Tecnología

Academia de Ciencias llega a un siglo con bajón de publicaciones especializadas

De acuerdo con el sistema de información de publicaciones científicas Scimago Journal & Country Rank, el número de publicaciones en Venezuela descendió 27,01% en un lapso de 8 años, dado que de 2.018 que contaba en 2007 pasó a 1.473 en 2015.

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FOTOGRAFÍA: PRENSA UNIDAD

El descenso en el número de sus publicaciones es un reflejo de la situación en la que se encuentra la investigación científica en nuestro país, en momentos en que se conmemora los cien años de la fundación de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales de Venezuela.

“Teníamos un papel bastante razonable dentro de América Latina, estábamos entre el tercer y cuarto puesto en cuanto a número de publicaciones y otros parámetros. Sin embargo, desde 2008 las cifras han caído violentamente», expresó Gioconda San Blas, la primera mujer en ser incorporada a esta academia y la primera también en ocupar la presidencia de la institución.

La falta de papel ha incidido con la caída en el numero de publicaciones, apuntó San Blas, quien apunto: «El declive importante comenzó a partir de ese año».

Según el Ranking Quacquarelli Symonds 2016 (Ranking QS) – que evalúa universidades de acuerdo con varios indicadores, entre ellos el impacto de la investigación realizada (artículos publicados y citaciones de artículos), la reputación académica y la presencia en la web – solo la Universidad Simón Bolívar USB), en el puesto 33, figura entre las 100 casas de estudios superiores en América Latina en cuanto a producción científica. La Universidad Central de Venezuela (UCV) se situó en el puesto 139, la Universidad de Los Andes (ULA) en el 162 y La Universidad del Zulia (LUZ) en el 193.

Creada por Ley del Congreso de los Estados Unidos de Venezuela del 19 de junio de 1917, los primeros Individuos de Número de la academia se incorporaron en 1933, fecha en la que efectivamente comenzó a operar dicha institución. Sin embargo, el desarrollo científico en el país cobró auge con la llegada de la democracia, tras la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez en 1958, cuando el grupo de investigadores que laboraba en la Fundación Luis Roche se dividió en dos.

“Uno de ellos, encabezado por Marcel Roche, transformó el entonces Instituto Venezolano de Neurología e Investigaciones Cerebrales (Ivnic) en el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC); y el otro, liderado por Francisco De Venanzi, fue a la Universidad Central de Venezuela, donde, además de ser su rector, creó la Facultad de Ciencias, entre otras escuelas, facultades e institutos”, contó San Blas.

Con la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación (Locti), la actividad de los investigadores ganó impulso pues se hicieron programas de intercambio con empresas al amparo de este instrumento legal, que permitía a las empresas hacer aportes directos a los investigadores para desarrollar estudios en áreas de mutuo interés.

“En 2010 el Gobierno decidió cambiar eso. El aporte de las empresas ya no podía ir directamente a los investigadores sino a un fondo, cuyos recursos son distribuidos por el Gobierno de acuerdo a su saber y entender… A partir de allí verdaderamente se perdió el objetivo de lo que habían sido originalmente los fondos Locti. Se presentó un descontrol”, apuntó San Blas.

La Asamblea Nacional ya aprobó en primera discusión la reforma de la Locti, la cual permitirá ajustar los aportes de los empresarios al sistema de ciencia y tecnología “para que no se pierda en ese saco común gubernamental, que no se sabe para dónde va”, comentó la académica.

Nocivos cambios educativos

San Blas explicó que la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales tiene como una de sus funciones servir de apoyo a los entes del Estado venezolano, incluida la Asamblea Nacional. En ese sentido participaron en la reforma de la Locti y en este momento están trabajando activamente en la reforma de la ley del IVIC, instrumento que aún no se ha discutido.

Otra de sus tareas es alertar sobre los problemas energéticos que se han derivado de las sequías, así como denunciar los daños ambientales ante la explotación y exploración de recursos minerales.

“Hemos evaluado muchos de los documentos que han surgido del Ministerio de Educación relativos a cambios educativos que nos han parecido nocivos a la sociedad venezolano y hemos dicho las razones por las cuáles podríamos adversarlos y cuáles serían las mejores formas de salir adelante”, dijo San Blas, quien agregó que los pronunciamientos que han emitido pueden ser leídos en el portal acfiman.org.

Junto a las asesorías, la academia lleva adelante varios programas como el de educación en ciencia basada en indagación, con el cual llega a las escuelas de barrios de Caracas y del interior del país, y cuyo fin es que los niños con sus docentes hagan pequeños trabajos de investigación, asesorados por miembros de la Academia.

“Así van aprendiendo desde pequeños el valor de la ciencia y sobre todo la capacidad de razonamiento… para que no aprendan cosas de caletre sino que aprendan a razonar”.

También tienen otros programas sobre cambios climáticos, conservación de aguas y estímulo a la mujer científica.

A través de la Fundación para el Desarrollo de las Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales se realizan investigaciones, muchas de ellas orientadas a la ecología como desarrollo de la producción agrícola sustentable que se realiza con los indígenas del Amazonas. También con ellos se llevan a cabo trabajos sobre el rescate del conocimiento ancestral y otros destinados a la preservación de especies en peligro de extinción y de vigilancia del biocomercio, es decir, aquel que se efectúa con animales y plantas con restricciones.

Información de Prensa Unidad 

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