en vano, este neurotransmisor y sus funciones están íntimamente relacionadas con uno de los factores de bienestar de la teoría PERMA, las relaciones interpersonales.
Oxitocina
En el cerebro, la oxitocina parece estar involucrada en el reconocimiento y establecimiento de relaciones sociales y podría estar involucrada en la formación de relaciones de confianza y generosidad entre personas.
Para liberarla, es necesaria el desarrollo de relaciones positivas. Se le conoce también como la “hormona del abrazo” y muy relacionada con las funciones de parto y lactancia.
La oxitocina influye en la felicidad en el trabajo. Foto Roman Odintsov / Pexels
En este punto, para activar altos niveles de esta hormona, la promoción de eventos que impulsen la camaradería y trabajo en equipo son indispensables.
Las tendencias en el plano de la exploración de la felicidad en las organizaciones incluyen el apoyo emocional de los colaboradores, como uno de los atributos a considerar para la promoción y creación de políticas acordes con las necesidades de estos.
Ignorarlo, es desconocer la esencia de nuestro comportamiento como humanos y aniquilar a la empatía como elemento estabilizador de relaciones duraderas. Lo estratégico, es ahondar en el necesario acercamiento de líderes y colaboradores, el trabajo en equipo, que garantice que la ciencia, según lo expresado aquí, haga su trabajo.
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