En junio Conatel informó a La Mega sobre un procedimiento contra la emisora por supuestas violaciones a la Ley Resorteme cometidas por los conductores del programa Galanes de Radio. Y así murió otro espacio de la 107.3 FM
– El ratón debe haber sido enorme – Sí, fue bien raro…
Manuel Ángel Redondo y Rodrigo Lasarte estaban llegando a Caracas después de pasar el día en un evento muy relajado en la Hacienda Santa Teresa cuando recibieron la noticia. Manuel Ángel, de hecho, venía sentado al lado de Verónica Gómez en el autobús dispuesto para los invitados. Y al ver el mensaje en su celular, le dijo: “Vero, creo que me hicieron la Calma Pueblo”.
La referencia al desaparecido programa de La Mega no requiere mayor explicación: Conatel, censura, fuera del aire. Esa misma tarde -21 de junio- Manuel Ángel y Rodrigo, conductores del espacio Galanes de Radio se reunieron con la directiva de la emisora. Ya casi era una decisión tomada.
Galanes de Radio comenzó a transmitirse en enero de este año de 11 de la mañana a 2 de la tarde. Fue un concepto creado por la dupla Redondo y Lasarte (recién “importado” a La Mega) que contaba, además, con Iván Zambrano como guionista. Los dos locutores se entendieron desde el principio, las cosas fluían, contaron con la “bendición” de Raúl Amundaray -histórico galán de la farándula vernácula- y llegaron a tener cerca de diez anunciantes. Es decir, el experimento estaba dando buenos resultados.
Hasta que ese día el organismo que regula las telecomunicaciones en el país le comunicó oficialmente a la emisora sobre “la apertura de un proceso administrativo sancionatorio” porque sus muchachos habían incurrido en violaciones a la Ley Resorteme al decir cosas que no se deben decir en horario supervisado. Cosas como la palabra “maldito”, por ejemplo.
Hasta ahí llegó la historia de Galanes de Radio, que terminó de manera formal con un comunicado público presentado el 4 de julio. Y después de una década de trabajo en La Mega, Manuel Ángel Redondo decidió no continuar en la programación en vivo, algo que anunció a través de su cuenta de Instagram con un texto que incluye una cita bien cargada: “Es mejor quemarse que apagarse lentamente”.
– Aclaremos un punto básico: ¿Galanes de Radio salió del aire por una decisión de Conatel o de La Mega? – Por decisión exclusiva de la emisora. La ley no exige que despidas o que saques a nadie de la programación. La ley abre un procedimiento que te obliga a presentar unos alegatos y a defenderte. Y como parte de ese proceso La Mega tomó una decisión política, no enmarcada en lo legal, de sacar al programa del aire. Y si me preguntas, es una decisión entendible.
– Es común que mucha gente piense que Conatel decide que tal o cual programa salga del aire y eso no es necesariamente así… – Incluso medios de comunicación lo han informado así.
– En realidad lo que establece Conatel en estos casos son sanciones administrativas contra la empresa, que cuestan dinero. Y a eso se reduce buena parte de este problema. ¿Así que se podría decir que la emisora trata de salvarse de una sanción pecuniaria sacrificando al programa? – Sí, totalmente. Es parte del proceso de negociación que tiene que pasar la emisora si quiere mantenerse al aire, que es la política principal del Circuito Unión Radio. Y como dije, lo entiendo. No quisiera estar en la posición de tener que tomar decisiones de ese calibre. La política de Unión Radio es mantenerse al aire, es surfear la ola, es ocupar los espacios, es mantener los puestos de sus cientos de empleados y eso es más importante que un nombre o que un programa de radio. Y es entendible.
– Es una decisión de supervivencia… – Sí, lo es. Ahora bien, a título personal y pensando como alguien que quiere seguir trabajando en los medios y en el entretenimiento, no es una política que yo quiera seguir. Aunque la respeto y la entiendo, jamás quisiera estar en los zapatos de quienes tienen que tomar esas decisiones.
