Opinión

Errores más comunes cuando delegamos

Una cosa es seguir instrucciones y hacer bien las actividades que te encomienden y otra muy distinta situarte en ese pedestal de hacer que las cosas pasen

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En un mundo empresarial donde se premia al que hace las cosas bien y comete pocos errores, no necesariamente garantiza buenos resultados en el futuro cuando a esos promovidos les toque dirigir a equipos de trabajo y lógicamente, delegar tareas.

Una cosa es seguir instrucciones y hacer bien las actividades que te encomienden y otra muy distinta situarte en ese pedestal de “hacer que las cosas pasen”.

Situarte en ese “pedestal” no es tarea fácil, de allí que vemos como muchos excelentes colaboradores ejecutores resbalan en el difícil arte de delegar o lo que es lo mismo, no superan el pase de hacer las tareas en lugar de dirigirlas.

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Foto Tima Miroshnichenko / Pexels

Por ello es muy importante para los equipos y encargados de recursos humanos, a la hora de proponer la promoción de los jóvenes profesionales, poder vislumbrar las capacidades futuras de estos. Las capacidades técnicas para enfrentar un trabajo son muy importantes, pero las habilidades sociales y nociones de liderazgo son elementos que garantizan una exitosa transición entre hacedor y supervisor.

Entre las habilidades más destacables, entre muchas, podemos mencionar las relacionadas con inteligencia emocional, la actitud positiva y valiente, resiliencia, empatía y, añadiría, la capacidad para adaptarse al equipo que les toque dirigir e identificar las fortalezas de sus dirigidos para explotar el máximo potencial de cada uno de ellos.

En conclusión, esa mezcla de liderar con emoción permite actuar con calma frente a las adversidades laborales y desde esa vitrina, influir poderosamente en aquellos que te rodean y harán posible el éxito de tu gestión como líder de equipo.

Claves para saber delegar

De allí que, para abonar al desarrollo de ese liderazgo joven, me parece magnífico poder compartir los errores más comunes que comete el liderazgo en general – basado en el libro de Scott Eblin, “El siguiente nivel” – y facilitar las claves para una delegación eficaz.

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Foto de Yan Krukov / Pexels

No entender la importancia de la tarea. Antes de delegar una tarea, quien lidera debe tener muy claro el alcance y relevancia de lo que delega.

En pocas palabras, uno de los errores muy comunes es delegar algo donde incluso el mismo jefe no tiene control sobre los alcances o comprensión clara del impacto que pueden tener esas tareas en un proyecto determinado.

No proveer suficiente información. Comunicar en forma clara y organizada los objetivos que se persiguen es una tarea que debe cumplirse, sin excepciones, si quieres tener éxito.

Para ello es recomendable, antes del inicio de cada proyecto, desarrollar un bosquejo completo, simple y entendible, informando las personas que deben encargarse, los recursos disponibles y los aspectos en los cuales sea obligatoria la consulta.

Olvidarse de establecer las expectativas sobre lo que hay que lograr. Aunque se parece al punto anterior, lo que quiero enfatizar es establecer las métricas necesarias que den indicios al equipo del progreso en un proyecto en particular.

Foto Mart Production

No hay peor sensación que no identificar en cualquier momento, el estatus, avances y el ¿cuánto nos falta? Esto, estimula dominios tales como la autonomía y la certidumbre, elementos necesarios para alentar la sinergia entre líderes y seguidores.

No establecer controles regulares durante el proyecto. No solo es comunicar los objetivos y las métricas y pensar que todo está bajo control.

La supervisión debe ser parte de la ecuación al delegar, máxime cuando el éxito y gestión del proyecto está bajo tu absoluta responsabilidad.

Confiar es un plus en las relaciones laborales, pero eso no exime la supervisión oportuna de las fases de un proyecto sobre bases regulares, generalmente organizadas en períodos de tiempo.

No reflexionar sobre el conocimiento adquirido. No solo es necesario seguir los avances de un proyecto, sino ir coleccionando todos los elementos que constituyan lecciones que han surgido en la ejecución de las tareas, de modo de inocular en tus dirigidos los aprendizajes adquiridos en el transcurso de la asignación y; en consecuencia, la mejora en los procesos para futuros retos.

Foto Fauxels / Pexels

Por último, y diría, el complemento estrella en el difícil arte de delegar, es que no te olvides de felicitar a tu equipo por el logro de los objetivos. Sin ese pequeño acto de agradecimiento no te garantizo que aun tomando en cuenta las claves y consejos compartidos, el resultado sea positivo.

En definitiva, refuerza tu conocimiento de cada integrante de tu equipo y esfuérzate por potenciar sus fortalezas a través de una gestión emocional que incluya la escucha activa, flexibilidad y respeto, autoconciencia y la comunicación empática.

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