Opinión

Desde orgías hasta monogamia, ¿qué es “normal” en el sexo?

Con este texto te presentamos a Astrid Salazar, Magister en Orientación sexológica y terapeuta de parejas. Esta es su primera colaboración para @Ub_Magazine. Desde ahora en adelante tendrás un espacio para leer y aclarar dudas sobre tu vida sexual.

TEXTO: ASTRID SALAZAR (@ASTRIDSTEPHANYS) | FOTOGRAFÍA: HÉCTOR TREJO.
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Una de las preguntas más frecuentes, desde que obtuve el título como orientadora en sexología, están relacionadas con la “normalidad” de sus conductas sexuales ¿Hasta cuándo es normal tener sexo? ¿Cuántas veces es normal tener relaciones sexuales? ¿Es normal querer con todas? ¿Es normal tener sexo con otras personas que no sea tu pareja formal? ¿Es normal masturbarse a diario?

Todas estas interrogantes llevan como común denominador, la palabra “normal”. Entonces, ¿qué es normal en el ámbito de la sexualidad humana?

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En sexología tratamos de no utilizar el término “normal” o “anormal” para referirnos a las conductas sexuales de los humanos. Puesto que lo normal o anormal va a obedecer siempre a los parámetros socioculturales. Las normativas sociales, muchas veces interfieren a la hora de ejercer nuestras conductas sexuales. Por consiguiente una cosa será lo que deseamos realizar en nuestras actividades sexuales y otra cosa, muy diferente, la que nos autoriza la sociedad.

Sin embargo, basándonos en los enfoques doctrinarios de la Escuela de Bianco, el criterio de normalidad de las sociedades se establece en siete variables; estadística, tradicional, filosófica, legal, ética, religiosa y moral.

Todas estas variables responden a lo que es permitido o prohibido. Pero es la variable estadística la más utilizada para indicar si una conducta es “normal” dentro de la sexualidad.

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En varias oportunidades, las personas me señalan, por ejemplo, que al ejercer la función sexual con su pareja lo realizan donde “normalmente lo hacen todos”, a lo cual les pregunto: ¿Dónde es normalmente?, para ellos es en la cama. Estadísticamente se conoce que el lugar más común para ejercer la función sexual es la cama, por eso para la sociedad lo “normal”, va a la par con lo que más frecuentemente se haga, y de esta forma, sea aceptado.

Aunque, y muy en contra de las normativas sociales, se observan casos de personas quienes no se dejan llevar por las reglas socioculturales, sino más bien por sus propias ideologías o gustos. Cayendo muchas veces, en errores de conceptos los cuales parten de ideas irracionales que se transforman en hábitos. Trayendo consecuencias legales, como ser detenidos y juzgados por actos lascivos en público. En tal sentido, aunque la sexualidad sea una necesidad, la norma social indica dónde, cuándo, cómo y con quién debe hacerse.

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Aun así, es necesario recalcar que, existen parejas las cuales manejan el mutuo acuerdo en sus prácticas sexuales, dejando de un lado estas normativas sociales. Debido a que, simplemente, no encajan en el sistema convencional de una sociedad, y buscan solo satisfacer sus necesidades, porque así lo demanda su cuerpo, su organismo, sus acuerdos, a pesar de ir en contra de la norma social.

Estas prácticas de mutuo acuerdo son alcanzadas por personas adultas, conscientes de que la sexualidad se puede vivir a plenitud, más allá de las restricciones sociales y que lo “anormal” no siempre es sinónimo de inadecuado. Sin embargo, como se dijo anteriormente si nos descubren podría atentar contra nuestra integridad ética, moral e inclusive legal.

El sexo según las culturas

Las normas varían ampliamente de una cultura a otra y dentro de una cultura, varían según los espacios y los tiempos. Es así como en la antigua Roma algunos emperadores como Calígula sostenían que no había impedimento para tener relaciones sexuales grupales.

También, se considera “normal” que en la tribu de los Aranda en Australia Central, se inicia los ritos matrimoniales sometiendo a la novia a una noche con los parientes del marido.

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Así como en algunos pueblos de Papúa (Nueva Guinea) creen que los hombres son hombres por su semen, y que la mejor manera de obtenerlo es succionarlo de alguien que disponga de reservas del mismo. Por tanto, es “normal” el sexo orogenital entre hombres como ritual, y por esta razón hay clubes destinados para esto.
Desde estas variantes, se confirma que nuestros límites en las conductas sexuales que emitimos siempre serán juzgados por la sociedad donde nos desenvolvemos como conducta socialmente aceptada o conducta socialmente rechazada.

Por este motivo, nuestras conductas sexuales deberían estar determinadas con otros términos, alejándonos de lo “normal” o “anormal”, para que no quebrantemos la objetividad de nuestro comportamiento, y de esta forma, no se vea reducida la expresión sexual de los seres humanos.

Si nuestra conducta nos garantiza un mejor desenvolvimiento con nuestro entorno, tendremos un estado emocional con menor angustia y reducido de estrés. En este sentido, mientras los conflictos tanto internos como externos sean menores y, ese comportamiento nos genere una vida sana llena de tranquilidad, -sin dañar a terceros- estaremos bajo la presencia de una conducta sexual funcional, el cual es el objetivo a lograr, siempre.

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Astrid Salazar | Instagram: astridstephanys | Twitter: @astridstephanys

Poeta, editora, sexóloga, docente y directora de Ediciones Dirtsa Cartonera nacida en Maracay. El poema es su lugar y la poesía el camino que transita. Piensa que la vida es más llevadera si tiene una dosis de café diaria

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