El acto de sonreír, incluso voluntariamente, envía una señal positiva al cerebro y trae varios beneficios a la salud mental y física. Para comprobarlo, al final del texto, el coach nos propone un sencillo experimento
Sonreír es una de las expresiones faciales más universales y naturales que tenemos los seres humanos. No solo refleja nuestro estado de ánimo, sino que también puede modificarlo y, aunque sea difícil imaginarlo, tiene múltiples beneficios para nuestra salud física y mental ya que esa acción afecta a regiones del cerebro que regulan las emociones.
En días pasados conversé con algunas personas sobre el poder invisible que tiene el sonreír y cómo este simple acto puede facilitarnos el camino, tan necesario, para sumar tranquilidad a nuestros días.
Si pudiéramos medir nuestro día tomando como referencia lo que sentimos, probablemente estaríamos más conscientes de aquellos aspectos que nos reportan alegría o tristeza y sobre esa base, manipular nuestras emociones a nuestro favor.
El poder de sonreír
¡El cuerpo no miente!, dicen muchos y me parece que esta expresión cobra validez cuando exploramos científicamente el poder de sonreír.
¿Cómo explicar ese poder? Me tengo que referir necesariamente a un artículo escrito por el doctor Mario Alonso Puig, conferencista español, que, entre otras cosas, expresó lo siguiente:
“Cuando sonríes, es como si enviaras una señal a tu cerebro diciendo: ¡Todo va bien! Y es que la sonrisa activa la región prefrontal izquierda de nuestro cerebro, el lado que se encarga de las emociones positivas. Por otro lado, la región prefrontal derecha se encarga de las emociones negativas. Entonces, ¿te imaginas el poder que tienes con sólo sonreír? No solo te haces sentir más alegre y confiado, sino que transmites esa alegría y confianza a quienes te rodean”.
En pocas palabras, esto explica por qué nos sentimos atraídos por las personas que siempre están sonriendo. De manera inconsciente, nuestro cerebro capta esa energía positiva y quiere conectar con ella. Es un círculo virtuoso, una danza en la que al sonreír irradias bienestar y los demás se sienten más inclinados a sonreír contigo.
Los beneficios de sonreír
Son muchos y podría resumirlos así:
Mejora la salud física
Sonreír libera endorfinas, serotonina y otros analgésicos naturales que contribuyen a aumentar el bienestar, tal y como se produce en otras actividades como el ejercicio físico.
Así mismo, la sonrisa también reduce los niveles de hormonas responsables del estrés como el cortisol o la propia adrenalina. Esto se traduce en una menor presión arterial, una mejor función inmunológica y una mayor longevidad.
Mejora la salud mental
Sonreír induce a emociones positivas, que nos ayudan a tener una actitud valiente y decidida ante los avatares de la vida y a encarar los problemas con esa dosis de optimismo que tanta falta hace.
Sonreír también previene la depresión y la tristeza, ya que al sonreír se activan las mismas regiones cerebrales que cuando estamos contentos; y de ñapa, nos hace sentir más confiados.
Mejora la salud social
Sonreír es una forma de comunicación no verbal que facilita la interacción con los demás y nos muestra como personas sociables, amables, cercanas, confiables y generosas.
Además, tiene el poder de propagarse muy rápido contagiando a los demás y creando ambientes emocionalmente positivos y empáticos.
En conclusión, sonreír es un gesto simple pero poderoso que puede mejorar nuestra salud en todos los aspectos. Nos hace ver y sentir mejor y más importante aún, replicamos el mismo sentimiento en los demás.
¡Al mal tiempo buena cara!, por lo que, así como dice el doctor Alonso Puig, te propongo un pequeño experimento para esta semana: Durante los próximos 7 días, sonríe conscientemente al menos 5 veces al día, especialmente, en momentos donde te encuentres frente a un desafío o te sientas abrumado. Observa cómo cambia tu estado de ánimo y cómo reaccionan las personas a tu alrededor.
La vida tiene que ver con encontrar un equilibrio entre cumplir con nuestras responsabilidades y seguir nuestros impulsos más genuinos. Trabajamos, sí, pero no solo para cumplir, sino para permitirnos perseguir aquello que nos motiva y nos conecta con nuestra esencia más auténtica
Cuando cerramos una etapa, surge la pregunta: ¿qué legado dejamos? El coach habla de lo que realmente importa en ese sentido, más allá de los logros profesionales
Ric Elias nos deja claro que lo que realmente importa no es cuánto tiempo vivamos, sino cómo lo vivamos. Lo que verdaderamente da miedo es no haber vivido plenamente. Cada minuto cuenta y debemos aprovecharlo en lo que verdaderamente nos da felicidad y paz