Los 5 principios para ser un buen líder
En esta época de jóvenes libres y avances científicos, conocer los secretos o características de un buen líder es un acto imprescindible si estás en una posición de influencia
En esta época de jóvenes libres y avances científicos, conocer los secretos o características de un buen líder es un acto imprescindible si estás en una posición de influencia
Mucho se habla de liderazgo y son habituales los comentarios de personajes que escriben sobre el arte de ser buen líder sin haber estado al frente de un equipo de trabajo o de una compañía.
Son teóricos que repiten una y otra vez palabras rebuscadas –habitualmente en otro idioma– para impresionar a una audiencia ávida de conocer los secretos de la buena gestión del talento y que, si bien pueden ser datos útiles, no son concluyentes para alcanzar una buena gestión de equipos.
En esta época de “jóvenes descarrilados” y avances científicos, conocer los secretos o características de un buen líder es un acto imprescindible si estás en una posición de influencia.
Cuando escribí mi segundo libro –Cartas a Ignacio, lecciones de vida y liderazgo para mi nieto– incorporé algunos atributos para ejercer el liderazgo que, según mi opinión, son características ineludibles si queremos influir bien en nuestros equipos y colaboradores.
Para mi beneplácito, más y más expertos coinciden con esa visión no rebuscada de una versión de liderazgo que más que cualidades, está centrada en rasgos humanistas. La buena noticia de todo esto es que pienso que con poco y la dosis de paciencia necesaria para encausar tu temperamento, podrás convertirte en ese líder que deja huellas e impulsa a sus equipos al logro de los objetivos. Si estos últimos no se consiguen, al menos habrás ganado la credibilidad necesaria en tus seguidores y creado esa aura del equilibrio entre tus intenciones y la comprensión de cada uno de tus colaboradores.
El experto en liderazgo y presidente de “Lead to change”, el español Xavier Marcet, compartió recientemente sus reflexiones en una conferencia, donde identifica a la empatía, humildad y autenticidad como algunas de las características que deben conformar el líder del presente y futuro. ¡Y mira que coincidimos!, pues para mí, las dos primeras constituyen elementos fundamentales para la construcción de mejores sociedades y seres humanos. Proyectarlas en el campo laboral, permite ejercer el liderazgo desde una perspectiva claramente humanista y auténtica.
Distinguir al jefe del líder es una condición necesaria en nuestros tiempos y Marcet, los resume en 5 principios básicos que desarrollaré a continuación:
La autenticidad es una característica esencial para un líder, ya que le permite mostrar su verdadera personalidad, valores y principios, y generar confianza y credibilidad en sus seguidores.
Un líder auténtico es capaz de reconocer sus fortalezas y debilidades, expresar sus emociones y sentimientos, y actuar con coherencia y transparencia. Esto le ayuda a crear un ambiente propicio para el crecimiento personal y profesional de su equipo, y a construir relaciones sólidas y duraderas basadas en el respeto y la lealtad.
El gran secreto de ser líder es la capacidad que tienes en influir a los demás y ser capaz de inspirarlos para que caminen solos y procuren ejercer sus cargos con creatividad. ¡Empiezas a liderar el día en el que tu verbo influir pesa más que el verbo mandar!
Un buen líder se distingue cuando le agrega ambición a los proyectos que dirige. Hacerlo es un aliciente muy necesario para sus equipos ya que, entre otros beneficios, refuerza la motivación del grupo al identificar la “razón de ser” de cada proyecto.
A pesar de que los proyectos vayan por un camino rutinario, es tarea de un buen líder inyectar esa emoción que a la postre rubrique con el logro de los objetivos y el aprendizaje de todo el equipo.
El ejercicio del liderazgo implica trascender el ego y ser capaz de dejar un legado. Una buena práctica es desarrollar la humildad personal que, si lo traducimos al diccionario empresarial, es desarrollar esa capacidad de escuchar.
Cuando lo haces, estás más consciente de aquellos asuntos que afectan a tus equipos, de tus errores, estás más dispuesto a corregir y además, desarrollas la necesaria empatía tan necesaria para la gestión del talento humano.
Desarrollar este atributo no es muy distinto a lo que he comentado tantas veces en mis artículos, pues un verdadero líder debe, necesariamente, ponerse de verdad en el lugar del otro. Sin este elemento desarrollado, será cuesta arriba impactar positivamente en tus equipos y sacar lo mejor de ellos.
Si miramos bien la lista anterior, debemos destacar sin mesura, que estos rasgos –más que cualidades– deben estar presentes si realmente quieres destacar en tu función de dirigir e influir, y lograr esa sinergia imprescindible con tus colaboradores.
En conclusión, la responsabilidad de un líder es intentar acompañar a los demás, crear oportunidades para su crecimiento y lo más importante: ¡dejar un legado claro y encontrar gente que los sustituya!