Rob Ford: el peor alcalde del mundo

Que había dejado de consumir alcohol tras experimentar un “momento” con Jesús, dijo el año pasado. Pero luego lo vieron otra vez en el peor de los estados: enorme, inflado, rojo y borracho. La vida de Rob Ford era un desastre. O lo es, hasta que se demuestre lo contrario

Joel Hernández
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Debido a su trabajo, sus problemas se convirtieron en asunto público: Rob Ford es –todavía- el alcalde de la ciudad de Toronto. Y está en rehabilitación.
La noticia es reciente. El primero de mayo los diarios canadienses daban cuenta de un comunicado difundido por Ford el día anterior. “Tengo un problema con el alcohol y las decisiones que he tomado bajo su influencia”, escribió el alcalde que aun aspira a competir por la reelección: “He tratado de lidiar con estos problemas por mí mismo durante el último año. Sé que necesito ayuda profesional y ahora estoy 100 por ciento comprometido a mejorar”.
Quizás, como dicen en Alcohólicos Anónimos, Ford ha tocado fondo, ha llegado al punto en el que el adicto cobra plena conciencia de su estado lamentable y empieza a buscar apoyo para tratar de enmendarse. Quizás. Pero en realidad lo que parece es un ardid para ganar tiempo y maquillar un poco su maltrecha reputación de cara a las elecciones planificadas para octubre. Todos sus votantes –y medio mundo, en realidad- saben que la decisión de internarse la tomó bajo una presión diferente a la de querer resolver su grave problema: el diario The Globe and Mail publicó el 30 de abril que dos de sus reporteros habían tenido acceso a videos en los que se veía al Mayor de Toronto fumando crack en el sótano de la casa de su hermana.
El diario no difundió los videos, pero sí un grupo de fotos, de capturas de pantalla. Allí aparece Rob Ford gesticulando mientras sostiene con una mano una pipa de esas que se utilizan para fumar marihuana o piedra. Si bien no parece haber dudas sobre la autenticidad de las imágenes, algo huele mal en este asunto.
Y no es la piedra.
Los reporteros dijeron que fueron contactados por un vendedor de crack y heroína quien les mostró el video donde vieron claramente a Ford aspirando de la pipa y expulsando el humo. Es decir, el alcalde fue traicionado por su proveedor quien, aprovechando su mal estado, sacó su celular y le hizo las tomas con tan perversa intención que hasta se cuidó de incluir algunos segundos de un segundo teléfono en el que se ve la fecha y hora del episodio: 26 de abril, 1:15 de la madrugada.
Y el jíbaro del Mayor les dijo que tenía tres secuencias del gordo Ford dándole duro a la pipa, que estaba dispuesto a venderlas por una buena cantidad de billetes y que a lo largo de al menos un año él mismo había sido el proveedor de drogas del alcalde.
En la historia de Rob Ford todo esto ya ocurrió.
En efecto, el año pasado otro detallista de drogas llamado Mohamed Siad trató de vender un video del alcalde fumando crack a medios canadienses y de Estados Unidos. Ford primero negó que alguna vez consumiera drogas. Pero más tarde no tuvo más remedio que admitir que sí, que ese del video era él fumando crack pero que todo había sido culpa de una borrachera. Siempre se trató del alcohol, era lo que decía, cuando le cuestionaban sus apariciones públicas exhibiendo una conducta errática y con los ojos más “cerrados” que de costumbre. El problema era el licor porque él –juraba- no era un drogadicto.
Ahora ya nadie le cree. En medio de su campaña por la reelección basada en la idea de las segundas oportunidades, surgió este nuevo escándalo que lo mandó directo al sanatorio. En los videos, cuenta The Globe and Mail, no solo se observa al servidor público fumando de la pipa. En un paneo por la habitación aparece alguien conocido por la gente de Toronto: Alessandro Lisi, el ex chofer del alcalde acusado formalmente por venta de drogas y extorsión. Y un poco más acá, justo frente a Ford, su hermana Kathy, a quien también conocen porque la han visto en los medios locales admitiendo que ella sí es adicta al crack.
El mismo 1 de mayo el editor de The Globe and Mail publicó un texto en el que explica las razones por las cuales difundieron las fotografías: Toronto es la ciudad más grande de Canadá y sus habitantes tienen todo el derecho a saber quién la gobierna y especialmente si pretende repetir en el puesto. El periódico no compró los videos, pero contrariando su práctica habitual sí pagó 10 mil dólares canadienses por las fotos.
De momento Rob no ha mostrado ninguna intención de renunciar a su cargo ni a su aspiración por un nuevo periodo. Todo lo contrario. Su hermano y jefe de campaña, Doug Ford, ha dicho que todo va muy bien en el centro de rehabilitación de Muskoka, que Rob la está pasando fabuloso y que muy pronto el simpático y controversial alcalde volverá renovado para la contienda electoral.
Pero hay un detalle: ni siquiera en este momento han manejado las cosas con total honestidad. Pese a todas las evidencias, solo admitieron que Rob Ford está en rehabilitación por alcohol. Nada más. Como si nadie hubiera visto las fotos del rubicundo gordo pipa en mano.]]>

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