– A diferencia del caso contra Calma Pueblo (septiembre de 2017) esta vez Conatel no solicitó medidas cautelares para suspender temporalmente al programa, cosa que ya de por sí constituye censura previa, aunque esa es otra discusión. Aquí la emisora decide autocensurarse para, como dices, salvarse como empresa. ¿Ustedes tuvieron acceso al oficio que Conatel envió a la emisora y en el que se supone debe demostrar con ejemplos concretos cuáles fueron las supuestas violaciones a la Ley Resorteme? – Sí, tuvimos la oportunidad de leerlo y digerirlo.
– ¿Y qué presentó Conatel como muestras de sus violaciones a la norma? – En su mayoría eran chistes de doble sentido. Nada memorable y ni siquiera nada político. Mencionamos la palabra “maldito” un par de veces… Pero creo que en líneas generales esto tiene un trasfondo político más que una base legal. Y lo que hace el Gobierno tiene un nombre: es paternalismo de Estado como mecanismo de censura. Se trata de utilizar como excusa el interés superior de los menores de edad para sacar de espacios a personas que no estén de acuerdo con su ideología política. Eso es básicamente lo que está pasando y es lo que también sucedió con Calma Pueblo.
– El programa, sin embargo, no tenía mayor contenido político. O al menos ustedes no asumían una posición tan frontal como Calma Pueblo… – Sin duda no era tan frontal porque ya existía el precedente de Calma Pueblo. Pero utilizábamos la actualidad noticiosa en clave de comedia y cuando vives en Venezuela y utilizas la realidad para hablar y hacer comedia, obviamente siempre vas a tocar temas que pueden resultar incómodos. Y en ese sentido, nosotros hablábamos con total libertad.
– ¿Frente a qué perspectivas nos deja esto? ¿A que la radio venezolana vaya silenciando este tipo de espacios y se uniforme hacia una programación más musical? – Creo que eventualmente es lo que va a tener que pasar si quieren mantenerse al aire y quieren mantener los espacios. Si analizamos los precedentes que ha tenido el Gobierno contra los medios de comunicación y contra la libertad de expresión creo que parece apuntar a que todos los caminos llevan al mismo lugar: el de Rctv, el de las 54 emisoras que sacaron del aire el año pasado, los 8 canales de televisión, los 17 periódicos que salieron de circulación… El camino es más largo pero lleva al mismo destino si no te alineas o si no cedes más de lo que estás dispuesto a ceder.
– Para precisar otro asunto: el procedimiento abierto por Conatel contempla la posibilidad de que ustedes y la empresa presentaran argumentos en su defensa. ¿Se ha hecho? – Sí, tengo entendido que la radio lo está haciendo.
– ¿Ese procedimiento sigue en curso o ya se detuvo con la salida del aire del programa? – Tengo entendido que sigue en proceso y que la radio tuvo que defenderse con sus abogados.
– Pese a la salida del aire del programa, entonces, el riesgo de sanción por este caso en particular continúa latente… – Sí. Y lo que me parece más peligroso es que la Ley establece que se necesitan tres procesos de este tipo para retirar la concesión. Y en el caso de La Mega van dos. Y sabemos que tampoco es que han necesitado muchas excusas para retirar concesiones antes. Y sabemos también que la gran mayoría de las radios tienen las concesiones vencidas desde hace bastante tiempo.
– Ese es el punto por donde Conatel tiene agarradas a todas las emisoras y en particular al Circuito Unión Radio: no renovar las concesiones. Dices que ha habido dos procesos previos, pero ¿esos procesos se han completado hasta llegar a una conclusión con su respectiva sanción? ¿O se ha negociado algo a cambio de dejarlos sin efecto? – No sabría decirte. Pero capaz que otro mecanismo de presión es no cerrar nunca esos procedimientos.
