Venezuela

Luisa Ortega, Maduro, Carreño... ¿quién es el loco?

¿Quién no recuerda a Joaquín Phoenix como el perverso Commodus de Gladiador, o  los delirios de Forrest Withaker como Idi Amin en El último Rey de Escocia? El poder como motor de transformación al lado oscuro de la fuerza tiene una larga tradición en el cine y la literatura. En este post revisamos algunas cintas clave sobre este complejo proceso en la historia de la humanidad y su cercanía con la actual realidad venezolana.

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Los griegos lo identificaron rápidamente. Le llamaban hybris. La palabra era usada para definir desmesura, es decir, todo lo que sobrepasa una justa medida y como sinónimo del orgullo y la soberbia. Bruno Snell (1896-1986), filólogo clásico alemán, asegura en el libro «El descubrimiento de el espíritu» que la hybris es el primer enemigo de la democracia.
El ensayista y poeta Rafael Argullol hace referencia a la idea de Snell en un artículo de El País de España. Al analizar el fracaso de las utopías y, por ende, los intentos de sistemas políticos más justos y el triunfo del capitalismo, escribe: «Tengo para mí, sin embargo que esta opción nos traslada a una falsa libertad, pues al no ejercer la democracia el suficiente control sobre la desmesura cualquier minoría puede acabar estableciendo un poder oligárquico. A este respecto, la gran educadora de la democracia ateniense, la tragedia, expresaba ideas robustas que se reflejan perfectamente en las obras de Esquilo o Sófocles. La hybris -traducible por desmesura- era la fuerza contraria al equilibrio que debían buscar tanto el individuo como la sociedad».
De hybris sufrieron Agamenón, Creonte y Edipo Rey. Se decía que estos sentimientos de «pasiones exageradas» eran promovidos por Ate, la diosa de las acciones irreflexivas. Un proverbio griego dice: «aquel a quien los dioses quieren destruir, primero lo vuelven loco». De allí que en 2009, David Owen y Jonathan Davidson utilizaran el término para publicar en la revista Journal of Neurology el artículo «Síndrime de hybris: ¿un desorden de personalidad adquirido? Un estudio de los presidentes de los Estados Unidos y los primeros ministros del Reino Unido a lo largo de los últimos 100 años».
Owen ejerció la medicina como neurólogo y psiquiatra antes de iniciar una carrera como diplomático. Militante del socialismo, fue ex canciller del Reino Unido y actualmente ocupa una banca en la Cámara de los Lores. Davidson es psiquiatra y se especializa en la ansiedad y en el estrés en la Universidad de Duke. En el artículo ambos afirman que la hybris es el lado oscuro del liderazgo. Tal teoría alimentaría el libro «The Hubris Syndrome: Bush, Blair and the Intoxication of Power», una delicia para la izquierda y una herejía para la centroderecha, que culpa a la obra de llamar «locos» al expresidente norteamericano y al primer ministro británico.
Owen y Davidson hacen énfasis en el término síndrome y no utilizan la palabra «loco», que además ha sido execrada de los libros de medicina. Los autores viajan del pasado al presente para explicar, entre otras cosas, las motivaciones para invadir Irak, por ejemplo. A modo de conclusión, los autores identifican que los problemas de las sociedades están vinculados a los trastornos físicos y sicológicos de sus líderes.
Desconocemos si Pedro Carreño, diputado de la Asamblea Nacional y militante del PSUV, ha leído a Owen y Davidson, pero molesto por las recientes declaraciones de la fiscal general, Luisa Ortega Díaz, solicitó el pasado 13 de junio al Tribunal Supremo de Justicia una revisión médica de la funcionaria: «A todas luces se evidencia que esta señora no está en sus cabales, no está normal, no soy experto en la materia, entonces lo que procede es pedir al Tribunal una junta médica que confirme su insania mental, que no es otra cosa que declarar su incapacidad para el cargo».
Carreño cuenta con un historial de interesantes declaraciones. La más recordada sucedió en 2000, cuando denunció que los decodificadores de DirecTV, empresa de televisión  por cable, eran armas de espionaje. «Se llama DirecTV, donde tenemos un video metido en nuestra casa, donde tenemos un grabador en nuestra casa y nos toman un video y nos graban», dijo durante un debate en el parlamento.

¿Podría proceder la propuesta de Carreño? No existe un amplio historial sobre políticos o funcionarios que hayan sido apartados de sus cargos por problemas de salud mental. En Latinoamérica el caso más conocido fue el de Abdalá Bucaram, a quien el congreso de Ecuador destituyó por «incapacidad mental para gobernar». En Venezuela, gracias a Francisco Suniaga y su brillante novela El pasajero de Truman, recordamos a Diógenes Escalante. El candidato presidencial del Partido Democrático Venezolano para las elecciones de 1946 fue retirado de sus funciones luego que una Junta Médica, conformada por Rafael González Rincones, Vicente Peña, Miguel Ruíz Rodríguez y Enrique Tejera, certificase que había perdido la razón.
¿Cuál habría sido el diagnóstico de esos doctores si hubieran escuchado a un presidente contar que Hugo Chávez Frías se le apareció en forma de pajarito? ¿Qué habría pensado una Junta de un mandatario que le consulta a unas vacas si le acompañarán en el proceso constituyente?

Como fuere y a modo de aporte cultural, presentamos 7 películas que tocan la hybris o el deterioro físico y sicológico de personajes que se enfermaron de y por el poder.
7- Calígula

Es un filme con un elenco maravilloso, que incluye al gran Malcolm McDowell (La Naranja Mecánica), Peter O’Toole y la hermosa Helen Mirren. Lamentablemente las diferencias entre el director y el productor,  Tinto Brass y Bob Guccione, produjeron una primera cinta con demasiado énfasis en lo erótico (que se ampliaría en una versión sin censura), alejándose del documento histórico.
Según Brass, la idea era hacer «una epopeya sobre la orgía del poder, no sobre el poder de la orgía». En todo caso quedan retratados los excesos y la tiranía de Calígula tras asesinar a Tiberio.

6- La ley de Herodes

Una de las más brillantes películas sobre el proceso de transformación de un humilde trabajador en tirano. Es ficción, pero explica perfectamente la dictadura del PRI en México. La cinta estuvo a punto de no salir a la luz por la censura que imperaba entonces.

5- Gladiador

La ganadora de 5 premios Óscar no necesita mayor presentación. Simplemente recordamos la brillante interpretación que hace Joaquín Phoenix como el enfermito y abusador Lucio Aurerlio Cómodo Antonio, emperador del Imperio Romano entre 177 y 192. La historia le atribuye el poco honorable paso del «reino de oro y plata» al de «óxido y hierro».

 4- Elvis y Nixxon

La historia quedó registrada en una foto: Richard Nixxon, un presidente conservador cuya popularidad estaba en picada por la guerra de Vientam, se da la mano con el rey del Rock and Roll, Elvis Presley. ¿Por qué se dio este encuentro? Esa es la especulación en esta comedia, interpretada por dos magníficos actores: Michael Shannon y Kevin Spacey. Tratándose de dos figuras muy importantes, podemos observar en el filme cómo cada uno actúa de manera descabellada solo por seguir influenciando a su entorno.

3- El último Rey de Escocia
Basado en el libro de Giles Foden, Kevin Macdonald dirige una obra memorable que le permitió al polifacético Forest Whitaker imponerse como mejor actor en 2007. Si bien el personaje que narra las psicopatía del dictador africano Idi Amin Dada es ficticio, la mayoría de pasajes están basados en hechos reales.

2- La Fiesta del Chivo

Luis Llosa se encarga de llevar a la gran pantalla el libro de su primo, Mario Vargas Llosa. Si bien el resultado no es tan satisfactorio (siempre es complicado llevar la letra a la imagen), es una cinta obligada para repasar una de las dictaduras más sanguinarias del sigo XX. La represión, la violación de los derechos humanos y la opresión de millones de personas por el capricho de un militar devenido en «político» tienen en Rafael Leónidas Trujillo a uno de sus mayores representantes.

1- La locura del Rey Jorge

Se llama porfirias a un grupo de enfermedades metabólicas causadas por deficiencia de enzimas, necesarias para la biosíntesis de un componente de la hemoglobina, la esencia de los glóbulos rojos. Científicos modernos aseguran que esta fue la causa de los desórdenes mentales que sufrió Jorge III, representados de manera brillante en esta comedia negra. La película funciona de diferentes maneras. Al principio parece un estudio de la precariedad de la medicina de entonces, pero luego se convierte en una metáfora de la debilidad de la monarquía ante el avance del Parlamento inglés.

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