– ¿Qué te ves haciendo de ahora en adelante, aparte de dormir un poco más? – Estoy trabajando en la nueva temporada de “Pero tenemos patria”, que espero salga próximamente. Sigo trabajando con la Fundación Nuevas Bandas y con mucho esfuerzo estamos organizando otro Festival este año, aunque no tengo idea de cómo lo estamos logrando. Y de data reciente he empezado a hacer stand-up comedy, que es algo que estoy disfrutando bastante, algo que siempre quise hacer y a lo que le tuve una especie de miedo mezclado con orgullo. Es una sensación muy fea porque me daba miedo montarme en una tarima a expresar ideas tan personales y al mismo tiempo quería hacerlo de una, montarme en la tarima, partirla y ser el carajo más arrecho del mundo. Eso es básicamente imposible, pero me tomó un tiempo darme cuenta… Y montarme desde cero me lo estoy tripeando bastante. He fracasado un par de veces, me ha ido bien en otras oportunidades y me la estoy gozando full, así que es algo que haré bastante. Ahora bien, quiero hacer algo en Internet, quiero crear un producto. No sé si un web show o un podcast, pero quiero hacer algo en Internet que es donde está el futuro. De hecho, El Ruido no solo sale en La Mega los domingos sino que está disponible como podcast en mixcloud.
– Según has contado a través de tus redes, La Mega intentó convencerte de que te quedaras en la programación de la emisora. En este contexto y después de este asunto con Conatel, ¿qué te ofreció La Mega? ¿Qué tipo de cosas ibas a poder hacer en la radio? – Precisamente con base en eso tomé mi decisión de retirarme. Hubo ofertas de crear un nuevo tipo de trabajo, de quizás pasar a algo que es de donde yo vengo que es la radio musical, de reinventarme… Nunca hubo una propuesta concreta sobre la mesa, pero sí hubo muchas posibilidades que discutimos. Yo analicé la mayoría de los escenarios y entendiendo el precedente de Conatel, no creí que me fuesen a colocar en el mejor horario, o que me dieran la libertad para poder desarrollar de nuevo actualidad noticiosa basada en comedia. Y tampoco me veía haciendo de nuevo un equipo de trabajo desde cero. Yo estaba tripeando muchísimo lo que estábamos haciendo con Galanes de Radio, creo que era un programa que tenía un buen concepto, una buena producción, buenos guiones y tenía una buena química con Rodrigo. Empezar de cero a crear un nuevo concepto que pudiera después salir o no del aire, es algo que no quería hacer. Retroceder a la radio musical, tampoco era algo que quería hacer porque me sentiría sumamente estéril yo en este momento del país saliendo todos los días a decir “epa mi pana, ¿escuchaste la nueva canción de Tame Impala? Está buenísima”. Y analizando el tiempo que estuve en La Mega -pasé 10 años allí e hice radio musical de noche; estuve en el prime time, estuve a mediodía, hice radio de comedia, compartía al aire con gente a quien respeto y quiero muchísimo- creo que entonces ya era momento de cerrar un ciclo y comenzar a pensar en otras cosas.
– 10 años es lo mismo que decir que tu formación en este oficio fue en La Mega. Estás dejando tu casa… – Es agridulce. Sin embargo, ha sido un divorcio amistoso en el cual todavía tenemos la custodia compartida de ciertas cosas porque si bien ya no estoy en la programación en vivo, sigo siendo la voz de la radio. Tengo entendido que lo voy a seguir siendo por un tiempo indefinido. Y también tengo un espacio grabado, de una hora de música una vez a la semana, que es El Ruido (domingos a las 5 pm). Así que sí, es una sensación agridulce, pero siempre he creído en eso de que “chivo que se devuelve se esnuca” y la perspectiva de hacer algo nuevo me llama la atención, me da como queso esa reinvención.
– ¿Que permanezcas ligado a La Mega se puede interpretar como que no existe una persecución dirigida específicamente contra ti? – No sabría decirte que sí o que no. Siempre ha sido una sospecha porque todos saben que varios de mis trabajos en Internet son muy críticos, aunque estén todos basados en la comedia y en el humor. Nunca recibí una amenaza directa que me hiciera pensar algo sobre eso, pero sin duda no creo que sea la persona que le cause más comodidad al Gobierno en cuanto a estar al aire en una programación en vivo y en una emisora con tanta difusión como La Mega.
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